EL DESPERTAR - CAP 1

Desperté en una habitación. ¿Un hospital psiquiátrico? Eso parecía. Miré a mi alrededor: las paredes eran completamente blancas, sin una sola ventana que dejara ver el exterior. Solo había una puerta con una pequeña rendija de vidrio, por donde podía observar a doctores cruzando de un lado a otro. Me levanté de la cama e intenté abrirla, pero estaba cerrada con llave.

El sonido de pasos acercándose me hizo retroceder hasta una esquina. Mi corazón latía con fuerza. La puerta se abrió. Entraron dos hombres. El primero era alto y delgado, con el cabello castaño y ondulado. Sus ojos verdes contrastaban con su piel trigueña, y su voz era grave, autoritaria. El segundo era más bajo, de complexión robusta. Tenía el cabello ondulado, salpicado de canas, y una barba descuidada.

Su mirada azul era fría, casi vacía. El hombre alto habló primero:

—¿Esta es la chica de la que me hablabas?

—Sí —respondió el otro—. Es ella. La nueva.

¿La nueva? ¿La nueva de qué? Mi mente empezó a girar en círculos. No recordaba cómo había llegado allí. Lo último que venía a mi memoria era caminar de regreso a casa desde la universidad... y ese carro negro que se detuvo frente a mí.

Dos hombres bajaron. Me cubrieron los ojos y la boca. Luego, oscuridad.

—Se ve saludable —dijo el alto, observándome con una sonrisa extraña —. Pero quiero hacerle unas pruebas, solo para asegurarme de que todo esté en orden.

—Claro. Mañana en la mañana puede ser —respondió el otro.

Ambos salieron y la puerta volvió a cerrarse con un clic metálico.

Me quedé inmóvil. ¿Pruebas? ¿Qué tipo de pruebas? ¿Dónde demonios me encontraba? ¿Había más personas como yo? Me recosté en la cama, tratando de calmar el temblor de mis manos. No podía dormir, pero debía hacerlo. Tal vez mañana entendería algo. O tal vez... mañana sería peor.