❄️Capítulo 26❄️

—Agente Muñoz, necesito hablar con usted. - la agente Gonzales aparece interrumpiendo la soledad de mi habitación. Me siento en la cama y le indico que pase y que se siente frente a mi.

— ¿Qué sucede?

— Quería hablar contigo sobre los recuerdos que ves.

— Bella, te recuperaste hace poco de la última vez. No quiero ser responsable de otro decaimiento. - intento que comprenda.

Me levanto a tomar los guantes que estaban en el baño y ella se levanta antes de que alcanzara la puerta y toma mis manos, llevando la izquierda a su frente.

—Isabella, la vida te traerá muchas sorpresas... a todos nos trae sorpresas. Crea tu historia, vive tu vida y si quieres recordarme encontrarás la manera. Eres inteligente, eres mi hija.

—¿Por qué tengo que olvidarte?

—Porque es necesario para seguir.

—Me está dando señales. - dice ella y se desestabiliza por un momento. Casi cae, pero logro afirmarla con la ropa de por medio.

—Te dije que sería mala idea. - le reclamo y la acuesto en mi cama.

—Tranquila, traje un paracetamol. - saca una pastilla del bolsillo y se la echa en la boca bebiendo el agua que estaba en mi velador. Toma su celular y marca un número. - necesito que busques a una mujer entre los cuarenta y cincuenta años. - escucha al otro lado como le preguntan algo. - Pelo castaño claro y ojos cafés. - se enoja. - Se que hay más de mil mujeres así en Chile, pero necesito encontrar a una sola. No le digas a nadie, es clasificado. - cuelga y guarda el celular.

Veo que empieza a cerrar los ojos y me asusto. Corro al baño y me coloco mis guantes para ir a tomar las pulsaciones de la chica. Coloco mis dedos en su cuello como Alex me había dicho la última vez.

—No estoy muerta. – dice ella aún con los ojos cerrados. Se sienta en la cama y me sonríe. – estoy mejor y valió la pena. – se levanta y camina a la puerta. – ¿Quieres acompañarme a encontrar a mi mamá? - asiento y me coloco mis zapatillas yendo detrás de ella.

Avanzamos por los blancos pasillos hasta un salón lleno de oficinas. Aproximadamente había unos quince agentes y todos paran con sus cosas al vernos. Nos dedican un saludo y continúan con los suyo. Caminamos hasta el final del lugar a una oficina más privada. Allí se encontraba un agente con lentes y el ceño fruncido mientras miraba y tecleaba algo en su computador.

—Alison, él es Dante. Es como mi mano derecha. - le sonrío y el hace lo mismo. Tiene el pelo y los ojos cafés. - ¿Encontraste algo?

—Si, pero tendrás que ver el rostro de aproximadamente cinco mil mujeres. - ella se coloca la mano bajo el mentón, pensando.

—Busca a mujeres con el apellido Contreras. - Dante empieza a escribir en el PC, da enter y aparece una lista de cincuenta mujeres.

Saca al chico de la silla y ella se sienta a ver la lista. Dante se coloca a mi lado, mientras vemos a Isabella mover el mouse con el ceño fruncido y la lengua afuera. De repente se para y cubre su rostro alejándose de nosotros. Nos acercamos al computador para ver qué es lo que encontró:

"Isabella Contreras Torres. Cuarenta años. Estado: desaparecida desde el 2015. Sin rastro. Búsqueda: cancelada."

— ¿Y si se cambió el nombre o algo así? - pregunto intentando levantar esperanzas. - tal vez pueden hacer un rastreo con tu rostro, por las facciones parecidas.

—Eso demora demasiado. - la chica me corta.

—Pero puedes hacerlo, no perderás nada sin intentarlo. - le reclamo.

—¿Saben? Mejor voy a buscar en todas las cámaras de seguridad el rostro de esa mujer, tal vez encuentre algo. - Dante se sienta en la silla y hace cosas con el teclado que no entendí nada, pero de repente salieron muchas cámaras en todas las pantallas de los computadores que no había visto que habían alrededor de la sala. - sé que es algo clasificado, pero ¿Podrían decirme por favor a quien estamos buscando?

Ella y yo conectamos miradas sin saber que decir ni que hacer. Después de todo, era decisión de ella.

—Es mi mamá, al parecer. - Dante se nos queda mirando asombrado. - ¡Vamos, busca! - le grita Bella y él sale del trance para meterse mejor en el computador, con más rapidez.

—Apoyo la idea de la agente Muñoz. Agendaré una hora en la sala de rastreo para que nadie nos interrumpa en ese momento.

—«Alison ¿Dónde estás? El entrenamiento ya va a empezar y Mateo ya está aquí.»

Lo olvidé.

—«Ya voy llegando».

—Chicos, debo irme a entrenar. Los veo luego. - me despido con la mano y salgo de la sala, ignorando la mirada de los demás agentes.

Camino rápido intentando no chocar con nadie, pero como casi nunca tengo suerte, terminé chocando con mi papá.

—¿A dónde vas tan apurada? - le sonreí mirando tras su espalda, esperando que nadie se diera cuenta.

—A entrenar. - le sonreí.

—¿Y no piensas saludarme? - pregunto frunciendo el ceño. Lo abrace fuerte. - ¿Cuándo fue la última vez que hablamos, Ali?

Era cierto... desde que me convertí en agente, las clases y el entrenamiento me mantenían ocupada todo el día.

—Papá, aunque quiera ahora no puedo, voy tarde, pero en la once mientras comemos podemos tener nuestro momento familiar. Podemos sentarnos los cinco juntos y conversar, como cuando estábamos en la casa. - intento convencerlo.

—Bueno. Te amo.

—Yo más.

Y seguí mi camino hasta el salón donde me esperaban los chicos y ¿Nick?

—Agente Rizzo. - lo saludo con un asentimiento de cabeza.

—Mateo lo descubrió. - dice mirando a nuestro compañero. El nombrado sonríe con ego.

—Solo había que atar cabos, no fue difícil. - dice como si fuera lo más simple del mundo. - además Alex y Nick se parecen demasiado.

Hubo un silencio, que use acercándome a mi mejor amigo y saludarlo. Me miraba con una sonrisa que identifique como: "Descubrimiento de mentiras". O sea, que sabe que había olvidado el entrenamiento.

— Ya. Nicolas y Alison, ustedes serán los primeros.