Todos los reinos abrieron sus ojos con alegría ante un nuevo día de vida. Los pájaros cantaron sin diferencia alguna, pero lo que nadie sabía era que un pergamino negro había comenzado su viaje con destino a cada una de las autoridades en los castillos.
Partió desde el nicho central para alcanzar las manos de cada príncipe y doncella. El mensaje en el interior dejó fríos a los lectores: «La princesa Myrna ha fallecido».
La noticia estremeció mentes. ¿Qué había sucedido?
El mensaje era muy claro y conciso con la información, tal vez demasiado breve. Era como si se tratara de un simple aviso de rutina más, como si lo ocurrido no significara nada. Las suposiciones brotaron de la tierra como la hierba, ¿de verdad fue una simple muerte? O algo más.
Todo sucedió tan rápido, no hubo velorio o visitas para dar el pésame al zorro azul. Nada más que un comunicado que quiso pasar por alto en pocos días. En el momento, las más afectadas con la noticia fueron Lexa y Adela, eran las más cercanas a la ya difunta princesa. Para los demás fue una sorpresa que no cayó del todo bien en el estómago.
Días después de la noticia, cuando se dio la oportunidad hubo una reunión entre aquellas que lidian con el duelo, y sus príncipes, claro. Mientras los varones tenían la boca llena de preocupación por su hermano, las doncellas buscaban satisfacer su incertidumbre.
Ambas descansan en una banca cerca de la arbolada.
—No puedo creer que se haya ido —dijo Lexa con las manos entrelazadas sobre sus piernas.
—Esto no tiene ningún sentido —refutó Adela harta de lamentarse—. Myrna no pudo haber muerto así nada más. La Corona nos está ocultando algo. ¿Qué decía el pergamino que les llegó a ustedes?
—Nada diferente al tuyo. La misma copia se movió por todos los reinos.
—Algo no está bien. Myrna no mostraba debilidad en su salud, no había nada de malo en ella. ¿Y si... simplemente no quiso aguantar más? —preguntó dolida.
Lexa reaccionó de inmediato y contestó ofendida:
—¡Ni siquiera lo pienses! Myrna nunca haría eso, jamás se quitaría la vida.
—"Jamás" es una palabra muy débil... ¿tú qué crees que pasó?
—Me aterra pensar detenidamente en el tema, igual lo que he escuchado no es muy alentador. Los rumores dicen que Heinrich deseaba un heredero, un niño, tal vez por la presión o por simple anhelo. Y como Myrna jamás lo aceptaría, decidió quitarle la vida. No me gusta pensar en esa opción, pero los hechos recientes no me ayudan a encontrar calma. Hace unos días atrás, me habló sobre discusiones fuertes con Heinrich. Dijo... que con cada disputa que se añadía al montón le nacían ganas de defenderse, demostrar su fuerza en contra de él y dejarle ver voluntad física. No quiero pensar que su última disputa alcanzó volúmenes agresivos. Es obvio que Heinrich posee mucha más fuerza, creer que él es responsable me aterra. No puedo ni imaginarlo.
—¿Y no crees en los rumores?
—No. No creo que vaya por ahí el asunto. Al inicio, Myrna me comentó que entre ambos llegaron a un acuerdo: Heinrich entendió de sobra lo dificil que fue para ella el asesinato de sus hijos y le prometió que no le pediría un descendiente hasta que ella lo quisiera. Pero eso fue cuando aún había esperanzas de que su relación fuera buena. No sé cuál sea la verdad, pero jamás voy a apoyar la idea de que Myrna decidió dejar de respirar. Su voluntad y resistencia eran increíbles, nunca se mostró debil aún con su mundo hecho pedazos.
Adela quiso juntar todas las piezas rotas que ya había recolectado sin dejar de consolar a su amiga que inició un nuevo llanto. La Corona tiene terminantemente prohibido mentir, no importa el momento, es una acción que va en contra de sus votos y promesas como rey y reina. Sin embargo, definitivamente hay algo que se oculta en ese mensaje de muerte. Hay sospechas de suicidio, asesinato y arranques de furia, y aún así la Corona no se inmuta ante ninguna de las vagas acusaciones. Es como si, aún después de recibir el disparo de la verdad, la gente haya decidido no hablar sobre el tema.
Si el verdadero responsable fue el príncipe azul, todos cerrarían la boca para mantener impecable su imagen, ¿no? Aún cuando este sea culpable. Caso contrario con la princesa, que al ser una mujer "recolectada", no habría por qué hacer tanto alboroto con algo respecto a ella.
Todas las verdaderas o falsas ideas apuntan a Heinrich, es el único que pudo ocasionar esto. De haberse tratado de una enfermedad no hubiera sido tan repentino. ¿Y un accidente? De ser así, ¿por qué no decirlo?
Para algunos imaginar que aquel que asesina a miles por el bienestar de su reino vaya en contra de su esposa es algo descabellado, pero no lo es para Adela. ¿Qué tal que sí es un hombre violento en realidad? No por nada es uno de los mejores guerreros entre los hermanos, uno de los más despiadados y fríos a la hora de arrebatar vidas. La piedad no es algo que practique muy a menudo, no por nada es un hombre con una energía tan pesada... Lastimosamente todo vuelve al ojo del huracán sumergido en la misma pregunta: ¿por qué?
Un guerrero experimentado tiene clara una cosa: No se pueden detener los incendios, las inundaciones, la putrefacción, el deterioro, la descomposición y mucho menos a la muerte, pero sí se puede detener el latido de un corazón.
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La pareja naranja estaba cumpliendo con sus responsabilidades en un nuevo día. El dolor por haber perdido a un miembro de la familia real aún no cesaba del todo, ojalá hubieran sabido que eso solo era el principio.
La corona lanzó un llamado para que escoltaran a ambos hasta el salón principal, lugar donde se hallan los tronos reales. Liam dejó de lado su luto al emocionarse por la idea de que las cosas para ellos pintaban cada vez mejor. Recordemos que si hay más responsabilidades en una pareja de príncipes es muy buena señal, ya que se traduce en confianza. Adela sonrió después de mucho por ver a su hombre emocionado, al menos había una alegría en su vida.
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Editado: 24.10.2025