El primer amor nunca funciona

Me preocupo por ti

Estaba nervioso la mañana de nuestro primer día de escuela como alumnos de tercer grado de preparatoria; no porque fuera nuestro último año, o porque tendría que matarme estudiando para entrar en una buena escuela y no decepcionar a mis padres, es más, ni siquiera sabía si iba seguir estudiando la universidad en corea y eso me angustiaba; extrañaba California, pero Corea tiene sus encantos y me encariñé con el país. Me he desviado del tema; estaba nervioso porque hoy vería a Jung después de esa noche de confesiones que tuvimos.

Sé que Jung llega temprano todos los días, quería verlo, pero algo me decía que no, así que llegué lo más tarde posible a la escuela.

Cuando entré al aula ningún profesor estaba en el escritorio, todos estaban de pie y como era de esperarse, Jung tenía la cabeza metida en un libro. No volteo a verme. Fue un alivio enorme. Tomé lugar ese año detrás de él y Shin se sentó al lado mío. Creo que Jung no notó mi presencia, ya que no se cambió de lugar, tal vez se quería sentar conmigo, que lindo.

Shin volteó a verme con una sonrisa de oreja a oreja y posteriormente me pasó una nota, la cual decía "¿Quieres tenerlo más de cerca?".

—¿Qué dices, Shin?

Shin soltó una pequeña carcajada y arrebató con cuidado el papel de mis manos, lo hizo bolita y lo llevó a su boca.

—¡¿Qué haces?!, ¡No te lo comas!

Palmeaba con un poco de fuerza su espalda, ella reía un tanto alto y esto desconcentró a Jung de su lectura, ya que volteó hacia atrás y cerró su libro. Estaba tan apenado, pero no creía ser el único.

Él nos preguntó la razón por la que estábamos sentados cerca suyo y sin dudarlo, le dije la verdad: quería estar con él. Jung desvió tan lindamente la mirada y recogió sus cosas, seguido de ello se levantó, antes de que diera un paso, tomé su muñeca y me levanté.

—Quédate con nosotros. No voy a distraerte.

—¡No es por eso!

Tal vez era yo el problema. Me hacía sentir mariposas en el estómago el pensar que por el simple o más bien, complejo echo de gustarle, él iba cambiarse.

—¿Es por mí?

—¡Que imprudente! ¿Cómo sería por ti? Claro que no es por ti.

—Yo creo que sí. Necesito hablar contigo después de clases.

Sin apartar la mirada del chico que me gustaba, él asintió con la cabeza, pero no solo eso; levantó con lentitud su mano y dudosamente, la colocó sobre mi mejilla, movió con detenimiento, tan solo unos pocos centímetros, su dedo pulgar sobre mi piel. Bajó su mano un par de segundos después y una distancia entre nosotros volvió a crearse. ¿Qué éramos Jung y yo?

Las clases pasaron rápido. Lo había prometido, no causaría ruido alguno mientras los profesores explicaban y eso hice. Cuando el primer período había concluido, Jung salió del aula y lo seguí lo más pronto como me fue posible. Los dos sin haberlo acordado, caminamos hacia el jardín donde había admitido mis sentimientos.

—¿De qué quieres hablar?

—No es nada malo, de hecho, quiero saber si esa tal ¿Park? Te sigue molestando.

—¿Park? —Jung me miró con desconcierto— ¿Te refieres a Kim?

—¡Bingo!

—La pregunta está de más; obviamente sigue molestándome. ¿Por qué?

—Me contó que te amenazó con mostrarle a todos lo que sucedió en el festival de invierno, ¿es verdad?

—Lo es.

—Y me dijo que la amenaza es que salieras con ella, ¿es verdad?

—La amenaza es verdad.

—¿Qué le respondiste?

—Aún no sé qué responderle, quiere que lo haga hoy.

Sujeté sus manos con fuerza, mediante una sonrisa y determinación, le dije que sabía qué hacer al respecto. El sobresaltó y no dijo nada más que con su tierna expresión. Adelanté mis palabras, le dije que me lo dejara a mí y antes de que pudiera negar mi ayuda, lo interrumpí, robándole un efímero beso.

—¡Recuerda que tengo que ser el único para ti!

Salí corriendo del jardín sin esperarlo y volví a entrar al instituto, decidido de volver a entablar una conversación con la clase de demonio que era esa tal Kim. Las vacaciones me habían sido suficientes para pensar en lo que esa chica hacía y en cómo destrozarle sus planes. Una desconocida como ella no iba interferir en mi vida amorosa.

 




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