El príncipe Belkam : Legados de Sangre ll

CAPÍTULO 14: "La redención que necesita Belkam"

Los días transcurren de manera tranquila, no hemos vuelto hablar con Camille respecto al tema y tampoco he vuelto a ver a Belkam. No parece querer asistir a la escuela, no sé si por tratar de evitarme o porque simplemente no se le antoja contarme más de la historia, no quiero sonar insensible yo realmente trato de entender su posición y es que ni siquiera puedo imaginar todo lo que sufrió y sufre desde entonces.

Las preguntas y la necesidad de saber porque está condenado a ser una bestia me invaden por completo, quiero saber todo de él incluso de mi misma y por ahora él es el único que puede darme respuestas.

—¿En qué piensas? — Diana me observa fijamente intentando no fruncir el ceño.

Mis ojos, que anteriormente miraban a la nada, se fijan en ella desde luego.

—Y-yo no lo sé, creo que solo estoy algo cansada— entrecierro los ojos tratando de aparentar que lo estoy realmente.

—No pensé que llegaría este momento— suelta un suspiro agotada— no tienes que esforzarte por ocultar tus sentimientos por Montec, supe desde un inicio que te embobarías con ese sujeto y era tan sólo cuestión de tiempo para que estuvieras así de magnetizada por él.

—No estoy magnetizada por él.

—¡Claro que sí! Mírate, no has vuelto a ser la misma desde la noche en que te dejé con él en la feria de juegos— inclina la cabeza con sutileza— ¿Sabes porque no puedo tener sentimientos por Lot? Porque, así como tú anhelo a Belkam, se ha vuelto como un platónico para mí y para muchas aquí. No solo eso, ¿Quieres saber con cuantas mujeres se metió? Con ninguna, en cero y es que nadie hasta el momento ha sido suficiente para él.

—¿Estás insinuándome que estoy perdiendo el tiempo? — la miro algo confundida.

—Te lo estoy diciendo directamente porque me agradas Davina, es sólo un caso perdido, a lo mejor es gay quién sabe— resopla— siempre hace lo que quiere, asiste cuando quiere y nunca habla con nadie…

De momento su voz comienza a pasar a segundo plano en cuanto a lo lejos, entre los arboles del boscaje, consigo ver una figura. Estaba tan segura que se trataba del mismo Belkam. No tenía ninguna razón para haber venido a la escuela, pero aquí estaba, al fin y al cabo, llamando mi atención de manera sutil para que pudiera correr detrás de él. Así fue, no había sido consciente de mis propios actos cuando de la nada mis pies ya me llevaban hacia el bosque.

Sin importarme dejar a Diana platicando sola, aunque luego de ver como la deje expresándose probablemente a la nada, simplemente se fue sin intentar seguirme. Pude escuchar también el timbre anunciando que la hora de refrigerio terminó, pero no me importó en lo absoluto, seguía caminando a pasos apresurados por el espesor verde del lugar y buscando con los ojos a Belkam.

¿Dónde estás?

El tiempo pasa, los minutos también y sigo sin poder hallarlo, quiero saber más, quiero verlo. Muero por verlo otra vez. No recuerdo la última vez en que me sentí tan ansiosa, esta emoción que siento por dentro me mata y la curiosidad iba acabar con mi vida tal como lo había dicho mi madre, pero es lo que menos me importa.

—Tengo miedo— su voz, tan cálida y fugaz me hace saber que él se encuentra detrás de mí.

Tan cerca que puedo apreciar esa energía extraña que llama tanto mi ser. Contengo la respiración. Inmóvil y deseando darme la vuelta, no obstante, no lo hago.

—¿De qué? — inquiero.

—De perderte, otra vez, sólo por dejarte encontrarme.

—No puedes evitarlo simplemente— intento convencerle de que sus intentos de alejarse son más que en vano— no si yo tomo la decisión porque ya lo sé todo Belkam.

Esta vez quiero voltear a verlo, pero él me detiene, me toma de los hombros asegurándose de que no lo haga. Su sólo tacto me estremece, más aún ahora que sé que nosotros estamos destinados a amarnos, sin comprender como es posible aquello, pero sobre todo anhelando hacerlo.

—No, no lo sabes todo Davina— se limita por unos segundos a continuar— no lo entiendes, nunca lo vas a entender y yo no quiero hacerte daño. Por favor, solo quiero que vivas y termines una vida por primera vez.

—Belkam…

—Por favor— me abraza, tan ávidamente que sé que fue él quien hizo lo mismo en casa de la abuela Potts.

No se trató nunca de un fantasma, era él, era Belkam quién lo había hecho luego de atacarme aquella noche en la feria de juegos. Pensando que me había matado incluso tal vez, preocupado y fue por eso que la abuela Potts me buscó, pero más que nada supo donde hallarme.

—No quiero fingir toda mi vida y vivirla simulando ser normal cuando no lo soy— tomo una bocanada de aire a mi favor para no llorar— no quiero quedarme con tantas dudas. Belkam yo quiero saber todo por favor, no más mentiras, quiero saber el porqué de todo.

Me suelta, ya no me abraza, ya no me toma de los hombros tampoco así que deduzco que no evitará esta vez que lo vea. Lo enfrento, me giro a mirarlo directamente a los ojos, apreciando claramente un pesar enorme en ellos. ¿Quién podría descubrir eso? Todos decían que tenía los ojos más bonitos jamás visto pero nadie nunca se detuvo a mirarlos tan firmemente y a ver a través de ellos.

Rompe mi corazón en un segundo cuando lo veo contener sus lágrimas y me culpo por eso, porque soy una maldita egoísta. Porque estoy eligiendo amarlo a pesar de saber que me arrebatarán la vida frente a sus ojos y que luego de eso será él quien se quede solo en el mundo, vagando eternamente, Dios sabe por qué.




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