El primer amor nunca funciona

La popularidad de Lee Sun hee

Pronto volveríamos a la escuela, parecía que el tiempo había volado, sentía como si apenas ayer hubiera entrado a primer año y mañana sería de tercero, aunque faltan aproximadamente dos meses para que sea un alumno de último grado. No estoy muy estresado con el examen de admisión a la universidad, porque sé que puedo entrar a una buena institución justo como entré a esta. Bien, aún no es tiempo para pensar en el futuro.

Estuve fuera de casa durante el 24 al 26 de enero, se supone que era año nuevo en Corea y decidimos viajar donde mis abuelos maternos para realizar una especie de ritual con unas vestimentas extrañas, el cual me da pereza explicar, ya que aún no puedo comprender por qué se dedican tres días para esto. Es extraño celebrar más de un año nuevo en... ¿un año? y aún me confunden esas fechas. Sé que tiene algo distinto al año nuevo que mi familia y yo festejamos normalmente. Aunque esas fechas confusas no me impidieron hablar con Shin por teléfono con el 24, traté de contactarme con Hye y Jung también, pero ninguno respondió mis llamadas. Sabía que Hye estaba de vacaciones en Italia por sus estados y publicaciones. Al parecer ella prefería gastar sus datos presumiendo el paisaje en lugar de tomarse la molestia de leer mis disculpas en mensajes del tamaño de una biblia y notas de voz que parecían misas. Honestamente, no la terminé en esos mensajes, no porque no quisiera, sino porque se me hacía bastante cobarde hacerlo mediante una pantalla.

No sabía nada de Jung, debo confesar que stalkeé sus redes sociales, pero no había nada reciente, ¿es qué tan mal estaba por el asunto del beso? ¿Había viajado? O no quería saber de mí, pero eso no era motivo para dejar sus estúpidas redes sociales. Me enfadaba no saber de él.

El año nuevo que yo conozco sería mañana. Mamá me levantó desde temprano para aprovechar el día y comprar algunas cosas para poder preparar una cena de lujo, puesto que no saldríamos esta ocasión de viaje a pasar el inicio de año en tierras diferentes a nuestro país de residencia. Ambos fuimos al centro comercial.

—Oye mamá.

—¿Qué pasa?

—¿Vamos a pasar año nuevo con alguien más aparte de papá?

—Sí, vendrán mis padres, uno de mis hermanos y tus primos. ¿Por qué?

—Por nada, tenía curiosidad de saber quién iba venir.

Mi madre no respondió nada más, pasamos de tienda en tienda a comprar algo para los tres, que pudiera verse bien y que hiciera juego Cuando salimos con las bolsas en las manos con los conjuntos ideales, nos encaminamos al super market, para comprar lo que en verdad veníamos. Me sorprendió, en nuestro paso vi a Jung al lado del Jung grande, o sea su hermano. Jung grande llevaba en sus manos una caja de una figurita coleccionable, ambos contemplaban ese objeto con entusiasmo, mientas hablaban seguramente de ello.

—¿Jung?

Los dos voltearon, mi madre y yo nos detuvimos y me acerqué a los dos.

—¿Qué haces aquí...? — Preguntó Jung y trató de esconderse detrás de su hermano.

—No, ¿Qué haces tú aquí? Pensé que eras un ermitaño perfecto.

—No eres el único— comentó su hermano burlonamente— y tienes razón; lo hice salir porque le dije que me acompañara a comprar esto:

Jiang extendió sus brazos para poder mostrarme la figurita, sonriendo con notorio entusiasmo. Jung golpeó el hombro de su hermano y bajó la cabeza.

—Deja de actuar así, me haces quedar mal.

—¿Qué tiene? Hace un momento también estabas as...

Jung golpeó la boca de su hermano— ¡Sí, ya sé cómo estaba!

—¡¿Qué te pasa?!, ¡Explicarle a tu amigo no es motivo para apenarte! ¡Por eso son amigos!

Mi madre se acercó a nosotros sonriendo y abrazó mi brazo derecho.

—Cariño, ¿Son amigos tuyos?

—Jung lo es, pero no sé si Jung grande sea mi amigo.

Los hermanos nos miraban de formas distintas: Jung estaba más rojo que cuando uno termina de hacer ejercicio y su ceño estaba fruncido, mientras que su hermano... su hermano tenía una facción indescriptible, como si estuviera viendo su figura o algo mejor.

—¡¿Lee Sun hee?!

—Contrólate, Jiang, por favor— murmuró Jung.

Jiang tomó de los brazos a mi madre, su figurita cayó al suelo y no apartó la mirada de mi familiar, tampoco salieron palabras de él. Mi madre también lo miraba, con una firmeza que ocultaba su posible nerviosismo.

Jung y yo volteamos a vernos, como si esperáramos una aparente respuesta. Cuando decidí actuar y apartar a mi madre, él también hizo lo mismo con Jiang.

—¡Jiang!

—Perdón... es que... Jung... ella es...

—Sí, soy Lee Sun hee, no hagas un alboroto, queremos terminar las compras pasando desapercibidos.

El chico hizo un par de reverencias hacia mi madre, Jung también hizo una reverencia.

—Perdón, Jiang es muy fanático de su trabajo y tiene todos sus discos, no sabe todo lo que ha hecho para poder conocerla personalmente.

—¡Tú también! — añadió Jiang.

—Claro que no, me gusta su trabajo, pero no estoy obsesionado con ella.




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