El protector: El sexto inmortal

Conflicto

Mientras Leyla y Hakan descendían a toda velocidad del edificio donde mataron a Faysal. Hakan logró ver y a escuchar a Vizier a través del reflejo de las paredes de cristal de aquel rascacielos.

—Hakan, tienes que escucharme con claridad, Leyla no es quien dice ser —dijo Vizier y Leyla tomó del brazo a Hakan para notificarle que era momento de abrir el paracaídas, pero Hakan estaba perplejo por el mensaje que acaba de recibir de Vizier. Su mente se había detenido, sin embargo, para su desgracia, la gravedad no. Si no abría rápido el paracaídas, Leyla y él se convertirían en una mancha en el piso. Leyla como pudo jaló del arnés para activar la apertura del paracaídas y juntos descendieron ahora lentamente hasta aterrizar de manera forzada más no grave en el techo de una pequeña casa. Ambos querían desatarse tan rápido que no podían, y es que se aventaron en esos equipos donde ambas personas van agarrados del mismo arnés, por lo que un paracaídas fue para los dos. Tan pronto se separaron Hakan quiso correr. Desde que Leyla se presentó con él la había visto como una aliada, inclusive como algo más que iba en contra de sus sentimientos. ¿Era verdad lo que le dijo Vizier? ¿Leyla no era Leyla? Eso es imposible, tan imposible como estar en otra dimensión, un mundo alterno.

—¿Por qué te paralizaste? ¡Casi morimos! —le replicó Leyla a Hakan con tono fuerte.

—Yo… me quedé recordando nuestro primer viaje por Italia, ¿lo recuerdas?

—Como olvidarlo, pero no es momento para ponernos a recordar. Tenemos que ocultarnos, ¡vamos, sígueme! —respondió Leyla y Hakan confirmó que Vizier decía la verdad, Leyla y él nunca viajaron a Italia. Ni siquiera salieron de Estambul, pues su prioridad era derrotar a los inmortales.

¿Hakan, qué piensas? —preguntó Leyla que veía que él tenía la mirada perdida, y como no, si yo fuera él estaría igual o peor.

—Sí, vamos —contestó todavía con confusión, pero Leyla no le tomó importancia y continuaron su travesía a su refugio. Hoy habían ganado una batalla, habían derrotado al gran Faysal, sin embargo, todavía faltaba mucho para salir victorioso de la guerra. Durante el camino, Leyla no dijo una sola palabra y eso Hakan lo agradecía, pues tenía un dilema ya que tenía dos opciones; la primera era enfrentarla hasta que le dijera la verdad absoluta. La otra era que le siguiera el juego, pretender que no sabe nada e irle sacando la información poco a poco. A Hakan no le importaba el método, no tenia temor de encararle hasta que soltara la sopa. Él lo único que deseaba era regresar con Zeynep y la pequeña Val.

—Por fin llegamos, no puedo creer que lo logramos, ¡vencimos a Faysal! Esto lo tenemos que festejar —dijo Leyla una vez que habían entrado a la cabaña y sacaba lo que pareciera ser whisky de la alacena.

—¡Brindemos por nuestro triunfo! —añadió Leyla, pero Hakan se rehusó a su brindis.

—Brindaremos cuando esté de regreso en mi mundo —agregó en un tono tan monótono que no era común de Hakan. No expresaba enojo, felicidad ni tristeza, nada… su voz carecía de expresión.

—¿Todo bien? ¿Qué es la vida si no festejamos nuestros logros, por pequeños o grandes que sean? —preguntó Leyla quien ya había servido en dos vasos whisky solo. Se acercó a Hakan y mientras le daba su vaso para que lo cogiera, le  susurró en el oído que iban a festejar lo quisiera o no, mientras empezaba a besarle el cuello. Hakan, sabía que estaba mal y no solamente por Zeynep, sino por lo que acababa de descubrir. Quería resistirse a los placeres de Leyla y eso era realmente difícil e irónico. Fue capaz de de asesinar a un inmortal a sangre fría, pero no era capaz de resistir los encantos de una simple mortal. Hakan sintió un presentimiento y no dudo en actuar; tomó de la cintura a Leyla, llevó con sus manos la cara de Leyla a la suya, para sí poder besarla mientras acariciaba su piel. Lentamente, sin ninguna prisa mas qué incrementar el placer, caminaron ambos a la cama sin parar de besarse. Lo cual los hizo tropezar y caer en el viejo colchón. Hakan comenzó a desvestir a Leyla sin parar de besarla, para Leyla era imposible enfocarse en otra cosa que no fuera Hakan y cerró los ojos para dejarse guiar por sus cariños y besos. Hakan le hizo dar una media vuelta para acomodarse mejor. Llevó su mano al buró, sin que Leyla se diera cuenta sacó el talismán que detecta la presencia de los inmortales y cuando lo apuntó hacia ella sin que lo notara, obviamente brilló. ¡Leyla es una inmortal! Bueno… nosotros ya sabíamos eso, pero Hakan no. En cuanto vio eso aventó el talismán por atrás de la cama y se apartó de Leyla.

—¿Qué pasa, hice algo malo? —preguntó Leyla al ver el disgusto de Hakan.

—No, soy yo… no puedo hacerle esto a Zeynep.

—Ya se lo hiciste una vez ¿Qué importa una segunda? Haz estado muy raro desde qué… —dijo Leyla y se quedó callada por unos segundos.

—Nunca fuimos a Italia, ¿cierto? —preguntó Leyla sabiendo que su plan se venía abajo.

—Así es, ahora dime: ¿¡Quien eres en realidad!? —preguntó Hakan mientras corrió para agarrar la daga y ponerse a la defensiva.

—Tranquilo, si hubiera querido matarte, ya lo hubiera hecho.



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En el texto hay: fantasia, accion, amor

Editado: 15.10.2020

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