Kira se cubrió detrás de un panel de control oxidado mientras los disparos de los mercenarios de El Fénix rasgaban el metal a su alrededor. El pasillo, diseñado para el mantenimiento, era un laberinto estrecho de tuberías y cables, una trampa mortal.
—Ariadne, aquí Kira. Mi posición está comprometida. Necesito una ruta alternativa al nivel de cerámico. ¡Ahora!
La voz de Ariadne llegó con un esfuerzo palpable. —Imposible, Capitana. Es la única ruta. Hay refuerzos acercándose por detrás. Tienes que despejar el pasillo.
Kira sabía que no podía perder el tiempo en una batalla prolongada. Su objetivo no era la destrucción, sino el rescate de Vance.
Ella activó el visor térmico de su casco. El fuego enemigo era preciso, pero ella tenía la ventaja de la sorpresa. Lanzó una granada de humo denso modificada que Nido le había proporcionado.
El humo inundó el pasillo, cegando temporalmente a los mercenarios.
Combate a Ciegas.
Kira usó la cortina de humo para su ventaja. Se movió con la fluidez de un depredador, su traje de infiltración volviéndola una sombra invisible.
Se enfrentó al primer mercenario en combate cuerpo a cuerpo. Un golpe rápido en la mandíbula y una patada dirigida al punto de presión detrás de la rodilla lo dejaron fuera de combate. El segundo mercenario disparó salvajemente a través del humo.
Kira usó el contenedor blindado (que llevaba el Pergamino y el Protocolo) como escudo, desviando los disparos antes de neutralizar al segundo hombre con un golpe de taser de contacto en su muñeca.
Logró avanzar unos veinte metros, pero las puertas blindadas del pasillo se cerraron con un clank metálico, activadas por la seguridad de la Base 7.
—¡El pasillo está sellado! —gritó Kira.
La Distracción de Nido.
Justo cuando Kira se preparaba para forzar las puertas, la energía en el pasillo parpadeó. Todas las luces de emergencia se apagaron.
Nido intervino en el comunicador, su respiración agitada. —Lo siento, Capitana, era mi única opción. Envié un pulso para sobrecargar el sistema eléctrico del helipuerto. ¡La distracción de Jafar no funcionó! Tienes tres minutos de caos total.
Kira aprovechó el apagón. Usó un pequeño dispositivo cortador de plasma para abrir un agujero en la pared metálica, revelando un conducto de servicios paralelo.
—¡Gracias, Nido! ¡Eres el mejor!
Kira se deslizó en el conducto. Era una ruta estrecha y caliente, pero la llevaría directamente al nivel inferior, el Nivel de Cerámico.
La Sala de Interrogatorios.
Kira reptó por el conducto, guiada por el mapa holográfico de Ariadne. El calor se hizo insoportable. Finalmente, el conducto terminó sobre un respiradero en el techo de una gran sala.
Al asomarse, Kira sintió que su corazón se detenía.
Era la Sala de Interrogatorios.
La sala estaba construida con bloques de cerámico de basalto, tal como había advertido Ariadne, aislando cualquier pulso electromagnético.
En el centro de la sala, Vance Aelarion estaba sujeto a una silla de metal. Parecía agotado, pero ileso físicamente.
Frente a él, con una elegancia fría, estaba Seraphina.
Seraphina sostenía el Pergamino de Metal falso (una réplica que Nido había preparado). Ella acababa de estrellar el pergamino falso contra la pared, la frustración dibujada en su rostro.
—¡Mientes, Profesor! ¡Este pergamino es una falsificación! ¿Dónde está el real? —rugió Seraphina
—No lo sé. La Capitana lo tiene —respondió Vance, su voz baja pero firme.
Seraphina sonrió con una malicia aterradora. —Entonces, hagamos que su Capitana venga a nosotros. Ella tiene algo que yo necesito. Y tú eres el cebo perfecto.
Seraphina sacó un vial con un líquido de color ámbar.
—Esto es un suero de la verdad atlante. Me dirás la secuencia de activación total de Cronos, o te haré un favor y borraré tu memoria para siempre.
Kira sabía que no podía esperar un segundo más. Ella rompió el respiradero del techo.
—¡Seraphina! ¡Déjalo ir! ¡Yo tengo lo que quieres!
Kira se dejó caer a la sala de interrogatorios, el Pergamino real y el Protocolo de Cronos a la vista, lista para el enfrentamiento final.