En donde se habla con la verdad.
Virginia.
12 de Octubre de 2019.
Bien, ha llegado el momento por el que temí todos estos años.
Bueno, más bien es el momento por el que mentí, pretendí ser alguien que no era y lloré todos estos años, temer se queda corto.
Estaba frente a mi casa armándome de valor para entrar, el taxi me había dejado justo en frente a pesar de que sé que eso le puede molestar a mi abuela. Debo de hacer que me deje de importar lo que quiere que haga la gente, desde ahora solo quiero complacerme a mí.
Por ello hoy venía con mi ropa normal, un overol de mezclilla oscura, una blusa azul de tirantes y unos simples tenis blancos que justo ahora parecían más como grises por no haberlos lavado. Mi cabello iba suelto y un poco despeinado, estoy vestida como lo suelo estar en la escuela o mi casa de la ciudad, no como me vestiría para venir a casa de mis padres. Lo único que decidí no ponerme fue mi piercing, creo que eso ya era suficiente para el día de hoy.
No traía cosas conmigo para quedarme el fin de semana, regresaría por la noche a la ciudad aún así el resultado fuera bueno o malo.
Después de seguir pensándomelo entré a la casa, todo estaba en absoluto silencio. Eso aquí no es nada raro, estoy acostumbrada a los grandes silencios al rededor de este lugar.
Fui a buscar a mamá, ella me había dicho que este fin de semana iban a estar ella y papá aquí, por eso me animé a venir. Espero que no les haya salido algo improvisado o todo esto habrá sido para nada.
Estaba subiendo las escaleras hasta que escuché el sonido de la puerta, mi abuela iba entrando.
—Hola, Gina. No sabía que vendrías—dijo mirándome de arriba a abajo.
Sé que ahora me está juzgando y no mentiré, me dan ganas de echarme para atrás e inventarme una buena mentira para justificar mi vestimenta.
—Le dije a mamá que vendría—me acerqué a saludarla.
—Debe de estar en su oficina—dijo—, ¿qué clase de ropa es esa?
—Me gusta—dije viendo a mis tenis mugrosos.
—Gina, esa no es ropa para ti.
No voy a dar marcha atrás.
En este punto de mi vida siento que soy dos personas totalmente diferentes, Gina y Vir. Gina es para mi familia y Vir para mis amigos, pero me gustaría ser solo una para ambos, sobre todo me gustaría ser lo que yo quisiera, no lo que los demás esperan que sea.
—Voy a hablar con mamá y papá—me encaminé de nuevo a las escaleras para ir a la oficina de mamá, solo que mi abuela fue detrás de mí.
Esperaba que primero hubiera podido hablar con mis padres antes de con mi abuela, pero por lo visto hoy será con ambos.
No fue necesario que llamara a la puerta de la oficina de mamá ya que ya estaba abierta y cuando me acerqué ambos voltearon a verme.
—Creí que llegarías más tarde—dijo mamá analizándome por un minuto y luego volviendo la atención a los papeles que tenía sobre el escritorio.
—Quise venir antes para irme por la tarde—me encogí de hombros.
—¿A qué debemos tu visita?—dijo papá sin despegar los ojos de su celular, él solo estaba sentado en un pequeño sofá para dos personas que tenía mi madre en su oficina.
—Quería hablar de algo importante—me limpié el poco sudor de mis manos en mi overol.
Ambos me miraron interrogativamente y después mamá dejo de lado sus papeles y papá guardó su teléfono en su pantalón. También mi abuela fue a sentarse a lado de mi padre, supongo que diré todo de pie.
—He estado mintiéndoles todo este tiempo.
—¿A qué te refieres?—la abuela fue la primera en hablar.
—Les he estado mostrando una parte de mí que no soy, solo porque quería complacer a todos, quería siempre dejarlos con una buena impresión—bajé la cabeza—. No me gusta vestir de etiqueta ni con marcas de ropa reconocidas, en cambio me gusta la ropa que encuentro en bazares y si es un poco corta no me importa; no tengo muchos modales y casi nunca pienso lo que digo, por lo que la mayor parte de todo lo que hablo son idioteces.
» Odio ir a los eventos sociales pero gusta ir a fiestas y bailar hasta que me duelan los pies, no mentiré, en esas fiestas hay mucho alcohol involucrado y sé que no les gusta que me relacione con el alcohol por lo que cabe aclarar que no bebo, me da sueño hacerlo; no soy nada reservada de hecho me gusta socializar de más con las personas, tengo muchos amigos y sé que tal vez puedan parecer raros pero son grandes personas—no puedo dejar de hablar, el filtro que mantenía ante mi familia ha desaparecido—. Han inventado muchos rumores de mí en la escuela sobre cierto aspecto de mi vida pero no me molesta, nunca me han preocupado los rumores, son demasiada basura. Además no me gusta que me llamen Gina, prefiero Vir o incluso Virginia, oh y hablando de eso ya no soy vir...—continué hablando muy rápido hasta que mi abuela me interrumpió.
—Ya basta—dijo llevando una mano a su frente—. Tú no eres todo esto.
—Sí lo soy.
—¿Es acaso una etapa de rebeldía? ¿Tus padres y yo no te hemos educado bien?
—Sí lo han hecho, y agradezco todo lo que hacen por mí pero quiero que me vean por como soy y que me quieran por ello.
—Te vemos como eres y sabemos el potencial que tienes, no puedes desperdiciarlo así. ¿Por qué haces esto?—volvió a hablar ella y al ver que mis padres sólo habían escuchado atentamente todo decidió hablarles—. ¿Ustedes no van a decir nada?
Se miraron entre los dos por un momento y luego mamá habló:
—Madre, ¿podemos hablar con Vir a solas?
Es la primera vez que mi madre me dice Vir. Creo que estoy soñando, me he imaginado muchas veces esta situación y nunca me imaginé un escenario tan... tranquilo.
La verdad es que yo imaginaba un escenario con muerte y destrucción.