El protector: El sexto inmortal

Ojo por ojo

Zeynep llevó a la pequeña Val con un leal para que la cuidara. En la escuela dijo que iban a salir de vacaciones, pues por obvias razones no podía decir la verdad ¿quién le creería que su viaje sería a la Estambul de un mundo paralelo?

Zeynep tenía miedo, ella no poseía ninguna camisa que la hiciera invencible, mucho menos portaba una daga que le diera ventaja sobre los inmortales, y aún que la  tuviera ¿qué efecto tendría en ella? Junto a ella la daga carecía de poder, era una simple daga más, pero no por eso podía quedarse de brazos cruzados. No, tenía que hacer hasta lo imposible con tal de traer a Hakan de regreso.

Después de lo que pareciera una eternidad, Zeynep llegó a la tumba de los inmortales y dijo las palabras que Val le comentó abrían el portal, pero nada sucedió. Las repitió otra vez en voz alta, pero nada pasaba, ni siquiera un pequeño indicio de que iba bien. Lo repitió tres veces más y nada… rápido, lento, hasta deletreado, pero nada de nada… Zeynep se sentó frustrada delante de aquella gran puerta de piedra.

—¿Qué estoy haciendo mal? —se preguntó en voz alta, pero era evidente que no tenía la menor idea y gritó al aire como si eso fuera la respuesta, y es que… extrañamente lo fue. La puerta se abrió y Zeynep entró. Buscó por todos lados, pero no sabía que más hacer. Supuestamente con eso ya estaría en el otro mundo, ¿por qué no fue así?

—Por qué necesitas un sacrifico —dijo una voz a lo lejos.

—¿Qué? ¿Quién eres? —dijo Zeynep intrigada, pero nadie respondió.

—¿Qué tipo de sacrifico te refieres?

—¿De verdad necesitas que lo diga? Ya sabes a quien me refiero —Zeynep sabía exactamente a quien se refería, pero odiaba pensar que sus sospechas eran ciertas. Pues se trataba del oráculo, así logró Leyla venir a este mundo, asesinando al oráculo de su mundo, obteniendo así la suficiente energía necesaria para ir y regresar. Esto no sería tan grave si no fuera porque la oráculo actual se trataba de su mismísima hija.

Zeynep no preguntó más, ni siquiera insistió en investigar si la voz provenía de su subconsciente o de alguien más y salió corriendo de aquel lugar tan rápido como sus piernas se lo permitieron. En cuanto llegó a la casa donde había pedido el favor que cuidaran a Val, entró sin siquiera tocar. Obviamente Jesef, quién estaba cuidando a Valeria la mandó al patio trasero a que se escondía mientras él caminaba sigilosamente hacia la entrada para ver quien irrumpía y estuvo a nada de dispararle a Zeynep cuando la vio.

—¿Por qué entraste así?

—¿Dónde está Val?

—Está atrás, en el patio escondiéndose —respondió Jesef y Zeynep prosiguió a ese lugar de inmediato.

—¡Mamí! —gritó la pequeña Val tan pronto vio a Zeynep.

—Mi cielo, eres una niña muy grande y valiente, necesito que me escuches y me ayudes. ¿Es posible que le puedas mandar un mensaje a papá?

—¿Cómo? ¿No encontraste a papá? —pregunto la pequeña Val decepcionada, pues Zeynep le había jurado que la próxima vez que la viera, sería junto con Hakan… promesa que no fue capaz de cumplir.

—No mi vida, papá está en un lugar al que no puedo ir, pero si recibes visiones de él, es muy probable que también puedas enviarle un mensaje ¿puedes intentarlo?

—¡Sí! —respondió la pequeña Val emocionada sin saber el verdadero sacrificio que le solicitaba Zeynep, y a quien le dolía infinitamente pedirle ese favor, pues mandar un mensaje al otro mundo no es como si fuera una simple llamada. Se requiere una gran cantidad de energía, y el desgaste del cuerpo es muy doloroso… Zeynep lo sabía porque cuando entró a la tumba fue como si hubiera vuelto a ser el oráculo, pudo presenciar en su mente todo lo que pasó en su otra vida que ahora se borró, que Hakan eliminó como efecto secundario cunado Harun derrotó a los inmortales.

—Ya le dije que lo quiero mucho y que lo extraño mami.

—Gracias mi cielo, pero necesito que le des un mensaje un tanto no tan agradable… Dile a papá: qué para poder regresar… necesita… —Zeynep  no podía pronunciar aquella palabra enfrente de Val, ella era todavía muy pequeña para enterarse de la maldad de este mundo.

—Necesita matar a Leyla —finalizó Zeynep con una lagrima saliendo de su ojo. La pequeña Val quedó también tan impactada como su madre, sin embargo, en el fondo sabía que mamá tenía razón y aceptó diciendo un simple está bien.



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En el texto hay: fantasia, accion, amor

Editado: 15.10.2020

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