Se dice que el ser humano es un organismo que reprime sus deseos constantemente. Un ente peligroso en donde tres fuerzas opuestas (el ello, el yo y el superyó) luchan como vándalos entre sí. En ese momento, cinco años atrás, no lo sabía. Solo era una chiquilla idiota que no conocía el mundo y tampoco a sí misma.
El tiempo pasa y los recuerdos se vuelven borrosos.
Sin embargo, jamás olvidaré aquella historia de verano... en donde una chica fue cegada por una "bestia" y en donde esa "bestia"... engulló una llama tenue que jamás pudo florecer.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
La curiosidad es un duende travieso.
El deseo una bestia salvaje.
Y yo: soy la chica que se acostó con ellos dos.