El profesor sustituto

Capítulo 2

 

A mediados de marzo, la directora, que como ya ustedes saben, conocía muy de cerca al profesor Rodríguez y decidió realizarle un pequeño funeral en la capilla del colegio Sagrado Corazón. El lugar era muy pequeño, tenía unas cuantas flores alrededor de la tumba y como principal directora del funeral, tenía estimado no recibir a más de 50 personas, entre los profesores que trabajaban con Eduardo, algunos amigos de su infancia, ex estudiantes del colegio en el que trabajaba y hasta algunas de sus exparejas, que sentían que era su deber ir a despedirse de él. ¿Cómo pudo morirse tan de repente? Si hace pocos días todos los profesores del colegio lo había visto en buen estado, de pie dentro de su oficina para conversar sobre lo que habían hecho el fin de semana, mientras todos los estudiantes abandonaban las salas de clases. Su muerte era un misterio sin resolver.

El lunes las 16.00 en punto, cuando el sacerdote dio inicio al funeral, todos los invitados pudieron entrar a la pequeña capilla del colegio, ubicada al fondo de un largo pasillo oscuro, para poder ver por última vez al profesor Martínez y darse el pésame entre todos. Los profesores miraban en silencio a la tumba donde estaba acostado su antiguo colega de trabajo. Algunos se acercaron a dejarle un pequeño arreglo floral. Después de que habían pasado 2 horas, los invitados al funeral del profesor se iban marchando uno a uno. Se fueron todos, excepto el profesor que lo estaba reemplazando, que quiso quedarse unos minutos más tarde, para poder despedirse de su antiguo colega como Dios manda. Los profesores miraban en silencio al féretro donde estaba su antiguo colega. El funeral terminó con un pequeño discurso por parte del sacerdote de la ciudad. Siempre estarás en nuestros corazones, Eduardo. Esperamos volver a verte muy pronto. Buen viaje, querido amigo, fueron algunas de las frases de despedida que se escuchaban en el ambiente. Media hora después, todas las personas que lo conocían salían por la puerta principal de la capilla en la que habían hecho el funeral del querido profesor de matemáticas, mirando por última vez el recuerdo de una persona muy valiosa, que había muerto en circunstancias muy trágicas y que había dejado una gran incógnita en sus vidas. Felipe Rodríguez salió un momento a la calle para fumarse un cigarro y conversar con algunos de los profesores que seguían en la entrada del colegio.

-¡Felipe! ¿Quieres que te vayamos a dejar a tu casa? – le preguntó uno de sus compañeros de trabajo.

-No, muchas gracias. Acabo de pedir un taxi- le respondió. Otra de las características que definían perfectamente a Felipe era su gran capacidad para mentir de vez en cuando. Lo que acababa de decir era una perfecta mentira. Sólo necesitaba estar a solas con el difunto, para decirle unas palabras de despedida. Al mismo momento que sentía al auto de su compañero ponerse en marcha, apagó el cigarro y se devolvió a la capilla. Adentro, no había nadie más que la directora del colegio, conversando en privado dentro de la oficina del sacerdote. Entonces, aprovechó el momento justo y fue a despedirse de su amigo de toda la vida.

-Es una pena que estés ahí-le dijo con una voz suave y baja, para que los demás no tuvieran sospecha alguna de lo que estaba haciendo. -Te dije que me iba a vengar de ti por haberte metido con mi ex polola, hijo de puta. Gracias a Dios, ninguna de las dos personas que conversaban dentro de la oficina episcopal escuchó lo que Rodríguez acababa de decirle al difunto. Si hubiera tenido la posibilidad de sacarlo del cajón para poder pegarle por el daño que le había causado, lo habría hecho sin pensarlo dos veces.  Los investigadores que se habían hecho cargo del caso se habían dado cuenta de que lo habían asesinado con un arma blanca, desgarrándole los intestinos y las cuatro extremidades. Obviamente, la persona que lo había asesinado estaba buscando venganza, pero ¿qué había hecho el profesor Martínez para merecer una muerte de ese tipo? ¿Había tenido relaciones sexuales con la mujer de algún amigo?, ¿había traicionado a algún compañero de trabajo?, ¿tenía algún asunto pendiente con él cuando estaba en la universidad? Al parecer, el profesor Martínez no era tan buena persona como parecía.

 

 

 

 



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En el texto hay: misterio, asesinato, venganza

Editado: 14.06.2020

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