El psicólogo incompetente

Capítulo 14 ?

Estoy en la oficina llenando unos papeles, solo son expedientes médicos por rellenar. Debo apurarme, me esperan para almorzar. Siento que llaman a la puerta. 

—En un segundo Ann. —respondo sin levantar la vista de lo que estoy haciendo.

—No soy Ann. —puedo reconocer esa voz.

Levanto la cabeza, ahí está ella. Quedo avergonzado de haberla confundido.

— ¿Puedo pasar? —me pregunta dulcemente

—Sí, claro. —le muestro la silla con un mano —Por favor, siéntate.

Ella lo hace. , camina hacia la silla, cruza las piernas al sentarse y me mira juzgante.

— ¿Esperaba a mi maestra, doc?

—Sí, quedé de almorzar con ella —admito.

— ¿Algún progreso sacándole información o es que ya disfruta de su compañía?

No me gusta ese tono de voz, nunca lo ha usado.

—Amy…

—Sí, porque si voy a esperar que usted me proteja debo confiar que no termine aliándose a ella.

—Amy…

— ¿Qué? —está muy agresiva hoy.

—He averiguado algunas cosas, pero también hay cosas que me debes explicar.

— ¿A si? ¿Cómo qué?

—Quiero que me expliques lo de la profesora que supuestamente manipulaste. Quiero saber que pasó.

Sus ojos se abren con sombro. No esperaba que conociese ese.

—Eso se lo dijo ella, ¿verdad? Ya ha logrado ponerlo contra mí.

—Nadie ha logrado nada, Amy. Cálmate. —intento calmarla con un gesto de las manos. —Yo quiero conocer tu versión de la historia, porque sé que es la verdadera.

—Ah —mira a ambos lados, avergonzada. —Lo siento, es que estoy harta de siempre ser la culpable.

— ¿Por qué no me cuentas?

—Ella solo quería ayudarme, tenía pruebas, quería exponer toda la organización como intentas tú. Pero ella era parte de ellos, la descubrieron y desapareció. 

— ¿Desapareció? —ella solo asiente.

Creo que sé lo que quiere decir. 

—Ellos dicen que yo la manipule, que la corrompí. —me mira con desesperación mientras pone una de sus manos sobre mi escritorio — ¿Tú me crees verdad? 

—Claro que te creo —mi mano sobre la de ella. Veo una sonrisa que sale de sus labios, parece aliviada.

—Gracias.

— ¿Se siente bien hablar con alguien, verdad? 

—Creo que si.

Un carraspeo intencionado a llamar mi atención nos interrumpe desde la puerta. Ann nos mira, sus ojos caen en nuestras manos que se retiran de forma rápida, pero es tarde, lo ha visto. Dibuja una sonrisa malvada en su rostro, con un contonear de sus caderas se acerca a mí, lleva sus labios a los míos como tomando posesión de algo que es suyo.

—Vamos a almorzar, cariño —le da una fría mirada a Amy, quien se levanta para marcharse.

—Hablaremos después. —le digo como despedida quedándome solo con Ann.

Ella espera a que Amy esté fuera de nuestra vista para cerrar la puerta.

— ¿Qué hacías? —me interroga.

—Solo hablaba con ella.

—Eso no es lo que parecía. Te dije que es peligrosa.

—Solo la estaba apoyando porque me contó algo importante para ella.

—Ten cuidado con esa niña, no te dejes envolver por ella.

— ¿Envolver? Creo que ya sé lo que pasa aquí —la halo para que se siente en mis piernas.

—James, esto es muy inadecuado para tu oficina.

—Nadie nos ve, y ya se cual es el problema, estás celosa.

Su carcajada inunda mis oídos.

— ¿Yo celosa? 

—No tienes nada de lo que avergonzarte, es normal.

—No estoy celosa —se levanta —Pero estoy hablando en serio, mantente lejos de ella.

 

 

 

(…)

No puedo permitir que se acerque a ella. Sé perfectamente lo que trama, pude verlo en los ojos de ella, lo está enamorando con cantos de sirena, quiero atraparlo para que haga lo que ella quiera. Pero a ese juego podemos jugar dos. 

Chester sigue bajando sus besos por mi cuello, ya soy inmune las arcadas que me provoca. Desearía que fuera James, no puedo dejar de pensar en él. En sus labios suaves, en sus ojos marrones.

¿Quién diría que podría provocarme esos sentimientos? Lástima que esté metido en la boca del lobo y no lo sepa. Los besos de Chester siguen avanzando y yo intento imaginarme que son otros labios que no he tenido el placer de tener en mi cuerpo. James, ¿Cómo te salvo, James?

Tú curiosidad será tú muerte y mi destrucción, si tan solo pudiese contarte. Si tan solo pudiese advertirte, pero no puedo. 

 

 (…)

Encuentro a Amy sentada en un banco con sus libros. Camino hacia ella, eme ve y se levanta con dirección a las ruinas.

—Amy — la alcanzo en la parte de atrás del gimnasio.

—Me dijiste que no tenías nada con ella.

—Solo estoy intentando sacarle información. —no me cree.

— ¿Cómo sé que no haces lo mismo conmigo? ¿Cómo mismo finges con ella puedes fingir conmigo? He sido una tonta al creerte.

—No, Amy, no es así —paso la mano para apartar el pelo de su rostro.

— ¿Y cómo es James?

¿Qué información cree que puedo sacarle?   

—Por favor créeme —tomo una de sus manos y la llevo a mi pecho, quiero que sienta mis latidos — ¿Lo sientes? Está dolido de pensar que puedas creer que sería capaz de hacerte daño por un segundo.

 

 

 



#9543 en Fantasía
#3661 en Personajes sobrenaturales
#20225 en Novela romántica

En el texto hay: misterio, amor, vampiro

Editado: 10.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.