En el que no se es suficientemente valiente.
14 de Noviembre de 2019.
Virginia.
Acababa de regresar de ir a patinar con Carlos y estaba exhausta. Se había esmerado tanto en enseñarme pero fui un fracaso total aunque agradecí su esfuerzo. Él ha sido una gran distracción en estos días y me alegra haber encontrado a un amigo después de toda la situación desastrosa en la que me encontraba.
A pesar de que tenía poca batería en el teléfono pude recibir el mensaje de Samuel sobre que todos habían salido a cenar y que me llevarían algo. Así que no esperaba encontrar a nadie en la casa.
Vaya sorpresa que me llevé cuando vi a Paúl sentado en las escalinatas de la entrada de la casa.
Era muy tarde para huir porque ya me había visto, hubiera aceptado la propuesta de Carlos de traerme a casa pero le dije que no era necesario, no me esperaba que me iba a arrepentir de esa decisión.
Traté de ser valiente y pasar de largo de donde él estaba para llegar a la puerta de mi casa pero me detuvo por el brazo.
—No hagas como si no me hubieras visto.
—¿Qué quieres, Paúl?—dije con evidente fastidio.
—Solo quiero hablar—me soltó—. Por favor, Vir.
Había escogido el momento perfecto donde sabía que no había nadie en casa, sé que no es coincidencia porque ya ha usado esa técnica.
—No te dejaré pasar a mi casa, si vamos a hablar será aquí—dije plantándome en la entrada.
Tenía a la mano mis llaves por si tenía que entrar rápido a la casa. Por un lado esperaba que los demás no tardaran tanto para poder librarme de esta, pero por el otro, no quería que armaran una pelea por ver aquí a Paúl. Las cosas siempre se tornan feas entre él y mis amigos cuando llega a molestar.
Sé que no es mi mejor opción hablar con él y también sé que debería de entrar y cerrarle la puerta en la cara, pero no serviría de mucho porque no se iría. Por suerte pareció comprender y comenzó a hablar.
—Quería hablar contigo de un pequeño detalle—dijo acercándose más a mí.
—¿Qué?
—Pude enterarme de que en cuanto terminamos fuiste corriendo a los brazos de Samuel cuando me juraste que no había nada entre ustedes.
En vez de que pareciera dolido o algo estaba enojado, como si le hubiera sido infiel en el tiempo que estuvimos juntos. Pero eso no era lo que me preocupaba; solo habemos tres personas que conocemos ese detalle y obviamente yo no lo dije.
—¿Quién te dijo eso?
Quién sea el que lo haya dicho debió de tener sus razones para hacerlo, o eso espero.
—Entonces es cierto.
—No iba a negarlo, ¿quién te lo dijo?—volví a repetir.
—Jorge—esta vez sonrió, me dan miedo sus cambios de humor—. Es algo así como mi cuñado entonces quería empezar a tratarlo más y empezamos una corta conversación sobre ti y no lo pensó dos veces para decírmelo.
—Debió de tener sus razones.
Sé lo manipulador que puede llegar a ser Paúl, no creo que Jorge lo haya hecho por querer hacerme algún mal.
—No me digas que te gusta Jorge—lo dijo más burlonamente—. No te hagas ilusiones, es obvio que no le gustas de ese modo.
—Si le gusto o no es algo que a ti...
—Los vi besarse el otro día—me interrumpió—. No quiero sonar tan cruel, pero es obvio que él no te toma en serio, para él y cualquier chico solo eres alguien con quien se puede conseguir un acostón y ya. En cambio nadie te va a querer como yo lo hago, sé que puedes cambiar por mí—agarró mis manos pero inmediatamente las aparté.
—No sabes de lo que hablas.
He trabajado años en mi autoestima, sé que valgo más que solo eso y no dejaré que un patán venga a arruinarme lo que he construido en todo este tiempo. Obviamente duele, pero sé que no es verdad.
—¿Crees que alguien te va a tomar en serio?—continuó hablando—. ¿De verdad, Virginia? Nadie va a querer de novia a alguien que se ha acostado con demasiados chicos. Deberías de sentirte agradecida de que todavía te quiera a mi lado.
—Pero yo no te quiero conmigo. Y si he estado con varios chicos, ¿a ti qué? Si me quisieras de verdad no me reclamarías por lo que hago cuando no estamos juntos.
—Entonces te quedarás sola, nadie más te va a querer. Y puedes olvidarte de Jorge, créeme que dije lo mismo enfrente de él y no negó nada.
—¿En serio crees que voy a creerte?
Yo sé, o más bien espero, que Jorge no crea eso de mí. A pesar de que el otro día dijo que yo me acostaba con todos, pero me convencí a mí misma de que lo dijo porque estaba enojado.
—Puedes preguntarle, él dijo exactamente que no era el tipo de chico para ti, si él se dio cuenta entonces tú perfectamente puedes hacerlo. Además de que si fuera tu amigo hubiera defendido todo lo que dije de ti.
—Deja de inventar mentiras, Paúl.
—No te estoy mintiendo.
—Si ya terminaste de hablar, lárgate.
—Vir—volvió a cambiar su actitud por una más serena y tomó mi rostro—, ¿por qué no te das cuenta de que tú y yo tenemos que estar juntos? Solo entre nosotros nos aceptamos, nadie más va a estar para ti como yo.
Tomé sus manos y las aparté bruscamente.
—Si solo tu vas a estar para mí, entonces prefiero quedarme sola. ¿Creías que solo por venir a decirme todo esto iba a aceptar volver contigo? No Paúl, no lo voy a hacer, yo ya seguí adelante y es hora de que tú también lo hagas.
—Sé que estás enojada por todo lo que te dije de Jorge, pero no lo pagues conmigo, sé que sigues queriéndome.
—Claro que no, solo tú crees eso.
No puedo tener sentimientos por él, ni siquiera puedo recordar los buenos momentos de nuestra relación.
—Dame otra oportunidad, ya cambié y estoy dispuesto a perdonar todo el daño que me hiciste.
—¿Perdonarme? ¿Y qué hay del daño que tú me hiciste a mí? Paúl, no te aferres a esto, no vamos a volver a estar juntos.