El hospital tiembla, gruñe, respira como una bestia herida, pero por primera vez desde que estoy aquí... nada aparece, nada me persigue, nada me imita. Solo estamos Santiago y yo. Los dos sosteniendo esa carpeta negra. Y la verdad esperándonos como un cuchillo en la garganta. Nos sentamos en el suelo de la oficina, entre cables quemados y papeles regados. La luz parpadea, pero no se apaga. Parece contener la respiración. Abro la carpeta. La primera página ya la vimos: "Becky Álvarez — Sujeto Final". Paso la hoja. Y ahí empieza todo. El documento no es técnico. No tiene fórmulas, no tiene códigos, no tiene nada complicado. Es casi... humano. "El Hospital VinF fue construido para desaparecer personas sin dejar rastro". Me quedo helada. Santiago también. Leo en voz alta, aunque la voz me tiembla:
—"Víctimas elegidas entre estudiantes, empleados, y personas sin redes familiares fuertes. El objetivo: crear sujetos capaces de obedecer sin preguntar." —Miro a Santiago. Él traga saliva.
—Esto no es ciencia —dice con la voz rota—. Esto es esclavitud.
Paso a la siguiente hoja. La letra de Vincent es impecable, elegante, casi artística. Eso me da más rabia. "Los primeros sujetos fallaron. No resistieron los encierros prolongados. Los siguientes desarrollaron episodios violentos. Se descartaron." Los descartaron como si fueran basura. Aprieto la página con los dedos.
—¿Y Amara? —pregunto con la voz atorada. Santiago señala un nombre en la esquina. El corazón casi se me sale.
"Amara Guez — Sujeto 7. Resistente. Obediente al aislamiento. Potencial compañera para el Sujeto Final."
Siento un nudo en el estómago. —¿Compañera? —susurro—. ¿Por eso siempre sentí que... que la conocía?
Santiago asiente despacio. —Porque la conocías. Pero aquí... te rehicieron la memoria. A las dos.
Paso la página. Ahí estoy yo. Mi foto de la universidad. Sonrisa real. Vida real. Un comentario de Vincent aparece al lado: "Vi a Becky por primera vez el 15 de marzo. Inteligente, fuerte, emocionalmente vulnerable. Perfecta para el proyecto." Mi sangre se enfría.
—Me vio —digo, apenas respirando—. En la universidad. Me eligió... desde antes.
Santiago aprieta su mandíbula. —Ese desgraciado llevaba siguiéndote meses.
Sigo leyendo. "Para traerla, usé el método habitual: desaparición discreta. Secuestro limpio. Traslado en menos de tres horas." Cierro los ojos un segundo. Veo el día del secuestro, veo el olor a cloro, veo que nunca llegué a casa de mi novio, veo que mamá me llamó y me advirtió. pero yo no hice caso. Vincent estaba ahí. Mirándome. Esperando el momento. Paso a la última sección. Ahí está la parte que quería evitar. La que sabía que dolería más. "El propósito del Sujeto Final no es obedecer. Es reemplazar." Mi corazón se detiene por un segundo.
—Reemplazar... ¿a quién? —pregunto, aunque ya siento la respuesta. Santiago lo lee primero.
—Al mundo exterior —dice apenas en un susurro. Señala la frase subrayada: "Crear un sujeto capaz de sobrevivir fuera, infiltrarse, controlar, extender el proyecto." Me quedo sin aire.
—Querían usarme como una herramienta —digo, con la voz partida—. Para llevar esto afuera. Para seguir secuestrando gente. Para seguir repitiendo todo esto... en más lugares.
Santiago me toma la mano, fuerte, con desesperación, como si el hospital fuera a tragarnos en cualquier momento. —Becky... —dice, con lágrimas que intenta ocultar—. Tú nunca fuiste parte de su experimento.
—Claro que sí —susurro.
—No. —Se acerca más, sosteniéndome la cara con ambas manos. Su voz tiembla. —Becky... tú fuiste el objetivo. No la herramienta. No el arma. No el monstruo. Él te quería para poder controlarte. Porque te quería para él. Porque eras lo que nunca pudo tener en el mundo real.
Vincent. Ese maldito. Me levanto de golpe. —Entonces lo terminamos aquí —digo, secándome las lágrimas con rabia—. Se acabó.
—¿Cómo? —pregunta Santiago.
—El capítulo final está en esta carpeta. La última página. —La abro. Y ahí está. Una sola frase, escrita por Vincent. En tinta negra, gruesa, como si hubiera querido que nunca se olvidara: "El sistema depende de Ella." Santiago frunce el ceño.
—¿Ella... tú?
—Sí —respondo—. Si yo salgo... si yo rompo el ciclo... el hospital muere con nosotros fuera. No nos va a dejar ir. Pero si lo forzamos...
Santiago me mira con una mezcla de miedo, fuerza y algo que nunca antes se había atrevido a mostrar.
—Entonces rompámoslo —dice.
Y en ese momento el hospital tiembla tan fuerte que casi caemos al suelo. Esto es el final. La verdad está aquí. Y ahora toca sobrevivirla.
El suelo vuelve a rugir bajo nuestros pies, pero yo ya no siento miedo. Siento rabia. Siento claridad. Siento algo dentro de mí liberándose.
—Becky —dice Santiago, agarrando mi brazo—, tenemos que movernos antes de que esto se venga abajo.
—Es que no quiero correr más —respondo—. Ya no.
Él me mira sorprendido, como si no reconociera mi voz. Y quizá no lo hace, porque yo misma siento que esa voz no es la misma chica que llegó aquí temblando y sin memoria. Santiago baja la mirada a la carpeta. La frase final nos sigue quemando la cabeza: "El sistema depende de Ella."
—A lo mejor... —empieza él, pero su voz se quiebra—. A lo mejor Vincent sabía algo que nosotros no.
—Vincent sabía demasiadas cosas —respondo—. Y todas las usó contra nosotros. —Cierro la carpeta con fuerza. Mis manos están temblando, pero no por miedo. Es determinación. Algo adentro de mí reaccionando al hospital como si estuviéramos conectados por la misma herida. —Santiago —susurro—. ¿Te das cuenta de lo que significa? —Él asiente.
—El hospital te necesita para existir —dice lentamente—. Por eso no te deja ir. Por eso todo gira alrededor de ti. Por eso no te ha matado.
—Porque si yo muero... —termino por él—, él muere conmigo.