Andrew.
El juicio fue aplazado ya que ni princesa tuvo una recaída, todo esto fue provocado y los únicos culpables son ellos, todo esto es culpa de ellos por haber provocado todo este show innecesario, mi pequeña y yo nos hubiéramos ahorrado esto sn necesidad de que todo mundo supiera nuestro amor que solo nosotros teníamos en intimidad.
Me siento impotente y enojado no poder hacer nada, no poder estar ahí y callar las lágrimas amargas que caen de aqulas dulces cuencas, callar con mis labios y poder estar ahí para tranquilizar, darle el refugio necesario que tanto ella grita con su mirada. Me enoja todo esto y quedarme de brazos cruzados.
El Sr. Grazer me estaba diciendo antes de que el pánico y la alerta se encienda en mí, me estaba diciendo que haría todo lo posible de ganar el juicio pero que se escapa de sus manos.
¡Al diablo todos los del juicio! Yo voy a ganar sea como sea, me vale mierdas lo que los abogados aleguen, me importa lo más mínimo lo que los testigos digan, ni mucho me importa lo que dicte el Maldito juez. Todo esto hace que en mi crezca el enojo aún más, hace que mis venas se alteren. No les conviene despertar a la bestia. Nada ni nadie me va a separar de ella.
Me trasladaron de una vez hacia el maldito lugar en el cual me tienen encerrado, aquel que llevo nueve meses trancado sin salida alguna, este que solo parecen parásitos con vida, el único cuerdo soy yo aquí.
¡Me importa en lo más mínimo! No me importa si las encuentra o no, estoy harto de lo mismo y mi paciencia se agota, tengo que hacer algún plan sin que nadie se entrometa, sin que nadie lo estropeé otra vez.
Escucho pasos en el corredor, son unos pasos muy conocidos. Es María que ha llegado otra vez, siempre a estar horas empieza su turno.
Escucho como esas dos viejas cuestionan nuestra historia de amor. ¿Cómo se atreven? Nadie tiene derecho a opinar nada de lo nuestro, solo nosotros dos sabemos lo que sentimos el uno por el otro. Hago el mínimo movimiento para que no estropeé su tertulia tan ridícula. Sigo prestando atención cuidadosamente a su chismorreo.
Con pasos silenciosos me acuesto y coloco todo si estuviera dormido.
Escucho como el pomo de la puerta es girado y la puerta empujada hacia dentro, sus zapatos hacen sonido sobre el suelo, normalizo mi respiración lo más que puedo, varios segundos después la puerta es cerrada y mi respiración vuelve a su estado normal.
Sigo dando vueltas en la cabeza para ver qué idea o plan me sale, necesito mejorar las cosas, tratando de buscar algún plan me quedo dormido.
Mi tranquilidad mañanera es moletada por la enfermera chismosa de la madrugada.
De mala gana me dirijo al dispensario de las medicinas, hago la respectiva fila de todas las mañanas, llega mi turno me pasan un vaso plástico con dos tabletas.
Todo aquí es un circo.
¡Estoy harto de este maldito lugar! ¡Estoy harto de todo! Lo único que quiero es amanecer al lado de mi princesa cada mañana, amanecer a su lado con aroma a vainilla, ser felices los dos.
Recuerdo que antes de que esta maldita persecución empiece Recuerdo como cada mañana se veía tan tierna y delicada, me gustaba verla dormir era como ver una pieza de arte de cerca, me quedaba varios segundos admirando su belleza, que me embelesaba con tanta hermosura.
Salgo de mi hermoso recuerdo, me quito de la fila y vuelvo a mi habitación, tras cerrar la puerta con seguro me saco las tabletas y las coloco en un lugar que nunca han revisado, siempre en los cateos mensuales hacen de las suyas.
La enfermera de hace rato vuelve a fastidiar - Andrew quita el seguro o llamo a seguridad - grita en el pasillo mientras golpea la puerta fuertemente.
Quitó el seguro y doy dos pasos hacia atrás.
Solo la miro, no digo palabra alguna todo esto hace que me hierva la sangre ¿Que diablos quieren ahora? ¿Que busca esa aquí? ¿Tanto es pedir no joder la vida a alguien?
Los buenos pagamos por cosas malas que no hemos provocado.
Sin ganas de atender a la tal esa , todo es para que yo diga mentiras, hacerme creer que tiene confianza conmigo y todo ese papel que me lo sé completo. No diré mentiras, lo único que ellos quieren que yo hablé para poner todo en mi contra.
La enfermera me dirige hacia una habitación totalmente blanca, con cuadros de frases estúpidas de autoayuda, el maldito de Freud varias fotos suyas, y más frases de Freud y su psicólogia barata.