El príncipe Belkam : Legados de Sangre ll

CAPÍTULO 15: "Circe y él"

Circe:

Nuevamente los ojos de Belkam se detienen sobre el hermoso lago escarchado que yace a una considerable distancia del pueblo pequeño de Melnik, entre los bosques, recóndito y lejos de ser un lugar cotidiano. Hermoso, grande, el sueño de todo ser humano que ame la naturaleza. Suspira, sabe que algo cambió, desde el primer momento en que me vio, cuando me conoció en casa del duque de Vizconci, mi adorado y atolondrado padre. Se queda magnetizado, esta vez, con los ojos fijos en el cielo nublado. No falta nada para que comience a llover y sigue preguntándose: ¿Qué fue lo que cambió? Su corazón se siente tan sobresaltado y no sabe porque, nunca jamás sintió algo parecido, esa emoción que inhiben sus pensamientos y que a su vez lo dejan más que embrollado consigo mismo.

Davina.

Otro suspiro se escapa y esta vez decide marcharse de una vez antes de que caiga la noche, cuando de repente se encuentra con una mujer de cabellos escarlatas.  Ella, en cambio se queda anonadada, no deja de observarlo en silencio.

Ensimismada y atrapada, sin dejar de estudiarlo con sumo cuidado.

—¿Nos conocemos? — Belkam frunce el ceño, no sabe porque ella lo mira de cierta forma.

—L-lo siento— la mujer niega suavemente— no creo que sea posible que usted me conozca es que yo no pensé encontrar a nadie por aquí. Me tomó por sorpresa y creo que es por ello que me quedé sin palabras.

—Seguro que sí, de hecho, soy nuevo aquí y así como usted pensé que no encontraría a nadie por aquí— admite luego de dedicarle una sonrisa casi amigable, algo que nunca jamás debió de hacer ya que con aquel acto ella había quedado más que cautivada.

—Me llamo Circe— ella le devuelve el gesto y se arregla el mechón que acaba de caer sobre su rostro más que sonrojada— Yo… nunca había hablado con alguien tan de cerca.

A los ojos de Belkam, se podía tratar de la mujer más hermosa, de hecho, no podía existir un ser capaz de igualar semejante rostro. Sin embargo, sin saberlo tan siquiera su corazón ya le pertenecía a alguien más y por lo tanto fue imposible para él caer en los encantos de aquella mujer.

—Belkam Montec.

—A mí me gustaría poder confiar en que usted no dirá nada de mí— lo mira esta vez con algo de recelo— nadie debe de saber sobre mi existencia ¿Lo entiende? Es muy importante mantenerme oculta y lejos de los seres humanos.

—¿Humanos? — inquiere Belkam.

—Claro, para mí es muy fácil deducir quién lo es y quién no— suspira aliviada— no tengo que preocuparme tanto de eso porque parece que puedo confiar en ti o de lo contrario no estarías en la tierra como yo. Debería de inquietarme si tu reacción habría sido diferente en cuanto me viste, debes de ser como yo, alguien desterrado o simplemente un ser que no sabe mucho de sus raíces ¿Verdad? Al menos yo debo permanecer alejada de los míos.

Belkam se queda confundido, pero más que nada ansioso por saber más de esa mujer tan omnipotente que tiene enfrente. A pesar de llevar un vestido de una tela liviana y simple color blanco es incapaz de pasar desapercibida incluso con ello.

—¿Por qué permaneces lejos de todos? ¿Vives sola? ¿Cómo es que haces para vivir sin ningún tipo de roce social? — frunce el ceño, anonadado y tratando de entender las razones.

—Escapé del olimpo hace no tanto tiempo— sus ojos verdes como dos esmeraldas se pierden entre la maleza del lugar— no debería de decirte tanto. Si fallo esto podría condenar mi vida o lo que me queda.

—¿Eres una Diosa? — sonríe por lo bajo, ahora puede creer que no estaba loco como él alguna vez pensó— no sé lo que soy. Nunca supe realmente de donde provengo ni quién fue mi padre en verdad, mi madre dijo que su apellido era Montec o algo parecido, pero ni siquiera ella misma lo recuerda y es que es como si él nunca jamás hubiera existido. No puedo envejecer como ella o como mi hermana y cuando esto se estaba volviendo muy evidente para los que me conocían tuve que huir del pueblo en el que solía vivir.

—Belkam no eres humano— ella sostiene su mirada azul llena de esperanzas— ¿Acaso no es evidente? Tu simple aspecto físico es incapaz de asemejarse a cualquiera de esos seres banales. Que interesante, jamás pensé encontrarme a un ser tan encantador como tú y pensé que estaba sola pero ya veo que eso puede cambiar.

A lo mejor ahora podría encontrar respuestas sobre su pasado y quizá, solo quizá podría descubrir quién era su padre.

—Yo también pensé que estaba solo— entrecierra los ojos suavemente— nunca pude sentirme normal y eso de alguna manera estaba acabando conmigo muy en el fondo.

—No tienes que sentirte así nuevamente— ella esboza una sonrisa— podemos ser amigos.

Circe estaba más que emocionada, sorprendida y a la vez encantada. Deseando saber más de Belkam, su corazón inocente en cierto modo había caído rendido ante él y sin saberlo todavía desconocía esta parte nueva que acababa de experimentar.

Ya no tenía que permanecer sola vagando por los bosques ya que ahora tenía con quién hablar.

—Imagino que debes de tener dones o algo parecido ¿No es así? — pregunta, incapaz de poder evitarlo ya que ahora mismo quiere saber todo de él.




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