¿Lloré? Si, como hasta las tres de la mañana.
¿De pena/tristeza? No, de rabia al ser tan estúpida.
¿Ahora tenía los ojos hinchados y la cara roja? Si y me veo horrible.
¿Qué es lo bueno? Que Rachel me dio la idea de faltar diciendo que estaba con mi periodo, cosa que era mentira.
Obviamente no le conté porque lloré toda la noche, solo le dije que estaba sensible y todo me hacía llorar.
Mas encima anoche para olvidarme de eso decidí ver Infinity War y me puse a llorar de peor forma cuando todos desaparecían y no pude evitar comparar mi vida con la película y pensar que podría aparecer un Thanos y hacer que Soph desapareciera.
Ay no... otra vez volvía a llorar y más encima hoy era la pijamada. ¿Mis ojos volverían a la normalidad de aquí hasta la noche? Aunque dudo que tenga ánimo de ir.
—Alison. – golpean mi puerta. - ¿Puedo pasar?
—Si, Alex. – abre la puerta y me ve acostada. En sus manos hay muchas galletas de chocolates.
— Traje comida... ¿Qué sucede? Porque yo no me creo eso de que estas en tus días. ¿Sucedió algo con Kate?
No le he dicho nada a Alex y me da pena verlo sin que sepa nada. No sé si tengo que decirle o respetar la decisión de Nicolas. ¿Qué haré si desaparece de mi vida? Un nudo se crea en mi garganta y abro un paquete de galletas para no llorar.
—Quise traerte papas fritas, pero no había y nadie me dejó hacerlas.
—No importa, las galletas están bien. – respondí con la boca llena.
—¿Me dirás ahora por qué tienes los ojos hinchados?
—Vi Infinity War. – tampoco era mentira.
—Oh.
Bueno, él no sabía consolar, pero lo intenta.
—Ali, debo hablar contigo sobre una cosa porque no sé qué hacer. – dice estirándose en mi cama tapándose la cara con las manos.
—¿Qué sucede?
—Me dijeron que cuando termine el año, debo irme a otro país a tomar un cargo y debo quedarme otro año ahí y si no me gusta puedo volver.
—¿Y qué es lo que quieres?
—No lo sé, por eso he venido a verte. – me miró con mala cara.
—Si lo sabes, Alex. La cosa es que no sabes cómo reaccionarán los demás por esa respuesta y te da miedo que te den la espalda ¿No? – se queda callado. – vamos, dime. Yo te escucho.
—Creo que cuando llegamos a la base nos hemos alejado demasiado de la familia. Ahora tengo pensado algo, pero ¿Qué dirá mi mamá? Ella ha dado todo por mí y al irme seria como abandonarla solo por ser mayor de edad ¿Hace cuánto? Unas semanas. Pero a la vez quiero ir de aventuras, quiero salir de aquí e irme a ver a mi familia en Inglaterra. ¿Valdrá la pena irme por un año a otro lugar del mundo y dejar a mi familia, dejarte a ti?
Nos quedamos en silencio un rato, esperando lo que él quería añadir.
—Claro que vale la pena... es ir a otra parte gratis. Seria crecer. Solo sería un año y es poco tiempo si contamos todos los que me quedan. Iré, pero hay que esperar que termine este año.
Nos quedamos en silencio, solamente oyendo nuestros pensamientos.
Se irá y me alegro por él. Me alegra que siga sus sueños sin importar la opinión de los demás. Tal vez será nuestro momento de separarnos y seguir nuestros caminos. Lo que no me gusta es que Nicolas se salió con la suya y eso mi mejor amigo no lo sabe.
—¿Ahora me dirás la razón de que estés llorando? Porque eso de llorar con la película no fue la respuesta completa. ¿Discutiste con Katherine?
—No. – negué con la cabeza.
—¿Y que fue entonces? – se levanta de la cama y se para frente a mí.
—Alex, no te lo diré. No quiero hablar de eso. – coloco una mano enfrente de mi para poner distancia.
Abre la boca para decir algo, pero rápidamente la cierra mirando la puerta unos segundos vuelve a mirarme como si intentara descubrirme.
—¿No tiene que ver con lo que vi en la mente de Nick?
—¿Qué viste?
—Así que es eso... pasó algo con Nick y no sabes que hacer ¿Verdad? – entrecerró los ojos. – te dije que no tuvieras nada con él, que lo conozco.
—Alex... ¿Qué viste? – Abro otro paquete de galletas y me las como.
—¿Qué te dijo el idiota de mi hermano?
— ¡Responde mi pregunta!
– No, quiero saber porque estas tan mal. – responde tranquilamente. - ¿Qué te dijo?
—¡¿Qué viste?! – él abrió la boca para responder lo mismo de antes, pero la cerró al ver que le gritaba otra vez. - ¡Si no me dices, puedes irte de mi habitación!
—¡No vi nada, ni siquiera se dónde está! – un poco más y se tiraba el pelo.
—¿Y quién te dijo que debías irte?
—Amanda. – solté todo el aire de mis pulmones.
Abro otras galletas y me las empiezo a comer más relajada, pero aún con enojo. Me las termino en poco tiempo y abro el cuarto paquete. Él me miraba extrañado.
—¿Qué? – pregunto de malas.
—En menos de diez minutos te has comido cinco galletas.
—Estoy enojada. El enojo me da hambre.
—Ah, casual. – dice asintiendo con la cabeza varias veces.
De un momento a otro mis ojos se ponen llorosos y vuelvo a llorar.
—Alison, comienzas a darme miedo.
—Estoy estresada. Pensé que al descubrir mis poderes sería como las películas, donde todo es tan genial. Ahí solo salvas el mundo, no te tratan como fenómeno o como un arma. No quiero tener poderes, quiero irme a mi casa, quiero mi espacio donde mi única preocupación era que llovía. Ahora tengo que intentar caerle bien a todo el mundo para que no me vean con miedo, tengo responsabilidades y me tratan como un adulto. Quiero ver a Sara y que me prepare mi comida favorita y que me trate como una niña. No quiero ser adulta. – me paso las manos por la cara limpiando mis lágrimas.
Él abre la boca para decir algo, pero golpean la puerta. Indico que pase y la puerta se abre dejando pasar a Bella. Me incorporo, con la pregunta en la mirada.
—Por favor, ayúdame. – pide en un susurro.
—No puedo hacerlo, lo siento.
Alex la miraba atentamente, lo más probable es que estaba viendo lo que sucedía en su mente. Luego desvió la mirada hacia mí.