El primer amor nunca funciona

Algo más que enemistad

Un mes más tarde, los resultados del examen CSAT salieron a la luz. Luego de todas esas intensas horas de arduos estudios, todos los estudiantes que nos preocupábamos por nuestro futuro sabríamos con que sería de nuestra vida escolar.

Sí, bueno, esa simple calificación que podría modificar no sólo mis ánimos, sino también mi destino, realmente me preocupaba (no por nada discutí con Lee Ryan semanas atrás). Cuando me senté frente a la computadora del instituto para enterarme de lo que sucedió con mi examen, mis manos estaban heladas y mi cuerpo temblaba; a pesar de estar en los últimos días del otoño, ni siquiera tenía frío; el calor en mi interior era casi igual de intenso que el de las noches de verano. Había dado mi mayor esfuerzo, ¿qué podía salir mal? Aunque desde el fondo, tenía miedo.

Y cuando accedí a mi correo electrónico y abrí el correo en donde estaban mis resultados, ¡afortunadamente había sido admitido en la universidad que tanto deseaba! Estaba tan feliz que me levanté de mi lugar y grité con todas mis fuerzas. Una sonrisa tan grande se formó en mi rostro que incluso mis mejillas me dolieron cuando dejé de hacerlo. Le presumí a todos los presentes mis resultados. Algunos me vieron con envidia, otros me felicitaron.

Las expresiones de cada uno de los estudiantes eran tan diferentes; unos lloraban de la felicidad, mientras que otros lo hacían de la emoción, unos gritaban con euforia, mientras que otros deseaban romper la pantalla del aparato. Y esas fueron algunas de las expresiones que logré ver de camino a la salida del salón.

Quería que Lee Ryan fuera el primero en enterarse de mis resultados, quería celebrarlo con él. Ese chico norteamericano se encontraba a metros de mí, revisando sus resultados en una de las computadoras de la biblioteca.

Corrí con todas mis fuerzas hasta Lee Ryan, lágrimas se acumularon en mi rostro durante el camino. Ni siquiera me di cuenta hasta llegar a la puerta de la biblioteca que estaba siendo seguido. ¿Estaría siendo perseguido por Kim Young Mi otra vez? En fin, no me importó en absoluto hasta que escuché su voz.

—Eres Song Jung, ¿no es verdad? — preguntó una voz masculina.

Volteé hacia atrás y ambos permanecimos en silencio. La pregunta fue bastante estúpida en cuanto me enteré de quién era su dueño; se trataba del presidente del club de fotografía, Dongbang Ahn. Ese chico a partir de indirectas había empezado a molestarme desde la ocasión en la que salimos al viaje de investigación.

—¿Debo repetir mi pregunta? — agregó Dongbang.

—Por lo general, no me gusta responderle a quienes ni siquiera se toman el trabajo de saludarme, maleducado. Además, ya sabes mi nombre, por algo lo mencionaste ¿por qué debería reafirmártelo?

—No tengo por qué hacerlo. No vine a tratar de formalidades contigo. Era más probable que voltearas si preguntaba por tu nombre— Dongbang acortó la distancia entre nosotros y me estudió con la mirada—Tengo mis propios motivos para enfrentarte.

—Ahora que lo pienso, es curioso que me conozcas. Empiezo a dudar de mi memoria. ¿Nos conocemos? Creo que no estaba enterado de tu existencia hasta hace poco.

—¡¿Qué dices?!

—¡Oh! ¡Es verdad! — exclamé malhumorado— ¿No eres el chico de la excursión? ¿El que molesta un par de veces por semana? En fin. Mira niño, sólo eres una razón más para tener dolor de cabeza. Aunque tengas mucho tiempo libre y lo uses acosando a otros, no creas que voy a quedarme un largo rato a conversar contigo. Vengo a buscar a alguien a la biblioteca y quiero irme lo más pronto a casa para descansar, pero aquí me tienes, discutiendo con un mocoso. Sí tienes algo en particular que decir ¡apresúrate! No le regalo mi tiempo a nadie. Se agradecido de que te doy un poco de atención.

—Eres tan orgulloso como tu popularidad en el instituto te describe… es increíble que no sea pésima tu fama en Mangjeol— Dongbang Bufó—. Me sorprende que Kim Young Mi se enamorara de ti…

—No soy orgulloso, solo soy honesto. Espera, ¿qué has dicho?

—No finjas que no me oíste, ella está loca por ti. Jamás se cansa de hablar de cuanto te ama Enel club de fotografía.

—No voy a negártelo, esa chica realmente está loca— acomodé mis gafas y lo observé—, pero su locura debió haber nacido antes de conocerme; tal vez algún defecto de nacimiento y lo que ella siente no es amor para nada.

—¡No te atrevas a faltarle el respeto a esa dama!

—Ella me lo falta a mí y a muchos más desde que me sigue con su enfermiza y morbosa obsesión.

Al darme la media vuelta con toda la intención de buscar a Lee Ryan dentro de la biblioteca, Dongbang Ahn sostuvo mi muñeca con firmeza y volvió a voltearme.

—¡Ella no te merece! No puedes apreciar todo lo que hace por conseguir tu afecto.

—El amor no puede forzarse, es algo que debe nacer de uno, y ella no logra aceptar que puedo ser feliz sin su presencia, que está prácticamente obligándome a hacer lo que ella quiere como si fuera un esclavo, no su novio. No me dejaré manipular otra vez— aparté su mano de mi muñeca—. Si vienes a intentar convencerme de lo contrario, te sugiero que te retires.

—Desperdicias una oportunidad de oro que nunca pude tener. Como si de una simple chica se tratara…, ella no solo es una joven, es un ángel que se adueñó de mi corazón. Una de mis metas antes de terminar la preparatoria era conquistarla, pero tú siempre estuviste ahí en frente, interponiéndote, no sólo en el amor, en todo. No te lo perdonaré.




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