Wendy creyó que su padre estaría con ella para siempre, él se lo había prometido cada noche después de leerle un cuento.
«Nunca me iré, mi niña. Lo prometo.»
Pocos años después la promesa fue rota, un día se fue sin que nadie pudiese hacer algo. Ahora solo quedaba en Wendy rescatar los recuerdos de su padre, el único príncipe de sus cuentos.
"Si el tiempo amenaza con seguir su curso, en mis manos estará que este sea, entonces, un cuento sin fin."