El Protocolo de Cronos . (parte 4 )

Capítulo 16: El Precio del Moái.

​El Duelo en el Volcán.
​Kira se enfrentó al equipo de El Fénix. El helicóptero giraba sobre ellos, levantando polvo volcánico y creando un caos visual.
​—¡Atlas! ¡Detén el fuego! —gritó Seraphina. Ella no quería dañar el Pergamino (que creía que Kira aún tenía) ni el Protocolo.
​Atlas, el ciber-genio, dio un paso adelante. —Ella tiene el contenedor blindado. El Protocolo está ahí, Comandante.
​Kira aprovechó la distracción de su enemigo. Ella no podía ganar contra tres hombres armados y un helicóptero. Su única misión era ganar tiempo para Vance.
​Ella lanzó el contenedor vacío de municiones por la rampa, atrayendo el fuego de los mercenarios. Mientras los hombres disparaban, Kira se lanzó a la carga.
​Su objetivo no era la lucha, sino el helicóptero.
​La Explosión de Cronos.
​Kira usó su entrenamiento acrobático para evadir a los mercenarios y se dirigió a un pequeño depósito de combustible de emergencia. Ella disparó un dardo de pulso electromagnético al sistema de control del helicóptero. El helicóptero perdió potencia y se estrelló a pocos metros.
​El caos se multiplicó. Seraphina se lanzó sobre Kira, con el rostro distorsionado por la rabia..
​—¡Me has costado todo, Capitana!
​Seraphina era una combatiente formidable, entrenada en artes marciales por su padre. El duelo fue salvaje, rodando sobre la ladera del volcán, con la vida de Vance y la estabilidad del mundo en juego.
​La Estrategia de Vance.
​Mientras tanto, en la bóveda subterránea, Vance se movía con frenesí. Aseguró el Protocolo de Cronos en una cápsula de contención geotérmica.
​Pero no podía dejar el Pergamino de Metal. Si Seraphina lo recuperaba, encontraría la Quinta Pieza, el Corazón de la Atlántida.
​Vance recordó la última advertencia de Ariadne sobre el Protocolo: si se activaba en una zona de alta energía geomagnética como Rapa Nui, su efecto podría fusionar el conocimiento.
​Vance colocó el Pergamino de Metal en el panel de control. Él no intentó descifrar la secuencia de activación total, sino que tecleó la secuencia de almacenamiento y fusión que Lena le había enseñado.
​La historia se reescribió, no para el mundo, sino para el Pergamino.
​El Pergamino se fusionó con la propia bóveda, volviéndose ilegible. Ahora era un mapa inactivo, un fragmento más de la piedra de la bóveda.
​La Derrota y la Promesa.
​Seraphina golpeó a Kira, dejándola aturdida. La villana corrió hacia la rampa abierta de la bóveda, gritando de triunfo.
​—¡Profesor! ¡El Pergamino! ¡Entrégalo!
​Seraphina descendió y se encontró con Vance junto a la cápsula de Cronos.
​—Tarde, Seraphina —dijo Vance con una sonrisa amarga—. El Protocolo está asegurado. Y el Pergamino... es solo una pieza más del rompecabezas.
​Seraphina miró el panel de control fundido. Se dio cuenta de que el Pergamino ya no existía como artefacto.
​—¡Maldito seas, Aelarion! ¡Destruiste la última pista!
​Seraphina no perdió el tiempo. Ella tomó el Protocolo de Cronos de la cápsula y se lo llevó. Si no podía usarlo, se aseguraría de que La Vigilancia tampoco lo hiciera.
​Atlas, recuperándose del impacto del helicóptero, lanzó un último ataque digital. Una señal de radiofrecuencia para Seraphina.
​—Comandante, he encontrado un rastro de la Quinta Pieza... Está en Japón.
​Seraphina se rió, su victoria parcial. Ella miró a Vance por última vez.
​—Nos volveremos a ver, Profesor. Y la próxima vez, la Quinta Pieza será mía. Y con ella, el Corazón de la Atlántida.
​Seraphina y Atlas escaparon en un vehículo de tierra blindado, dejando a Kira y Vance solos en la bóveda, con el Pergamino fusionado con la pared.




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