El primer amor nunca funciona

Luces en el cielo

Perdí una semana escolar por mi identificación, pero al menos volví a Corea como todo un adulto. Además de escapar de los enredos amorosos de mis antiguos amigos de la secundaria y de que Shin me pasara todos los apuntes de mi semana perdida, no sucedió algo interesante. La segunda semana de agosto decidí dármela como descanso; me divertía no trabajando dentro del aula y perdía mi tiempo conversando con Shin sobre cosas estúpidas y triviales, entre una de esas conversaciones conseguí uno de los perfiles de las redes sociales de Jung y como cualquier persona hace casualmente, revisé en clases de Biología lo que publicaba; incluso llegué a publicaciones de hace tres años, pero no sólo me enteré de cómo había cambiado tanto físicamente como en sus gustos, también supe la fecha de su cumpleaños. No faltaba mucho, una semana o menos. 

—20 de agosto, ¿qué voy hacer? Su cumpleaños está a la vuelta de la esquina.

Pensé en voz alta y de pronto fui rodeado por Shin, quien acercó su banca y también por algunos otros compañeros cercanos a mí; no presté atención a lo que me decían.

No sé en qué momento Jung y yo habíamos cruzado miradas, pero juro, juro que su mala cara y sus ojos amenazantes, me habían hecho perder la noción de donde estaba. 

Conociéndolo, quizá querría golpearme o insultarme por estarle viendo, ¡pero no era algo que pudiera controlar! Y tampoco creo que sus golpes me duelan. Simplemente me dediqué a verle por más tiempo, esperaba alguna reacción de él, al menos hasta que Shin me sacudió.

—¿Qué estás viendo que te mantiene tan ocupado? ¿Miras a Jung?

—¿Eh? ¡Para nada!

—Estás viendo a Song Jung— Shin cantó burlonamente.

—Claro que no, bueno...

—¿Te gusta?

—Quiero hacer algo para su cumpleaños, pero no sé qué puedo hacer... quiero que sea algo especial.

Ambos miramos a Jung por unos segundos.

—Creo que es algo complicado regalarle a una persona como Jung— comentó Shin.

—Sí... pero eso no va detener mi meta y creo tener una idea.

Me levanté de mi banca y salí de clases a pesar de que aún no terminaban, tampoco me detuve a escuchar los regaños del profesor. Caminé lo más rápido posible al salón del club de Biología y cerré la puerta. No tenía idea de lo que iba hacer ahí, pero haría algo para Jung. Me acerqué al escritorio y miré todo lo que había sobre este; hojas, bolígrafos, lápices... ¿es que iba hacerle un dibujo con todo eso? Me parecía infantil esa idea, es estúpido y tampoco sé dibujar.

Hace un momento tenía una idea de lo que quería hacer y de pronto ¡se esfumó!, Entonces rasque mi cabeza fuertemente con ambas manos, como si eso fuera a regresarme la idea, pero otra entro de golpe: una fiesta.

Sé que Jung no es fanático de las fiestas, ya que es muy ermitaño, pero si invitaba a personas de su agrado, podría pasárselo bien.

Cuando estuve a punto de comenzar a escribir algo me detuvo, la incógnita de cómo se escribía "fiesta" en coreano. Podía usar Google traductor, pero eso no me aseguraba que lo escribiera bien. El plan B sería invitarlos por las redes sociales y el plan C sería en persona.

Ejecuté mi plan durante los días que faltaban para su cumpleaños, tanto el A como el B. Pude rentar una cabaña frente a un hermoso lago para poder hacer la fiesta, todo parecía ir bien y muchos de los compañeros de los que creí adecuados para invitar, aceparon. ¿Qué podría salir mal? Sólo faltaba que Jung aceptara venir conmigo. 

La mañana de su cumpleaños me levanté temprano, aún creía recordar la dirección de Jung, así que salí de casa poco después de haber desayunado y me dirigí a su hogar en transporte. En el transcurso del camino saqué mi móvil para recordarle a Hye el no faltar y ella como respuesta dijo "Ok. Te espero".

Tras llegar al paradero de Jung, me detuve frente a su puerta y miré el timbre, desposando un suspiro. Había llegado demasiado lejos como para dejar que los nervios que sentía se transformasen en cobardía. No por nada había planeado todo eso. Antes de tocar el timbre, el tono de mensaje de mi celular sonó y miré desde la barra de notificaciones, era Gu Seong-jin, la mano derecha de Jung en el club y posiblemente su mejor amigo después de mí. El mensaje decía: "Perdóname Lee, tengo que faltar, mi madre se puso muy mala". Bueno, sólo era un miembro del club, no pasaba nada si no venía.  No dejé que eso me detuviera y toqué el timbre con un tembloroso pulso. 

—¿Quién es? — se escuchó desde la bocina del timbre una masculina voz.

—Soy Lee Ryan.

—¿Vienes por la tarea?

—¿Qué? ¡No! Jung, necesito hablar contigo en persona. 

Una risilla fue la respuesta que recibí de su parte. Jamás lo había escuchado reírse, fue... fue único ese momento, algo que quisiera escuchar por segunda, tercera, cuarta, milésima vez, como si fuera una canción de la que recientemente me he obsesionado. 

De pronto la puerta se abrió, en mi campo de vista se hacía presente Jung notoriamente... ¡¿más alto?! Abrí los ojos como si hubiera visto un duende y alcé la voz.

—¡¿Jung?! ¡¿Por qué estás tan alto?!

—¿Jung? — preguntó el gran Jung, seguido de una carcajada— ¿Dónde me ves la cara de Jung?

—¿Entonces no eres Jung...?

—Jamás sería ese amargado. Soy Song Jiang, el hermano mayor de Jung.

—Jung me habló una vez de ti.

Los ojos del muchacho con similar apariencia a la de Jung se iluminaron, poco después gritó como si recientemente hubiera visto alguna clase de cachorro irresistiblemente adorable, o bien, femeninamente. Si no fuera por las experiencias que he tenido con los fanáticos de mi familia o mis propios fans, estaría completamente desconcertado por eso, pero no; no hacía falta recibir explicaciones, sabía por qué lo hizo.

—¡Realmente soy el fan número uno de Lee Sun Hee! ¡Tú eres el hijo de ella! ¡¿Verdad?! ¡No! ¡Es algo que es fácil de responder!




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