En el que se descubre todo... o casi todo.
5 de Octubre de 2019.
Íbamos llegando a casa de Poli ella y yo cuando escuchamos unos gritos provenientes del piso de arriba. Yo no quería ir de chismoso pero Poliana se echó a correr a la habitación donde estaba el escándalo así que tuve que seguirla.
Justamente había huido de mi casa para no escuchar a mis dos hermanos quejándose de que las mujeres son complicadas por tres horas seguidas y ahora vengo a ver una pelea aquí. Creo que regresaré a ir a mi lugar seguro: la biblioteca.
—¡Ya déjame en paz!—pude reconocer la voz de Virginia cuando me acercaba al piso de arriba.
—¡No lo haré hasta que me digas que sucede contigo!—ese era Samuel.
—¡Tú eres lo que me pasa! ¡No me dejas ni respirar tranquila!—alcanzamos a escuchar cuando quedamos enfrente a la puerta de la habitación de Samuel.
—¡No seas tonta!
—¡Tú no seas tonto!
Nunca había escuchado a Virginia alzar la voz, da un poco de miedo. Ella estaba de brazos cruzados y Samuel estaba frente a ella.
Samuel iba a decir algo hasta que Poli tocó la puerta, aunque esta ya estaba abierta.
—¿Puedo entrometerme?—Poli dijo entrando a la habitación.
Yo me iba a ir a la habitación de Poli para poder darles privacidad pero Poliana regresó y me jaló del brazo para entrar. No quería formar parte de esto, Virginia se ve demasiado fastidiada y no quiero ayudar a sacarla más de quicio.
—Vir, todos aquí sabemos que te pasa algo, puedes decírnoslo.
—Por Dios, ¿qué son esos gritos?—dijo Brenda llegando a la habitación de Samuel.
—Lo que me faltaba, una intervención—ella dijo sentándose en la cama de Samuel.
—No es una intervención—Sam dijo sentándose a lado de ella abrazándola por los hombros—, estamos preocupados por ti.
—Oh, así que ese es el tema—dijo Brenda mirando a todos en la habitación—. Está bien amiga, diré esto porque te aprecio y luego saldré huyendo antes de que empeoren las cosas: Tienes un humor de perros desde hace días, estás llenando el ambiente de negatividad y parece que no has lavado tu cabello en semanas. Te quiero.
Dijo y salió de la habitación.
Virginia se quedó mirando a su cabello que estaba atado en una coleta y al parecer su humor empeoró.
—No queremos seguir preguntándote que te pasa Vir—le dijo Poliana.
—Pues no lo hagan, no deberían, no me pasa nada. Dejen de preguntar.
—No dejaremos de insistir hasta que nos des una respuesta lógica.
—Vir...—Sam y ella intercambiaron miradas.
—No, váyanse de mi habitación.
—Es mi habitación niña genio—intentó bromear pero le puso una mala cara.
Virginia se levantó de la cama y se fue.
—¿No van a hacer nada?—Poliana nos miró.
—Soy creyente de que deberían de dejarla en paz, si no quiere hablar entonces no lo hará, si le dan su espacio ella los buscará cuando los necesite. Estar detrás de ella solo hace que se desespere—les dije a ambos después de quedarnos en silencio.
—Sí bueno, tu no entiendes a las mujeres—salió de la habitación siguiendo a Virginia. Supongo que necesitaré ayuda de Sam para entender a Vir.
—No me mires a mí, tengo clase—Samuel también se fue.
Me sigo preguntando el por qué deje que me involucraran en su drama si no me escuchan y tampoco me dejan hacer lo que quiero.
Salí de la habitación y bajé las escaleras, ahí en la sala estaba Virginia sentada cruzada de brazos y con el ceño fruncido, Poliana estaba mirándola atentamente.
Odio decir esto pero Vir se ve muy graciosa enojada, parece una niña regañada. Pero sé que si me rio tal vez me deje de hablar por un buen tiempo.
Me senté a lado de Poli y encendí la tele, yo me sentiré mientras como en mi casa. De hecho se siente como mi hogar, he visto muchas veces estas peleas con Lia y Abigail.
—Virginia...—Poli empezó a decir pero Virginia la interrumpió.
—Tengo hambre—fue a la cocina.
—¿Podrías ayudarme un poco?—Poli me aventó un cojín del sofá.
—Sabes cual es mi postura en todo esto—dejé el cojín de lado.
Y esa es la de no meterme para no hostigar a Vir. Tampoco voy a empezar una guerra de cojines.
—Ella no está bien.
Sé que no es la Vir de siempre desde hace unos días, la que se la pasa hablando sin parar y animando a todo el mundo. Sí, ella me preocupa mucho pero no he podido preguntarle directamente si se encuentra bien. Obviamente Poliana igual está preocupada pero no tiene nada de tacto con ella, solo le insiste a que le cuente las cosas hasta llegar al punto de atosigarla.
Virginia regresó con varias bolsas de frituras y puso toda su atención en la T.V., Poli solo la miraba tratando de tal vez leer su mente. Si que está desesperada.
—¿Quieres?—Virginia le ofreció y ella negó con la cabeza. Al menos parece que su humor mejoró un poco.
—Lo que quiero es que nos digas la verdad.
—Voy al baño—volvió a huir del lugar.
Poliana esperó que desapareciera de su vista y fue a tomar el celular de Vir que ella había dejado en el sofá.
—No seas metida, si no quiere decirte nada déjala—dije aunque sé que ni me hará caso.
—No, porque a diferencia de ti, yo si me preocupo por nuestra amiga y sé que algo malo le pasa. Obtendremos respuestas como sea.
—Si me preocupa ella, pero esta no es la manera de saber que le pasa—me ignoró y comenzó a leer sus mensajes en silencio.
Genial, me siento como un mueble al que nadie le hace caso.
—¿Has encontrado algo?—pregunté después de unos minutos, Vir ya se tardó.
—No seas metido—me miró burlonamente por mis comentarios anteriores—. En la conversación con mi hermano no hay nada, creí que le diría algo por ser su mejor amigo pero no. Ahora estoy en su conversación con Ramón, la cual es más seca que el desierto.