El Puente [#1 Estructuras]

❄️Capítulo 12❄️


¿Escuché bien? No, creo que no me lavé bien los oídos. Miro a mi papá con confusión.

—Hija, él es tu abuelo... Mi padre.

—¿Qué? – fue lo único que sale de mi boca e inevitablemente me escondo mas detrás de mi papá.

Según yo, él estaba muerto. ¿No se supone que debería conocer a toda mi familia antes de cumplir los diecisiete?

—Te pareces mucho a Alicia. – menciona. Iba a corregir el nombre de mi madre, pero mi papá me interrumpe.

—No hables con Alison, tampoco quiero que menciones el nombre de Alice. – remarca el nombre de mamá.

—Hijo, no es para que te enojes. Mejor vamos a hablar a mi oficina. – comienza a caminar y nosotros le seguimos. Nos sentamos en las sillas y él se queda de pie un momento.

—¿Quieren tomar agua? – la verdad es que estoy sedienta. Asiento con la cabeza mientras que mi papá niega.

Saca agua de un bidón y me la da. Nuestras manos se rozan menos de un segundo y aun así veo algo:

—Richard, no quiero saber nada de ese bebé. Arruinaste tu reputación y manchaste nuestro apellido al dejar embarazada a esa chica. Te dije que te casaras con la primera, pero tu preferiste a la segunda, cuando nos convenia la primera. Te doy la última oportunidad de volver, pero debes dejarla a ella y al bebé. Si te sientes culpable puedes enviarle dinero, pero te necesito aquí. Tendrás más oportunidades, por ejemplo, un puesto más alto y mucho mas dinero. Ahora decide: ellas o tu.

—Ese bebé y mi esposa son mi prioridad. Me da lo mismo tener mas dinero o un puesto más alto, mi familia está primero. Si esta propuesta que me haces no es una broma… ten por seguro que no dejaré que te acerques al bebé.

—Ay pequeña, tu mano está congelada ¿No tienes frío? – la voz de ese hombre me saca de sus recuerdos. Por mientras se sienta en su silla.

— Estoy bien. – digo cortante y fría, mientras congelo el agua del vaso para que esté helada, sin que ninguno de los dos se de cuenta.

—Hijo ¿Cómo estás? – le pregunta a mi papá con una sonrisa inocente.

—Omitamos la parte en que nos haces creer que te importamos y vayamos al punto. – dice con una sonrisa falsa. Estaba a punto de aplaudirle, pero después pensé que no sería algo maduro de mi parte. – ¿Por qué me llamaste?

—Está bien, vayamos al punto. – hace una pausa parándose. – hace unos días, un empleado fue al hospital del pueblo ese donde vives y me informó que pasó algo extraño, algo sobrenatural. Según él, salió una luz de una sala y luego medio hospital quedó sin electricidad. – hizo una pausa mirándome fijamente. Da miedo. – ¿Cómo es que la niña se volvió mágica? – ahora mira a mi papá.

—Ella no es “mágica” – hace comillas con los dedos. – ¿Por qué crees que ella es mágica? O ¿Por qué crees que ella fue la causante de esa falla eléctrica? – miente con mucha naturalidad.

—Niña, dame tu vaso – oh rayos, está congelado. Doy tres respiraciones profundas, pero discretamente y el hielo se derritió. Le paso el vaso y él lo mira mientras lo mueve en círculos, como si de una copa de vino se tratase. Deja el vaso en la mesa y nos mira. – deben seguirme.

Nos ponemos de pie y salimos de la oficina. Entramos al ascensor y marca el último piso. Al llegar, un guardia me toma fuerte del brazo derecho y a mi papá lo detienen dos guardias mas, cada uno sosteniendo un brazo. No nos permiten hablar, solo nos empujan hasta que estamos frente a una puerta de metal. El guardia que me sostiene abre la puerta y me tira dentro.

—¡¿Qué?! – grito golpeando la puerta.

—¡¿Qué estás haciendo?! – grita mi papá.

—Necesito comprobar algo. – de una esquina de la habitación comienza a brotar fuego de una alcantarilla y empieza a avanzar rápidamente. Golpeo mas fuerte la puerta. – Alison, la única manera de que vivas es que apagues el fuego. Es fácil. Y si no eres mágica, como dice tu papá,  te quemaras.

Hace demasiado calor en la habitación, el humo hace que tosa. Comprendí que este hombre puede dejarme morir sin que le importe. 
Estiro mi mano derecha apuntanto el fuego, mientras que con la izquierda me tapo la nariz y boca. Expulso el hielo apagando todo el fuego.

Abren la puerta.

—Lo sabía. – dice ese hombre con los ojos brillando.

Salgo de a habitación y los guardias muy sorprendidos sueltan a mi papá. Él corre hacia mi y antes de que me abrace, coloco mis manos adelante, para no tener que hacer el contacto físico. De forma inevitable comienzo a llorar. Mi papá saca su celular y ambos corremos al ascensor.

—Elias, necesito que vengas rápido en el auto a la puerta del edificio. Nos vamos. – las puertas se estaban cerrando y Carlos nos mira apuntándonos, como en las películas gritando

—¡Atrápenlos! – marcamos el primer piso y el ascensor baja.

—¿Lista para correr? – asiento y las puertas se abren.

Habían como cinco guardias corriendo hacia nosotros para detenernos, pero apunto al suelo debajo de sus pues y lo lleno de hielo. Ellos se resbalan y caen , mientras nosotros corremos al auto.

—Mas rápido Elías. – dice histérico mi papá. La velocidad aumenta.

Llegamos al hotel mucho mas rápido que cuando nos fuimos. Subimos al ascensor y cuando llegamos a la habitación, entro en donde dormí, mi papá siguiéndome.

—Ali ¿Qué fue lo que viste? – confusión es lo que se proyecta en mi rostro. – cuando te pasó el vaso. – aclara y el recuerdo vuelve.

—Te decía que dejaras a la segunda estando embarazada y que arruinaste el apellido al no casarte con la primera. Después te estaba dando otra oportunidad y todo eso.  – digo bajando la cabeza. No entendía nada. Yo solo quería un abrazo o solo un “estaremos bien”, pero a cambio no recibí nada, solo se fue.

Entró a su habitación.

Yo ahora necesitaba estar cómoda, así que comencé a buscar en el bolso  algo que ponerme y encontré ni nada mas ni nada menos, que el bikini que le dije a Kate que no usaría. Sonrío, negando con la cabeza y lo guardo sacando el jeans banco junto a la polera negra.



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En el texto hay: fobias, poderes, superacin

Editado: 06.08.2021

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