El psicólogo incompetente

Capítulo 4 ?

El crujir de las ramas bajo mis pies descalzos me produce una extraña sensación — ¿Dónde estoy? —Grandes árboles negros opacan la vista, levanto la vista pero no puedo definir el cielo, algo choca conmigo, lanzándome al suelo lleno de hojas que amortiguan el golpe, y sigue corriendo. Solo alcanzo a ver un cabello negro cayendo por la espalda de un camisón blanco. 

—Amy espera —no sé porque la persigo.

Parece que busca a alguien.

— ¡Mama! ¡Papa! —grita deteniéndose cada pocos segundos.

 Una sombra negra pasa a mi lado, es como un humo negro que la persigue, ella lo nota y sigue corriendo y yo tras de ellas.

—Ya estoy cerca —escucho decir a una voz que no reconozco.

Despierto sobresaltado, un sueño, solo ha sido un sueño. Escucho gritos fuera de mi habitación, los mismos gritos de mi sueño. Me levanto a toda prisa cruzando hacia su habitación.

— ¡Amy! —grito pero nadie responde tocando con fuerza la madera — ¡Amy ábreme! 

Nadie responde pero sigue gritando. Decido girar el picaporte para comprobar que está abierta. Ella está en su cama dormida, parece un episodio de pesadillas, grita y se retuerce. Me acerco hacia ella y la sacudo con fuerza para que despierte. Ella abre los ojos aterrorizada, su respiración es irregular y me empuja hacia afuera

—Tranquila, fue solo un sueño —le digo volviendo a acercarme de forma lenta para que entienda que no hay peligro

Para mi sorpresa se lanza a mis brazos y empieza a llorar. Dejo que su cabeza se recueste en mi pecho para desahogar el miedo, puede que lo vivido no sea real, pero es igual de traumático. 

Le paso la mano por el cabello, dejo que esas hebras negras se enlacen con mis dedos, mientras le doy palmaditas en la espalda con la otra. Se queda dormida sobre mi regazo y mis ojos ya no aguantan más. La coloco suavemente sobre la almohada y la cubro con la manta, no debería dejarla sola, pero no creo que la situación se repita esta noche. 

Un bostezo se escapa de mí recordándome que me quedan pocas horas de descanso. Marcho a mi habitación arrastrando los pies y caigo como piedra sobre el colchón. Sin pensarlo mis ojos se cierran y me entrego a los brazos de Morfeo. 

Para mi mala suerte, la campana alcanza a despertarme y el sol golpea mi cara. Sin mucho ánimo obligo mi cuerpo a levantarse y moverse para empezar el día.

—Tienes trabajo —me repito a mí mismo.

—No, no lo tienes. Este es un instituto de mala muerte —protesta mi conciencia.

La nochecita ha arruinado mi cara de veinte añero, parezco de treinta. Suplico agua caliente en mi piel, darme un baño es la mejor opción rejuvenecedora. Salgo de mi habitación rumbo al desayuno y me la encuentro en el pasillo.

—Buenos días —le saludo y sus ojos huyen de los míos, presiento vergüenza, la vi en una posición muy vulnerable anoche — ¿Pudiste dormir mejor?

—Sí, gracias —pronuncia con trabajo apartando la vista.

— ¿Te pasa muy a menudo? —indago con miedo de que en cualquier momento salga corriendo — ¿Las pesadillas?

—Prefiero no hablar —intenta evadirme mientras me da la espalda

—Puedo ayudarte —añado y ella mantiene esa posición, a lo mejor pueda ejercer la psicología después de todo —Entiendo que la vida no ha sido muy gentil contigo, pero para mejorar necesitas asumir y sanar. Ven a mi oficina después de clases, por favor, déjame ayudarte.

—No lo creo. —dice seca.

Se aleja y tengo cosquillas en el estómago, espero que no sean culpa del pollo de ayer.

No vino. Creo que no confía tanto en mí espero que en algún momento lo haga.

Camino hacia el patio donde veo un coche lujoso estacionado junto a las ruinas, sigiloso avanzo al ver dos figuras que conversan. Reconozco la voz del director de la escuela y me escondo tras un arbusto para poder escuchar. 

—Ella no es igual que el resto, en cualquier momento el suero puede dejar de hacerle efecto —dice la segunda voz que no reconoce.

¿Suero que suero?

— ¿Y qué quieres que haga con ella? Si el peligro es tan grande no puedo venderla como a los otros.

¿Venderla? ¿Otros? ¿Acaso vende a los chicos? ¿Pero quién es ella?

—Debes mantenerla aquí donde podemos vigilarla. Si su otro yo despierta nosotros nos ocuparemos.

— ¿Por qué simplemente no la matan? —protesta Chester. 

— ¡Sabes que no podemos! ¡Ojala pudiésemos matarla! —alza la voz —Pero podemos confiar en que estas paredes pueden controlarla.

Chester bufa, parece que la conversación h terminado. Debo largarme antes de que me vean. Esto es demasiada información, hablan de matar y vender personas con demasiada naturalidad, sabía que algo no me gustaba de ese Chester.

Pero ¿Quién es ella, y por qué representa una amenaza tan grande? Corro hacia a cocina, mi corazón late rápido. Encuentro a mi padre en su quehacer que se sorprende al ver el gesto en mi rostro.

— ¿Qué pasa hijo?

—He oído a Chester —contesto recobrando el aliento. —Hablaba de vender y matar a uno de los chicos.

— ¡Tonterías! — ¿Cómo puede desestimar lo que digo con tanta facilidad? ¿Y con una sonrisa? —Anda ven a comer algo.

— ¡Estoy hablando en serio! —mi voz se descontrola mientras mi puño golpea la mesa. Intento recobrar la compostura — Los escuché padre, estaban conversando ocultos atrás de la escuela ¡Aquí venden niños! Y estaban hablando de matar a una por ser un peligro, a lo mejor es la hija ilegítima de alguna figura importante, no sé. Solo sé que tenía razón sobre ese Chester.

— ¿No crees que te estas apresurando? Estás haciendo acusaciones bastante serias de una conversación que pudiste hacer malinterpretado.

—No lo malinterpreté padre. Lo escuché claramente y pienso informar a las autoridades.

— ¿Con que pruebas piensas hacer eso? ¿Crees que tu palabra será suficiente? —su tono se vuelve fuerte, me recuerda a sus regaños cuando era niño. —Mira hijo, llevo años trabajando aquí, Chester es un hombre avaro, pero no es tan malvado como para esas cosas.



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En el texto hay: misterio, amor, vampiro

Editado: 10.11.2022

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