Azores: El Nido de La Vigilancia.
La base naval abandonada en la isla remota de las Azores zumbaba con nueva actividad. La sala de operaciones, un laberinto de pantallas y mapas, era el centro del nuevo La Vigilancia.
Kira observaba el nanodrón que Seraphina había dejado como burla. El pequeño reloj de arena brillaba bajo la luz fría de la sala.
—Seraphina está en camino al Ártico. Nos está invitando a ir —dijo Kira, su voz controlada, pero con una tensión palpable.
Nido tecleaba en el teclado, analizando el mensaje. —El nanodrón no tenía seguimiento ni cámaras. Solo un transmisor de voz unidireccional. Esto es un reto, Capitana.
Ariadne, la nueva integrante, se acercó a la mesa, su brazo vendado. —Ella no quiere evitar la lucha; quiere que la sigan. El Protocolo de Cronos es el último recurso del Cónclave. Lo usarían para 'reiniciar' la historia, borrando errores.
El Miedo de Aelarion.
Vance Aelarion estaba en el centro de la sala, su rostro más pálido de lo habitual. No era el miedo al peligro físico, sino al conocimiento puro.
—El Cónclave selló el Protocolo de Cronos hace milenios por una razón —explicó Vance, ajustándose las gafas—. No es un arma de destrucción masiva. Es un arma de anulación existencial. Si lo usa, podría anular no solo nuestra victoria, sino la existencia de cualquiera que se haya interpuesto en su camino.
Vance tomó el Pergamino de Metal (la llave de la Bóveda Geotérmica) y lo proyectó en la pared. Las coordenadas del Ártico brillaban sobre el mapa.
—Mi linaje Aelarion tiene registros del Protocolo. Si Seraphina lo activa, podría borrar el evento de Arcadia, podría borrar la Esfera de Memoria, podría borrar el nacimiento de La Vigilancia.
Kira se acercó a Vance, sintiendo el peso de la amenaza. —Eso significa que podría borrar todo lo que somos, Elías.
La Planificación del Ártico.
Lena Voss intervino desde la estación de comunicaciones. —La Bóveda Geotérmica es inaccesible sin el Pergamino. Seraphina necesita capturar a Vance o a Kira para obtenerlo.
—Entonces, le vamos a dar lo que quiere, pero con nuestras condiciones —dijo Kira.
La Capitana se dirigió a Vance. —Elías, tú eres la llave de la bóveda, pero también eres el único que entiende su funcionamiento. No podemos arriesgarte.
—No hay otra opción, Capitana. Debo ir. El Pergamino solo funciona en mis manos.
Kira aceptó con una dolorosa resignación. Ella se dirigió al resto del equipo.
—Nido, necesito que programes una frecuencia de pulso de EMP que pueda desactivar cualquier tecnología atlante en un área de diez metros. Es nuestra única arma contra Seraphina si activa Cronos.
—Ariadne, usa los registros de los Hijos de Teseo para encontrar un punto ciego en la defensa del Ártico. Una ruta de acceso que Seraphina no esperaría.
Ariadne señaló un archipiélago remoto cerca de la coordenada: la Isla de Svalbard.
—Hay una antigua base de investigación polar. Tiene un túnel de acceso que llega directamente bajo la Bóveda Geotérmica. Fue un proyecto de la Orden de Teseo para vigilar la bóveda.
Kira miró a Vance. El plan estaba trazado. La carrera había comenzado.
—Preparen el equipo de inmersión y el jet de asalto —ordenó Kira—. Seraphina nos espera en el Ártico. Y La Vigilancia no llegará tarde.