El Príncipe Del Reino Vecino

09 - Kian

 

Hable un par de horas con mi madre de forma cómoda, hablamos respecto a la visita de mis abuelos, así como algunas cosas más. Al final, madre terminó en llanto al recordar mi triste final, intente calmarla, no me gustaba que llorara de esa manera por algo tan tonto. Como lo era un compromiso, que jamás pasaría

Mi madre lloro entre mis brazos hasta quedar dormida, la llevé a su habitación y le pedí de favor a su empleada personal, Milicenta, que se encargará de ella y me informara de todo lo que ocurriera con mi madre. Temía que enfermera de tanta tristeza

Suspire, acomode mis cabellos para poner la corona otra vez en mi cabeza ya que a mi madre le gustaba jugar con mis cabellos blancos, siempre que venia con ella me quitaba la corona

Esta perfecto su majestad- alentó la sirvienta personal de mi madre, le mire por el reflejo del espejo, una corona echa de oro puro, con zafiros azules y blancos, ligeramente grandes y un enorme zafiro color rojo en el centro. La que antes uso mi padre en sus tiempos de príncipe heredero, y ahora usaba yo, aunque claro, tenía mi corona personal que usaba para las reuniones de la alta sociedad. En Calia, se creía que era mejor que cada heredero escogiera las joyas que le gustaría usar desde niño, así, con cada generación que pasaba, que se notará que Calia estaba disponible al cambio constante

Muchas gracias Milicenta.- asentí a ella y me recompuse- avísame con Xina cuando mi madre despierte.- pedí a ella, la mujer mayor hizo una reverencia a mi asintiendo, sali de la habitación de mi madre

Solté un suspiro pesado, solo esperaba no encontrarme con la princesa Valera. Camine por los pasillos del castillo

Todo era elegante, los colores crema, negro y blanco predominaban el lugar, columnas altas color blanco, distintos cuadros de cada generación de la familia real de Calia en las paredes. Un techo demasiado alto, con distintos adornos, candelabros de velas, algunas antorchas juntos a los cuadros que se encendían mediante magia a cierta hora de la tarde para que el castillo siguiera con claridad.

Distintos tipos de jarrones raros y costosos que a mi madre le gustaba coleccionar, algunas armas que pertenecieron a los soldados de generaciones anteriores que cayeron en lucha contra algunas bestias con una placa de oro y diamantes bajo estas para que los soldados caídos fueran recordados

Baje las escaleras, en los barandales y escalones habían ligeros acolchados por seguridad, mi madre una vez rodó los las escaleras por un accidente cuando yo tenia cinco años, desde entonces, mi padre a acolchado todas las escaleras para hacer más ameno las caídas de ocurrir

Mi padre amaba demasiado a mi madre, sonreí levemente y suspire acomodando la gabardina negra que usaba y que cubria mis hombros cual capa, segui caminando en silencio total. El castillo estaba en un silencio tan hermoso, siempre se mantenía de tal forma, era agradable

Salí del castillo disponiéndome a salir al pueblo a dar una vuelta y comprar alguna tarda de frutas para Lorcan

El jardín era enorme, habían distintas flores en todo el lugar y el césped tenía un tono verde claro bañado con el rocío de la mañana, algunas mariposas revoloteaban entre el jardín, uno de los jardineros que cuidaba recelosamente los tulipanes de mi madre me saludo con una leve reverencia, respondí el saludo con una sonrisa y seguí caminando entre los pasillos del castillo, me detuve al escuchar un sollozo y un grito a lo lejos, frunci el ceño notablemente y avance hacia el invernadero que era donde mi madre, mi padre y yo tomábamos el té por las tardes, y donde parecían que provenían aquel llanto lastimero

Mi mirada se ensombrecio al ver a dos de las sirvientas de la cocina arrodilladas frente al hijo bastardo del rey de Deyanira, mientras la hija bastarda del rey sonreía con arrogancia mirándolas desde arriba, disfrutando del numerito estúpido que montaba su hermano

¿Se puede saber que pasa aquí?- hable en tono firme mirando a ambos bastardos, las sirvientas elevaron sus miradas de forma inmediata a mi

Su majestad...- dijeron unísono sollozando

¡Silencio, ¿quien les permitió hablar?!- reclamo el bastardo, causando que mi mirada ensombreciera un poco más

¿Quién se creía para gritar frente a mi, el príncipe heredero de Calia?, las sirvientas temblaron en su lugar y agacharon la mirada temblorosas

Me saque la gabardina y la coloque sobre los hombros de una de ellas, que tenía sus ropas ligeramente rasgados del pecho y empapadas en lo que parecía ser té, ella me miró sollozando

Su- su majestad...- sollozo mirándome, acaricie su rostro con delicadeza limpiando sus lágrimas

Levántate, ve a asearte, y luego descansa. ¿Si?- dije a ella, asintió lentamente y la ayude a ponerse en pie, para luego, hacer lo mismo con la otra- ¿Qué ocurrió?- pregunté a ella mientras la otra sirvienta se retiraba

La- la joven Isley... a- acuso de que nos robamos uno de sus postres...- explicó ella- nosotras no tomamos nada su majestad- siguió ella

¿¡Alegas que mi hermana es una mentirosa!?- se quejo el bastardo del rey, me puse en pie y palmee el hombro de la sirvienta

Silencio.- dictamine en tono serio- tranquila, no llores.- alente a ella, asintió lentamente, voltee a los bastardos y les mire de forma fría- ¿quienes se creen ustedes para venir y actuar de esa forma tan descortés con mi gente, en mi reino?- pregunte de forma fría y seria, la rubia me miró sorprendida y el rubio apretó su mandíbula

¡Le ha robado a mi hermana!- salto el bastardo

¡Silencio, no te olvides frente a quien estas!- regañe dando un paso al frente, cubri a la sirvienta con mi cuerpo- no están en Deyanira, aquí no son nadie. Aquí se les tratara como lo que son, los hijos bastardos del rey. Aquí no tienen derecho, no tienen voz, no tienen voto- dije cada palabra de forma fría y seria mirando al bastardo del rey directamente a los ojos, su mirada era de furia total




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