El día del festival finalmente había llegado. Todo estaba listo para dar inicio a la gran celebración. No sólo faltaba yo que llegara al festival, Gong Yon y Nang Soo me dijeron por mensajes que Lee Ryan tampoco había llegado.
La razón de mi retraso fue porque atrapé a la enferma de Kim Young Mi guardo cartas para mí en mi buzón; esas cartas donde narraba sus asquerosas, pero para ella las mejores fantasías a mi lado. Realmente era aterrador, eso que ella hacía había llegado demasiado lejos. No entiendo cómo fue que comenzó siendo un amor de ilusión y terminó en una locura desequilibrada.
Kim Young Mi no venía desarmada; traía en su mano izquierda un altavoz y lo encendió, para posteriormente hablar en él.
—¡Serás mío para siempre amor mío, mejor ríndete de una vez, y sellemos nuestra pasión con un profundo beso!
—¡Estás enferma! — Exclamé desde la puerta de mi residencia— ¿A esto le dices quererme? ¿Qué clase de chica no le permite a su amor platónico salir de su propia casa sin antes asustarlo? ¡Basta de esto! ¡Quiero salir de aquí!
En ese momento deseaba que algo insignificante me sacara de ahí o se llevara a Kim lejos para poder correr lo más rápido a la escuela y en efecto, algo insignificante llamó mi atención auditiva.
—Te creí más formal siendo el presidente de nuestro club— dijo Lee Ryan quien pronto se paró al lado de Kim—. Cada día me sorprendes más.
Me avergonzaba la llegada de Lee Ryan y demasiado, sin embargo, a su vez hacía que mi corazón comenzara a palpitar rápido. Mis mejillas se sintieron tan calientes que fue inevitable ocultar lo rojas que estaban desviando la mirada. Posteriormente escuché el sonido del flash de la cámara de Kim Young Mi.
—¡Si pudiera salir de aquí créeme que mi puño quedaría incrustado en tu rostro...!
—Shut up, boy ¿no vez que estoy salvándote?
Lee Ryan, atrevidamente, ignorando mis amenazas, caminó hasta donde yo estaba. Sin titubear, rodeó mi cintura y comenzó a caminar. Tengo que admitirlo, estaba más rojo de lo que anteriormente estaba.
Entonces levantó su mano libre y alzó la voz.
—Mi novio Jung me invitó a salir en una cita y luego me llevara a comprar unos cuantos atuendos para nuestro viaje a Busan.
Clavé mi mirada en él y fruncí el ceño. ¿Qué estaba planeando con esa estupidez? ¡Mi orgullo! ¡Nunca dije que iría con él a una cita! ¡Ni siquiera le pedí ayuda! Pero por otra parte... ¿está bien que admita que esto me gustaba?
—¿Que fue toda esa farsa? ¿Novios? ¿Cita? ¿Comprarte regalos y un viaje?
—De nada Jung, que educado eres.
—¿Y justo tú me darás lecciones de buenos modales? No me hagas reír.
—Si quieres reírte de algo, mejor recuerda cuando un nerd llorón no salía de su propia casa por temor a una simple niña fastidiosa.
—Mientes, no estaba asustado.
Discutimos sobre lo anterior todo el camino a la institución y cuando finalmente llegamos a la entrada de Mangjeol, nos detuvimos. Lee Ryan y yo intercambiamos miradas y un cuarto de segundo después, ese estúpido norteamericano me pidió parar mi orgullo por un momento, con la finalidad de llevarnos bien sólo por ese día. Por alguna razón accedí sin dificultades a su petición, creo que quería pasar tiempo con él.
Me propuso comenzar agradeciéndole que me salvó, no obstante, antes de terminar mi agradecimiento, me interrumpió; haría todo lo que él quisiera durante todo el festival, bajo la amenaza de que le contaría a todo el consejo estudiantil y al club de Biología sí no lo hacía.
—Estoy a sus órdenes... miserable idiota.
—Buena elección, enano cobarde.
Le Ryan sonrió de oreja a oreja y tomó mi mano. Con destreza corrió hacia los baños masculinos y al entrar, sacó de los cubículos un par de trajes, para ser precisos, los de nuestro evento.
—¿Qué intentas? — pregunté.
—¡Seamos los primeros abrir el evento!
—¡Ni lo pienses!
—¡Dijiste qué harías lo que yo quisiera!
—Pero no una idiotez así.
—Entonces llamaré a Yon, ella debe estar con todos, supongo que no tardará en decírselos a cada uno del club y el consejo se enterará también,
¡Me enfadaba que tuviera poder en mí! Le arrebaté el vestido junto a las zapatillas y de mala gana entré a un cubículo. No pude creer que en serio iba hacer lo que ese idiota me pidió. Lentamente comencé a desvestirme y antes de colocármelo, lo observé; ¿en serio iba a caber ahí? Era un vestido diseñado para un cuerpo femenino. Debido a mi complexión delgada y escuálida, logré entrar sin dificultades en ese apestoso vestido, luego Lee me pasó el velo de novia por arriba de la puerta.
—¿Estás por salir?
—¡No!
—¡Vamos, sal! El evento no puede demorar más.
Sostuve la manija del cubículo, pensando demasiado en lo que sucedería después de salir. Rezaba que las personas que asistieran, no se percataran que era yo con ayuda del velo de novia. Entonces abrí la puerta y caminé fuera del cubículo, Lee Ryan me vi de pies a cabeza, cada vez agrandando aún más el tamaño de sus ojos y cuando cruzamos miradas, pude notar el rubor de sus mejillas. Supongo que yo también estaba así.