El psicólogo incompetente

Capítulo 2 ?

Recorrer lo exteriores en la noche es algo que me ayuda a pensar y a hacer algo de actividad física. Paso junto al garaje que tiene cinco nuevos y lujosos coches en él, según Chesters son los contratistas encargados de la remodelación del tercer piso. Lo extraño es que llegan en la noche y se van antes de amanecer, nunca he visto trabajadores dentro o sentido sonidos propios a una construcción.

 Percibo una sombra que se dirige hacia las ruinas, la curiosidad me alcanza y voy a ver quién es, puede ser un alumno o un intruso. Los restos de un viejo edificio derrumbado, que antes formaba parte de la instalación principal, son enormes, como de un viejo castillo pequeño. 

Entre los escombros se ve una escalera, y la misma sombra moverse por ellas hacia el interior de un espacio hundido en la tierra. Trago saliva y recuerdo las palabras del director, “si valoras tu vida no vayas a allí”, pero me armo de valor y me deslizo entre los muros caídos, velando por no golpearme con ellos o poner un pie en algún lugar equivocado. El polvo me produce cosquillas en la nariz, pero contengo mis estornudos para no hacer ruido, tengo la ligera impresión que el mínimo sonido podría hacer caer este lugar. Logro llegar abajo, estoy en una habitación cuyo techo corre peligro y el acero sobresale del techo, pero parece “estable”. 

Camino velando que nada caída en mi cabeza, más adelante veo estantes llenos de libros, algunos tirados en el suelo, todos cubierto de polvo y telarañas. La sombra que perseguí resulta ser de la chica extraña que conocí en mi primer día. Está agachada, rebuscando entre los estantes algo de su interés. ¿Qué hace aquí abajo? 

—Es usted —ella voltea y un suspiro de alivio sale de sus labios, llevándose una mano al pecho. Supongo que la dejé con el corazón en la boca del susto —No debería estar aquí.

¿Piensa regañarme?

—Usted tampoco señorita, este sitio parece peligroso en potencia — ¿Qué hace aquí abajo?, al parecer o lee mis pensamientos o mi rostro.

—Bajo algunas noches —confiesa con duda —, le aseguro que no es peligroso, venga sígame, déjeme explicarle —me pide y sin aviso me toma de la mano para guiarme entre los estantes del suelo hasta un gran salón con mesas viejas dispuestas para leer – Es una antigua biblioteca, antes pertenecía al reformatorio, pero la estructura se hizo insegura y la cerraron. Nunca salvaron los libros ni abrieron una nueva.

Supongo que son cosas que pasan en este lugar. 

— ¿Te gusta mucho leer? —pregunto y asiente seriamente.

—En la escuela no hay más libros que el de las materias a estudiar y ya me los he leído. Además no se comparan con nada a la fantasía —añade —me quedan pocos por leer de aquí.

El sonido de una campana capta nuestra atención, es el toque de queda, todos los estudiantes deben estar en sus camas para la inspección. Caminamos juntos hacia la salida. — ¿Hace cuánto está aquí y cuan seguido lee? —pienso analizando l cantidad de libros que vi en ese lugar.

Desvío la vista un segundo y ella ya ha desaparecido, imagino que no tiene tiempo que perder si no quiere ser atrapada.

(…)

Como junto a mi padre en la cocina, los olores propios del local y la escasa luz no me molestan, mi cabeza sigue en aquel sitio con olor a tierra y papel viejo. Juego con el tenedor y la comida que no me produce nada de placer.

—Sabe extraño —crítico suavemente al tomar una cucharada de sopa. Siempre ha sido un buen cocinero, pero esto está en la delgada line de comible a intragable.

—Y tu comida como la del resto del personal está elaborada con lo mejor del almacén, —contesta con el rostro arrugado —lo peor lo reciben los niños.

— ¿Qué? ¿Cómo puede ser eso? —no puede ser cierto, algo así es más que indignante 

—Sus alimentos no son frescos, tengo que sortear las partes podridas d las papas al pelarlas y hacerme mago para aumentar la cantidad.

—Tengo que hacer algo, hablaré con Chester o enviaré una carta al ministerio de salud exigiendo una mejora en la calidad de los productos.

—Los suministros llegan cada dos meses para reducir los gastos de transportación. Por lo que la comida empieza a echarse a perder con el pasar del tiempo. Yo me he quejado varias veces al director, pero nadie más dice nada y él dice que es problema de presupuesto y la situación no se resuelve. Temo que tu petición quedará igual.

—Tranquilo papá, yo me encargaré de que sea diferente —no dejaré esto así, mi conciencia no me lo permitiría

—Hijo, no deberías meterte —me advierte, siempre protector. — ¿y que tal tu día?

—Bien, pronto iniciaré los chequeos anuales, aunque el antiguo médico no dejó hecho ninguno. Hace días quiero preguntarte si sabes que ocurrió con él.

—Tengo entendido que consiguió un mejor empleo ¿Por qué?

—Uno de los alumnos —su rostro va a su mente, su piel pálida y sus oscuros ojos negros —Me dijo que era un mal médico o quizás uno desocupado. 

—No tengo idea, pero te aconsejo que si quieres trabajar aquí deberás dejar de hacer preguntas que no te incumban.

—Esa me parece una actitud muy conformista y cobarde, padre. No es lo que me enseñaste.

—Solo tienes veinte años y estas recién graduado, con el tiempo aprenderás que luchar por causas nobles termina mal para ti e igual para el resto. 

—Gracias por el apoyo papá —me levando molesto de la mesa, él hace ademan de seguirme pero me deja ir.

Sabe que es lo mejor. 

Sigo mi andar hacia la habitación cuando a través de las ventanas de las escaleras veo sombras moverse en el contraluz de las cortinas de tercer piso. ¿Qué estaría pasando? Entro en mi cuarto y corro las cortinas de mis ventanas para ver si noto algún otro detalle. La oficina de Chester también está encendida, puede ver con claridad como el director se encuentra con otro hombre y cuentan billetes sobre la mesa.

¿Qué pasa en este extraño lugar?



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En el texto hay: misterio, amor, vampiro

Editado: 10.11.2022

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