Hakan tenía sentimientos encontrados; por una parte, Leyla lo había llevado a otro mundo donde de igual forma es el protector, en el que salvaría a Estambul otra vez de los temibles y arrogantes inmortales, pero por otro lado, ya tenía un final feliz, donde no importaba qué, sería feliz junto a Zeynep y la pequeña Val. Se entusiasmaba pensar que volvería a sentir esa adrenalina de lo incierto, de vencer esas ganas de renunciar y así llevarse la gloria no de sólo enfrentarse y salir airoso de sus enemigos, sino de si mismo.
—Cuéntame sobre este mundo; ¿realmente los inmortales me vencieron, cómo pasó eso?
—Mejor cuéntame del tuyo, tengo tantas dudas de tu mundo como tu del mío —contestó Leyla mirándolo a los ojos y suspirando, pues era igual de atractivo que el doppelganger de Hakan que conoció.
—Supongo que entonces tenemos mucho que contarnos, ¿te parece si en la noche vamos por unas cervezas y nos ponemos al corriente? Ahorita mismo tengo que regresar al bazar, pues ni lo cerré de la impresión de verte y Zey… —Hakan tuvo un nudo en la garganta, Leyla no sabía que su final feliz fue a lado de Zeynep, la última vez que Hakan vio a la Leyla del pasado, o de su mundo mejor dicho, fue cuando moría a manos de Faysal, él se la arrebató y le costó muchísimo aceptar su perdida. No podía creer que el destino le estaba dando una segunda oportunidad, claro, que fue en el peor momento, pues actualmente su pareja es Zeynep y no la podía traicionar.
—¿Te parece si dejamos que los inmortales acaben con Estambul, mi Estambul querido y después nos tomamos una tacita de café para conversar sobre como ahora nuestra Ciudad son solamente ruinas? ¡No tenemos tiempo que perder, tenemos que actuar ahora!
—Lo sé, créeme que no es fácil, pero me agarraste en el peor momento, de verdad lo siento, pero tengo que regresar —dijo Hakan con tono fuerte.
—Te entiendo, fui yo quien te traje aquí sin preguntar si podías, pero no tenía otra opción, no tenemos otra opción.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Hakan desconcertado.
—¿Conoces el quinto talismán? ¿En tu mundo se ha hablado de el? —preguntó Leyla con la cara triste.
—No, los leales sólo me contaron sobre la playera, la daga, el anillo y más tarde descubrí la llave. ¿Son los mismos acá?
—Sí, salvo un quinto que fue como te logré visitar, es este: —Leyla le mostró el talismán con forma de moneda y con una gema preciosa en forma de un águila de dos cabezas, la misma que utilizó para traerlo a este mundo.
—El oráculo me transportó a tu mundo, me dijo donde encontrarte y como traerte, pero no me dijo como regresar.
—¿Me estás diciendo qué me trajiste sin saber cómo ir de vuelta?
—Sí —respondió Leyla encogida de hombros y una mueca en la boca que indicaba que lo sentía.
—¡Vamos con tu oráculo! No puedo quedarme aquí y dejar solas a Zeynep y Valería —dijo Hakan esta vez sin balbucear ni pensar sus palabras. Leyla sintió como una cubetada de agua helada y no pudo evitar derramar una lágrima.
—Veo que rehiciste tu vida, me alegra Hakan, pero lo siento mucho, el oráculo gastó toda su energía para llevarme que murió en el proceso —Hakan se quedó en silencio y empezó a dar vueltas por el lugar, caminó de un lado a otro buscando una explicación, una forma en la que le pudiera por lo menos avisar a Zeynep que se encontraba bien y que regresaría tan pronto le fuera posible, pero no había un sexto talismán que mandará postales entre ambos mundos, o al menos todavía no lo descubría. Por lo qué no encontró más remedio que al mal paso darle prisa.
—Entonces cuéntame; ¿qué hay que hacer? —preguntó Hakan decidido —a falta de otras opciones— qué iba a ayudar a Leyla lo antes posible.
—El que derrotó a los inmortales fuiste tú, mejor tú dime; ¿cómo lo hiciste? Para replicarlo —le pidió Leyla y le invitó a que se sentaran en las grandes ramas de un árbol, el cual extrañamente resultó ser tan cómodo como un sillón. Hakan le contó todo lo que pasó desde la última vez que la vio, pero Leyla le pidió que le contara desde el principio, desde que empezó a trabajar en el corporativo de Faysal, justamente en el proceso en que ellos se conocieron por primera vez —para recordar aquellos momentos que estuvieron juntos— le pidió Leyla mientras recargaba su cabeza en su hombro. Inmediatamente sintió como Hakan hizo un pequeño movimiento que simulaba ser de rechazo, de que le incomodaba su cercanía, pero a Leyla no le importó y con sus brazos le rodeo el torso.
—Me siento protegida contigo —le dijo a Hakan y le dio un beso en la mejilla. Para Hakan era especialmente difícil esta situación, sentía unas inmensas ganas de volverla a besar, pero una cosa llevaría a la otra y jamás se podría perdonar si llegara a engañar a Zeynep. Una vez que terminó de contarle la historia se levantó y le dijo que fueran en busca de la llave, pero Leyla se resistió.
—Mi mundo existe gracias que eliminaste a los inmortales con Harun, no como Hakan, si lo vuelves a hacer de esta forma, la historia se repetirá y se creará otro mundo en el cual el protector nunca descansará. Si vamos a eliminar a los inmortales, tiene que ser sin viajar al pasado, y así no alterar el curso del tiempo. Mejor vayamos en busca de la daga —a Hakan no le pareció muy buena la idea, pero en el fondo sabía que Leyla tenía razón, si lo hacía de la misma forma iba a tener el mismo resultado.
Editado: 15.10.2020