El príncipe Desmont : Legados de Sangre l

CAPÍTULO 22: "Revocada"

Aquella noche me había quedado profundamente dormida luego de haber estado pensando por horas, aun con el corazón roto por primera vez, se siente feo, como un punzón que presiona contra tu pecho, suspiros que se escapan por minutos y sintiendo como entra el aire a mis pulmones.

De pronto cuando me remuevo sobre las sabanas siento algo diferente o simplemente lo presiento, así que me levanto de golpe y me quedo estática. Eran mis padres quienes me miraban fijamente anonadados por mi presencia seguramente y yo estaba de la misma manera.

— ¿Kat?— Susurra mi madre, no puede creerlo, sonríe de emoción— Kat, mi Kat, estas aquí.

Sin decir más se me lanza con ambos brazos abiertos y me estruja entre ellos por un buen rato sin parar de darme besos en la cabeza.

—Esto es realmente un milagro— escucho decir a mi padre luego de soltar un suspiro de alivio.

Y yo, a pesar de que había deseado este momento desde que fui prisionera en aquel Castillo, no me sentí del todo feliz, increíblemente cuando antes todo lo que quería era estar al lado de ellos.

— ¿Cómo…?— me entrecorto confundida— ¿Cómo estoy aquí?

—Ayer cuando volvíamos al hotel luego de haber pasado horas en la estación de policías, te encontramos durmiendo aquí como si nada hubiese pasado, como si estos cuatro meses jamás hubieran pasado— mi madre se limpia las lágrimas con emoción.

Era eso, por fin recuperaba el aliento y recordaba la noche anterior, Desmont insistiendo en liberarme para no hacerme más daño. Él era consciente de que yo me habría negado si osaba hacerlo conmigo consiente, así que seguramente esperó a que me durmiera para poder dejarme con mis padres.

—Me liberó— digo sin poder creerlo, estaba decepcionada y no podía ocultar mi indignación— él me dejó ir.

—Esto es casi un milagro, con todas las cosas que oímos sobre ese chico, que cosas…— mi madre mueve la cabeza tratando de ver el lado bueno— pero lo importante es que ahora estas libre y podremos regresar a Florida.

—Todo volverá a ser como antes— mi padre me sonríe.

Y eso era lo que menos quería, que todo volviera a ser como antes, me rehusaba siquiera a pensarlo como seria, sin Desmont, como si todo fuera un sueño nada más.

—No lo entiendo ¿Por qué me dejaría libre?— siento deseos de llorar pero me aguanto, me pellizco a mí misma, clavo una uña en la palma de mi mano derecha— él dijo que me necesitaba.

—Kat no te siento feliz de haber regresado con nosotros ¿O es una intuición mía?— mi madre me mira fijamente confundida.

—Pero que cosas dices Hermonie— mi padre la interrumpe— solo, lo único que quiero es ir a la estación de policías y cerrar este caso, librarnos de todo y volver a Florida.

Él abandona la habitación y nos deja.

—Estoy más que feliz de tenerte de nuevo pequeña— me acaricia el cabello anhelándome acongojada— vamos a comer algo ¿Te Parece? Patt ha estado llamándonos constantemente para saber si teníamos alguna noticia sobre ti ¿No quieres llamarlo?

Niego suavemente sumergida en mis pensamientos.

—Digo… si, lo llamaré en un rato— le dedico una sonrisa— también estoy feliz de tenerlos de vuelta y… me alegra que todo vuelva a la normalidad.

Luego de varios minutos, nos vamos a comer algo, no nos vamos tan lejos puesto a que no conocemos Transilvania y para suerte nuestra hay una cafetería grande a la vuelta del Hotel.

Al entrar suena un tintineo suave, se siente el cambio abrupto del frio con lo cálido y puedo ver a mi alrededor gente haciendo lo suyo, el lugar es bonito, me recuerda a la cafetería a las que solía ir con Patt en Florida, se llama Chuck Coffe’s, porque claro, el empresario que lo había creado se llamaba Chuck. Suelto un suspiro afligido y me dirijo a una de las mesas vacías que se encuentra al lado de las ventanas alumbradas con luces neón y tomó asiento.

—No me he acostumbrado al frio a pesar del tiempo que llevamos aquí con tu padre— comenta mi madre— me hubiera gustado pasear más por las calles y haberlas recorrido de buena manera sabes… lamentablemente lo hice mientras pegaba tu foto en cada poste que encontraba.

Me quedo mirándola con lastima, ellos eran todo lo que tenía y los amaba más que a mi vida, le sonrío y coloco una de mis manos sobre la suya.

—Estoy aquí, contigo mami— hice una pausa justa— y nada nos volverá a separar ¿Si?




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