El psicólogo incompetente

Capítulo 28

— ¿Qué pasa James? ¿Por qué tan serio? —luce hermosa, se ha arreglado mucho para nuestra cena de hoy.

Lleva la parte superior de sus rizos rubios recogidos cayendo sobre el resto del pelo suelto y un vestido azul claro sencillo, hasta sus rodillas y con un escote cerrado.

—Solo queríamos que saliésemos —tomo su mano, es posiblemente la última vez que lo haga — para agradecerte. Haz hecho mucho por mí.

—Haría lo que sea por ti, te amo —sus palabras me caen de sorpresa es la primera vez que lo dice. —Haré lo que sea porque estemos juntos.

“Por que estemos juntos, me encantaría que estuviésemos juntos, me encantaría haberme enamorado de ti, pero no lo hice, no te amo Ann, te quiero. Te usé, te manipulé y siento el hecho de que hayas tenido que sufrir en carne propia mis errores, y que aun te falte por sentir la traición. Me gustaría que esto no fuera así, me hubiese gustado saber la verdadera personalidad que tenías dentro antes de juzgarte. No es tu culpa, lo que siento por ella es algo que nunca había sentido por nadie, y sé que la odias, pero no puedo detener lo que siento y tú tampoco lo entenderías. “

Quisiera decírselo todo, pero las palabras se quedan trabadas en mi garganta.

— ¿Y tú me amas? —su voz me saca de mis pensamientos.

—Amar es algo demasiado grande, Ann. Pero ten por seguro que te quiero, que te quiero mucho.

Ella aparta su mano de la mía.

— ¿Amas a alguien más? ¿Estás enamorado de ella? —sus facciones se tensan.

Quisiera decirle la verdad, pero eso podría poner en peligro mis planes.

—No sé de qué hablas —continuo comiendo.

—Si sabes, quiero saber si la amas. Porque quiero que entiendas que lo que sientes no es real, ella está jugando contigo.

—No quiero volver a este tema Ann, quiero que cenemos en paz, que disfrutemos nuestra compañía, yo quiero ir a mi padre antes lo de esta noche, necesito su consejo y experiencia y pedirle una disculpa, Mark puede llevarme.

—Está bien —ella no parece muy complacida con mi respuesta. —Espero que regreses a tiempo.

—Lo haré.

Me siento mal por mentirle, solo quiero darle un último día feliz.

 

 

(…)

—Deja ver si entiendo —dice Mark sin quitar la vista de la carretera.

—Pensé que ibas a apoyarme sin preguntas.

—Solo quiero saber que esto no es un secuestro. —me rio ante la idea —No te burles, me ice serio.

— ¿Me crees capaz de algo así?

—No te creía capaz de sacar a una menor de edad de un instituto donde está retenida.

—Ya te expliqué, tienen un negocio de trata de blancas, y quiero sacarla de ahí. 

— ¿Por qué meterte en tantos problemas por esto? Tienes una rubia preciosa como novia, si la dejas no te garantizo que no intentaré conquistarla.

El sentido de humor de Mark en estas situaciones no deja de sorprenderme.

—El corazón tiene cosas que la razón no entiende, y es una chica muy madura para su edad, eso debe dar crecer entre libros. Además mañana cumple los dieciocho. Quiero que sea libre.

— ¿Por qué mejor no le dejas esto a la policía?

—Esto es demasiado grande.

— ¿Y tú solo quieres salvarla a ella? —esta conversación está tomando una dirección que no me gusta.

—Su vida está en peligro, es alguien importante y la van a matar. Si no quieres estar en esto solo déjame allá y yo nos sacaré con mi auto.

—Oye, —me mira de forma seria —Si tengo que ser cómplice tuyo en un asesinato lo seré, solo quiero saber que estás seguro de esto.

—Créeme, que si no fuese necesario no lo haría.

Al fin el reformatorio se abre ante nosotros.  

—Da la vuelta y estaciona en la otra carretera —pido —puedes esperarnos allá.

Veo el auto retroceder y marcharse, avanzo hacia el portón metálico. Diviso una figura parada en mi habitación, puedo reconocerla, ella también me ve. Mis pasos se aceleran y corro hacia dentro del edificio.

Las escaleras agitan mi respiración a cada paso y la veo allí, parada al final de ellas. Me quedo parado frente Amy, recupero un poco el aliento.

—Regresaste —dice sin aparte esos ojos azules de los míos.

—Te dije que volvería —miro a ambos lados —pero ahora tenemos que irnos.

— ¿Irnos?

—Huir de aquí. —veo la duda en su rostro — ¿Confías en mi? —ella asiente —Bien, tenemos que ir a los pasadizos de la cocina.

Corremos hasta la cocina donde chocamos con mi padre, él nos mira y yo le hago una seña a Amy para que continúe.

—James, no sabía que habías regresado.

—Tengo que hablar contigo, pero el tiempo corre, acompáñanos.

Él se asombra al descubrir la pared falsa que cubre la entra al pasadizo.

—Bien, ¿Qué pasa? —me dice una vez que los tres terminamos de pasar.

—Amy tú continua —ella sigue caminando para yo tener una conversación con mi padre —Voy a salvarla.

— ¿Qué? —pregunta él confundido.

—Encontré un modo de salvarla, a ella, a Amy. Salvar su parte humana. —su rostro se vuelve serio—La amo y voy a salvarla.

—Es una locura James, ninguno de los humanos poseídos por la reina han podido salvarse.

—Yo sé cómo y voy a hacerlo. Sé que ellos van a buscarme cuando sepan que no está, por favor huye con nosotros, no quiero que nada te pase por mi culpa.

—Cundo te encuentren van a matarte —baja la voz al darse cuenta que su grito hace eco en estas paredes —La organización va a matarte si primero no te mata ella. No vale la pena James.

— ¿Valía la pena salvarme a mí? ¿Hubiese valido la pena salvar a mi madre? —él guarda silencio —La amo y por ella todo vale la pena, no es justo que muera por algo que no es su culpa.

—Por ti y tu madre todo vale la pena —me responde con tristeza. —Está bien, ve, pero yo me quedo.

—No papá, te harán daño.

—Tengo que quedarme.

No quiero ceder esto, pero sé que el tiempo está en mi contra y que no lo lograré.



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En el texto hay: misterio, amor, vampiro

Editado: 10.11.2022

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