El Protocolo de Cronos . (parte 4 )

Capítulo 15: El Último Moái.

​La Travesía Silenciosa.
​La embarcación de reabastecimiento, pequeña y sin radar, navegaba hacia el oeste. Kira y Vance estaban en una carrera contra el tiempo: no solo contra Seraphina, sino contra la cuenta regresiva digital de Atlas.
​Vance, mirando el horizonte del Pacífico, sentía el peso del Protocolo de Cronos y del Pergamino de Metal en el contenedor blindado.
​—Rapa Nui no es solo la bóveda de Lena —explicó Vance a Kira—. Es uno de los pocos lugares en el planeta con una firma geomagnética lo suficientemente fuerte como para ocultar la energía atlante. Es el escondite perfecto.
​Kira se concentró en la estrategia. —Seraphina ya sabe que estamos aquí. Si Atlas rompe la red de Nido, sabrá la ubicación exacta de Lena en la Isla de Pascua.
​El Desgaste de Nido.
​Nido se comunicó desde la base secreta, su voz distorsionada y llena de estática. El ataque de Atlas estaba causando estragos.
​—Kira... el ataque es total. Atlas está usando backdoors que no sabía que existían... Está usando una criptografía de secuencia Aelarion... es imposible.
​—¡Resiste, Nido! ¡Estás ganando tiempo! —gritó Kira.
​—No, Capitana. Él ya ha mapeado las defensas. Le quedan menos de dos horas antes de que rompa el muro de Lena. Si eso pasa, Seraphina sabrá que vamos a Isla de Pascua.
​Ariadne intervino, su voz más clara. —La única opción es cortar el nodo principal de energía. Es un apagón total, pero detendrá el ataque de Atlas. Pero si lo hacemos, perderemos todo contacto con ustedes.
​—¡Hazlo! —ordenó Kira—. Es la única forma de salvar el resto de la red. ¡Y salven el pergamino encriptado que les dejé!
​El canal de comunicación se cortó con un silbido estridente. Kira y Vance estaban solos, incomunicados en el vasto Pacífico, con la certeza de que su red de apoyo había sido puesta a cero.
​La Llegada.
​Bajo el sol ardiente, Rapa Nui emergió del océano. Era una isla desolada, famosa por sus Moáis de piedra.
​Kira y Vance atracaron la embarcación en una ensenada remota. Lena había proporcionado un jeep camuflado que los llevó al interior de la isla.
​El punto de acceso a la bóveda de Lena estaba camuflado entre los icónicos Moáis de la ladera de un volcán.
​—La bóveda está bajo el Último Moái —explicó Vance, señalando una figura de piedra que parecía mirar hacia el mar—. La entrada es un sensor de proximidad camuflado.
​Vance se acercó al Moái. Usó su mano para activar el sensor biométrico, y la tierra bajo el Moái se abrió con un deslizamiento silencioso, revelando una rampa de acceso.
​La Amenaza Final.
​Justo cuando Kira y Vance se disponían a entrar, el cielo se oscureció. Un helicóptero negro, sin insignias, descendió rápidamente sobre el Moái.
​—¡Seraphina! —gritó Kira.
​—¡Es demasiado tarde, Capitana! Atlas ganó. ¡Y él ya me dio las coordenadas de la bóveda! —La voz de Seraphina resonó por un megáfono.
​Seraphina no estaba sola. Además de sus mercenarios, el hombre que la acompañaba era el propio Atlas. Era un hombre frío, con gafas de tecnología avanzada, que miraba con desprecio a Vance.
​—Profesor Aelarion —dijo Atlas con una voz robótica y sin emoción—. Su red ha sido eliminada. La historia está a punto de ser reescrita.
​Kira tomó el arma y empujó a Vance hacia la rampa.
​—¡Vance, entra! ¡Yo cubro la entrada!
​—¡No, Kira! ¡Te necesito!.
​—¡El Protocolo es más importante! ¡Vete!
​Kira lanzó el Pergamino de Metal real a Vance a través de la rampa. Él lo atrapó y se deslizó hacia abajo. Seraphina, al ver el Pergamino, ordenó el ataque.
​—¡Fuego! ¡No dejen que la Capitana entre!
​Kira se quedó sola frente al helicóptero y los mercenarios. El enfrentamiento final por la Quinta Pieza y el control de la historia estaba a punto de comenzar.




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