No sé exactamente cuando inició todo pero les contaré esta historia un tanto peculiar que me ocurrió. Los días pasaban como cualquier otro en mi casa junto a mi familia de cuatro integrantes pero yo era única que sabía la verdad: en realidad éramos cinco.
Hace un tiempo vengo sintiendo su presencia con el solo gesto de sujetar mi muñeca a la hora de la comida. Podía sentir los cinco dedos y una calidez como si se tratara de un familiar.
Sabía que era él y digo en género masculino porque hace un tiempo me percate que se trataba de un hombre: una noche me desperté cerca de la medianoche cuando escuché un ruido proveniente de mi puerta que daba al pasillo fue allí cuando divise una figura masculina, esta no se veía con claridad. La luz tenue que ingresaba por la ventana me dejo ver en su rostro una sonrisa amigable y una mirada suave. A pesar de lo que estaba viendo sorprendentemente para mí no tuve miedo es más sentía calma y tranquilidad. Era como si estuviera presente alguno de mi familia. Así que me giré y seguí durmiendo.
Un día comencé a sentir una mano en mi muñeca y supe que era él. Me dije a mi misma que si no me quería lastimar ni a mí ni a familia pues entonces era como un protector. Un guardián que siempre nos cuidaba.
Los días pasaron y yo estaba tan cómoda con su presencia que cuando sentía su mano en mi muñeca simplemente lo ignoraba y continuaba conversando con las demás personas reunidas a la hora de comer.
Sin embargo, sucedió un día que estábamos almorzando y puede percibir nuevamente su mano. Estaba acostumbrada, ese gento ocurría unos segundos y luego me soltaba. Pero esta vez no fue así. Él seguía presionando mi mano aun de forma suave pero cada vez que yo movía el brazo aunque sea un poco lo sentía presionar cada vez más.
Ya no pude soportar más y me levante de la mesa, lleve mi plato a la cocina y me dirigí a mi habitación. Mi familia estaba concentrados conversando que no se dieron cuenta de mi ausencia. Cerré la puerta y dije en voz alta pero no tanto para que me oyeran mi familia desde el comedor: "Suéltame" pero seguía presionando. Eso me impaciento y nuevamente grite: "Ya suéltame". Instantáneamente me soltó. Me quedé congelada en el lugar porque por primera vez sentí miedo de él. Respiré hondo para calmarme y regresé al comedor.
Llegó la noche y eran como las doce de la noche cuando escuché un ruido y de inmediato supe que era él. Estaba un poco asustada por lo que había pasado al mediodía pero aún me tenía curiosidad por sus acciones anteriores. Así que me armé de valor y me senté en la cama. Al mirarlo pude ver su cara seria mirándome fijamente. Segundo después me sonrió. Gesto que agradecí pues logró calmarme del nerviosismo. Así que le pregunté: "porqué me sujetaste la mano sin soltarme?". El seguía en silencio hasta que lo escuché decir: "Yo no fui". Eso me sorprendió, uno por escucharlo hablar es la primera vez que lo hacía y dos que quería decir con eso?. De inmediato contesté: "si no fuiste tú, quien fue?. Él me miró con dudando en contestar hasta que dijo: "Es alguien con malas intenciones pero no tengas miedo, yo te protejo" me sonrió nuevamente, se dio la vuelta y lo vi perderse en la sombra del pasillo. Me quedé paralizada unos segundos pero luego me acosté y sin percatarme me dormí.
A partir esa noche no volví a sentir su mano. Esto era raro pero no le di tanta importancia. Pasó el tiempo y una noche me desperté y como no podía dormir me dirigí hacia el living para mirar la tele esperando que así volviera a darme sueño. Justo cuando iba encender la TV oí un sonido en la puerta del salón parecido a un golpe. Me paré y caminé en esa dirección. Abrí la puerta. Miré hacia el pasillo semi-oscuro pero no vi nada y volví a cerrar la puerta. Me quedé allí delante de esta pensando que fue aquello. Pero no lo pensé mucho. Me giré y avancé en dirección al sillón cuando sentí unas manos empujar con mucha fuerza que me hizo caer al suelo. Inmediatamente giré a mirar quien me había provocado la caída y lo que vi me espantó. Era un hombre que jamás había visto pero que transmitía mucho terror. Aquella persona era alta, vestía de negro, con una mirada seria pero fija en mí y con una sonrisa burlona como si la situación lo divirtiera. El miedo me invadió y estaba petrificada. Pero de pronto él se acercó a mí como para hacerme daño. Instintivamente me cubrí la cara con los brazos. Segundo antes que esa persona se acercara demasiado apareció mi protector parado delante de mío y le gritó enojado: "Aléjate de ella". Los dos comenzaron a pelear. Me quedé en una esquina asustada. Luego de varios minutos vi como mi protector le acertó un golpe en la cara que lo hizo quedarse inconsciente. Segundo después este se levantó pero antes que pudiera golpear a mi protector pude ver en la oscuridad como sombras muy oscuras sujetaban y esa persona tenebrosa y entre gritos de este lo arrastraban hacia las sombras hasta que desapareció.
Aún impactada por lo ocurrido me gire a mirar a mi protector y por primera vez lo veía con claridad. Este me observó sonriendo y me dijo: "siempre te acompañé y cuidé incluso cuando salías de tu casa por eso sé esto, hace dos día estabas caminando por él centro de la ciudad cuando pasaste por una casa, tú no te diste cuenta pero estaba en abandonó. Fue allí cuando notaste una persona parada en la entrada de la casa. Como instinto la saludaste y continuaste tu camino. Esa no era una persona viva. Fue allí cuando esa persona te siguió y como solo tú lo viste intentó dañarte pero no lo iba a permitir". Al terminar de hablar comenzó a cambiar su apariencia joven por la de un anciano que reconocí al instante. Me cubrí la boca por la sorpresa comencé a llorar y me aproxime a él. "Sí, soy aquel vecino que nadie visitaba ni hijos, ni nietos, ni amigos. Pero tú, cada vez que pasabas por el frente de mi casa siempre me saludabas incluso venias a visitarme y pasábamos la tarde juntos conversando y charlando. Siempre preocupada que tomara mis medicinas. Fuiste como una nieta para mí y yo fui como un abuelo para ti. Por eso en agradecimiento decidí que debía cuidarte como tú me cuidabas a mí" me dijo. Yo no podía dejar de llorar y dije "te extraño" él me miro con una leve sonrisa y lo escuche decir "y yo a ti, debo irme pero recuerda si alguna vez estas en peligro solo llámame, porque siempre seré tu protector". En ese instante se giró y con lágrimas en mis ojos lo vi alejarse hasta volverse invisible. Me quedé parada mirando en dirección hacia donde se había ido. Luego de unos minutos me dirigí a mi cuarto. Me acosté en la cama y dormí con una calma y tranquilidad que hace mucho no sentía porque sabía que alguien me estaba cuidando. Mi protector.