Me contuve y no miré el interior del sobre que Jiang me entregó, aunque era más que obvio lo que había dentro. Sé que, si se la entregaba yo mismo y no Jiang a mi madre, estuviera en frente o no mi padre, esto causaría problemas entre los dos. Preferí ocultarla en uno de mis cuadernos antes de entrar y nunca entregarla, si Jiang me preguntaba lo que había sucedido con ella, mentiría o evadiría el tema.
Al entrar a casa, me dirigí a la sala, en donde estaban mis dos padres, sentados uno en cada extremo del sofá y mirando el televisor, aparentemente. A pesar de recién haber llegado, podía sentir la tensión en el ambiente. Quise ignorar esa incomodidad por lo que me senté entre los dos.
—¿Qué están viendo?
—Una de las películas aburridas de tu padre— respondió mi madre y apartó su vista de su teléfono móvil—. Hablé con el hermano de tú amigo, Jiang.
—¿Aburridas? Aburridas para ti, porque son las mejores películas que puede haber. Hasta a Ryan le gustan.
Mi madre rodó los ojos y se limitó a responderle en voz alta, sólo dijo palabras inaudibles. Por otra parte, le dediqué una silenciosa y corta risa a mi padre y volví al tema con mi madre.
—Oh, sí, también hablé hoy con él. Es un buen chico, pero me gusta más convivir con Jung.
—Me dijo que te entregó algo para mí ¿qué es?
Antes de poder responder, volteé a ver a mi padre en silencio e indiscreto, él no pareció despegar su atención visual de la televisión y me preocupaba, esto podía significar dos cosas: mi madre se enfadaba porque no le prestaba atención al tema o mi padre se enfadaba porque ella tenía amistades con algún fan. Lo que quería evitar desde hace un rato parecía haber sido desmantelado.
Me levanté del sofá y me dirigí hacia el pasillo principal en donde dejé votada mi mochila, de ahí saqué lo más rápido como me fue posible aquel sobre problemático y volví a la sala, ocultándolo en mi chaqueta, acto seguido, se lo entregué a mi madre.
Ella, en cambio, no tuvo consideración y abrió el sobre con toda la intención de que mi padre lo notara, incluso encendió la luz de la sala y bajó el volumen del televisor. Supongo que para poder comprender mejor eñ contenido de la carta
—Sun hee, ¿es necesario que bajes el volumen?
—Sí, no puedo leer con el volumen alto. Además, tu película está en chino ¿qué te preocupa? No sabes nada de ese idioma.
—No puedo disfrutar la película sí bajas el volumen.
—Entonces páusala mientras leo.
Mi padre soltó un pesado suspiro y pausó la película, tanto él como yo nos dedicamos a ver a mi madre mientras ella leía silenciosamente la carta. Ella sonrió y dobló la carta. No sé qué era lo que tramaba, pero algo me decía que el siguiente movimiento de mi padre no sería del todo favorable.
—¿Qué dice ese papel?
—¿Por qué quieres saberlo?
—Sonreíste, debe tener algún chiste o algo. ¿Quién manda cartas hoy en día?
—Pues no tenía ningún chiste y la mandó mi fan número uno.
Mi padre se levantó de su lugar y se paró frente a mi madre. Sin dar antes una señal, le quitó de las manos la carta y la leyó. Mi madre no hizo nada al respecto, ni parecía importarle, al contrario; era como si hubiera estado esperando por esto.
—¿Quién es Jiang?
—El chico que vino en año nuevo y en el cumpleaños de Lee.
—¿Ese enano?
—¡Ese es Jung! — interrumpí— Jiang es su hermano.
—Es lo mismo, vienen de la misma sangre.
—¿Cómo va ser lo mismo, Maverick? Jiang es mí fan, no Jung.
Mi padre frunció el ceño y levantó a mi madre del sofá, ella lo empujó y caminó hacia la cocina, poco después él la siguió y claro, me escondí del otro lado de la pared de la cocina cuando estuve seguro de que no se moverían de ahí.
Primero escuché murmullos indescifrables, ambos discutían silenciosamente, cada quien utilizando el idioma con el que nacieron y cuando creí que las cosas se habían calmado, me asomé un poco. Mi madre estaba recargada sobre la estufa, mientras que mi padre recargaba una de sus manos sobre el mismo objeto.
—Escúchame Sun hee: si me casé contigo es porque yo soy tu fan número uno, no Jiang. Sí él te mandó una carta, ¿adivina qué? Los hombres que trabajan en correos tendrán que trabajar arduamente todo el fin de semana, porque voy a enviar más cartas a tu correo que los días que tiene un año. Sí te invitó a salir, lo lamento, pero el domingo tienes una cita conmigo. Así de simple; eres mi esposa y no quiero que los sueños adolescentes de un hombre inmaduro como él se hagan reales.
—Eso quería escuchar desde el principio, mi Maverick.
—Te amo.
—Yo también te amo.
Silenciosamente me fui a mi habitación. Ellos no notaron mi presencia afortunadamente. A pesar de que discutan con regularidad, sé que ellos se aman el uno al otro y eso les hace valer mucho más que el título con el que todo el mundo los conoce. Definitivamente son los mejores padres.