El primer amor nunca funciona

La tormenta en mi interior

¿Qué es esta sensación de calidez en mis mejillas? ¿Estaré avergonzado? ¿Por qué? Hay algo extraño en mi interior... por alguna razón, mi vista se nubló por algunos instantes. Cuando retomé la conciencia sobre mis actos resultó que, mis labios fueron sellados por los de Lee Ryan, frente a todos.

En ese momento me hubiera gustado gritarle algo como "¿¡Que haces idiota?! ¡Quiero moverme! ¡Mi reputación! ¡Mi dignidad! ¿¡En donde crees que estamos?! ¡Es un escándalo!", pero soy un cobarde.

Ocultaba mi rostro de la vergüenza entre las sábanas, haciendo una remembranza de todo el evento, no obstante, el momento que más se me hacía presente en la cabeza y era imposible de eliminar por tan solo un minuto, era el beso robado por mi ex rival, Lee Ryan. ¿Por qué tuvo que pasar todo esto?, ¿Por qué tuve que corresponderle?, ¿Por qué mejor no solo desaparezco?

Intenté aprisionar mi dolor en las almohadas, apegando mi rostro en ellas, creyendo la idea de que nunca más mi eminente orgullo sería respetable durante mi vida en el instituto, por lo pronto, no soy más que un motivo de burlas. Fue la noche más extensa que pude haber tenido. Negaba la realidad a duras fuerzas. No podía permitir encontrarme acorralado, por culpa de un beso arrebatado. Era un problema.

¿Porque se lo permití? No es importante para mí, ¿por qué debería interesarme? Sé que está divirtiéndose con todo esto, puesto que no le bastó con quitarme a la chica que alguna vez amé o hacerme quedar en ridículo en nuestro primer festival, y por ello me saca todo el renombre que he ganado durante casi dos años, con uno de sus mediocres besos. Es todo lo que soy para él, un juguete y nada más.

Estaba al borde de dejar caer una lágrima y todos mis intentos por contenerla dentro de mí, aunque hiciera borrosa mi vista, fueron en vano; esa agria lágrima mojó parte de mi almohada.

¿Por qué tuviste que quitarme mi hombría? No imaginas lo que te buscaste Lee... ¿por qué me duele? Mi corazón ha estado palpitando a una velocidad más rápida de lo normal desde que me... ¡ése idiota! ¿Cómo fue que llegué a sentirme así de miserable?

Nuevamente volví al pasado, desde el momento en que ese suave beso entre los dos, fue acabado por mí.

Tengo que reconocer que había una alta posibilidad de que mis mejillas se hayan teñido de rojo, porque aún podía sentir, no por segunda o tercera vez, cómo mi cara estaba ardiendo. ¿Por qué un beso de un chico puede hacerme sentir así? Qué vergüenza.

Ni siquiera supe cuál era la expresión de ese chico extranjero y mucho menos las de mis compañeros, lo único que recuerdo que pude escuchar eran los murmullos de los espectadores, que, con exactitud, no podría revelar lo que dijeron tal cual.  Sólo me importó salir corriendo lo más pronto posible de aquel espectáculo después de que Lee Ryan salió del aula. Incluso entre la multitud pude visualizar a esa chica que antiguamente fue mi primer amor.

Después de volver a mis prendas estudiantiles y haber salido del instituto, acelerado, recuerdo haber llegado a ese hermoso sendero al que tanto me gustaba caminar para llegar a mi casa, a pesar de ser uno de los caminos más largos. Aún era temprano, los rayos del sol atravesaban algunas hojas de los árboles, y éstas, bailaban la melodía de un tenue viento. Los minutos pasaron lentos en ese bello paisaje.

Abrí la puerta de mi hogar, procurando hacer el más mínimo ruido y entré. Dada la hora en la que había llegado, posiblemente estaría especialmente mi hermano, debido a que mis padres trabajaban hasta tarde.

Y así fue, como terminé de tal forma en la que ahora me encuentro. 

Cerré mis ojos. Perdiendo la noción del tiempo en mis negativos sentimientos, la luna se presentó horas más tarde y el ligero esplendor de un cohibido rayo de sol, se asomaba a través del hueco que quedaba entre las cortinas de mi ventana. Aquello y el helado clima de la fría época en la que estábamos, fue quien me despertó. 

No hallaba las ganas, ni los motivos para levantarme. Tan sólo tome la manta más cercana y me cubrí con ella, para aumentar la calidez, aunque esta no podría compararse con la que sentí con ese beso.

Lee Ryan no me concedía un tiempo de paz ni siquiera en mis sueños. De algún modo u otro iba pagármelo.

Por la mañana, me levanté de mi cama y me coloqué la ropa más caliente que tuviera en el ropero. Mis padres habían salido a trabajar algunas horas antes, así que sólo estaría con mi hermano dentro de la fría casa, otra vez.

Fingiría que nada había ocurrido durante las vacaciones, eso sería un tanto difícil. 

Bajé las escaleras y tomé mi abrigo junto con mi bufanda para salir de mi casa, quería contemplar por un tiempo el paisaje, tal vez un paseo sería un buen método para no recordar ese incidente. Mientras caminaba por mi extensa calle, podía sentir detrás mío la presencia de alguien más; algunas veces escuchaba risitas, y por cada vez que volteaba hacia atrás para averiguar si estaba alucinando o no, no veía absolutamente a nadie.

El sendero por el que me fascinaba caminar se había envuelto en neblina, un viento gélido tocaba mis mejillas. Acomodé mi bufanda y apresuré mi paso. Esa extraña presencia la cual me seguía, había desaparecido poco después. Cuando salí del sendero, caminé y caminé, hasta finalmente llegar al parque que se situaba cerca del instituto en donde había pasado la mayor vergüenza de toda mi vida en la preparatoria. ¿Por qué demonios había llegado ahí? ¿Es que mis piernas se movían solas?, Estaba tratando de fingir recientemente que nada había ocurrido, pero parecía que nuevamente buscaba algo que pudiera recordarme ese inesperado beso. Ni siquiera podía hacer que mi falsa estabilidad mental hiciera lo suyo tan siquiera un día.




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