El Puzzle del Corazón

Capitulo 1

Capítulo 1

 

–Justo en las cercanías de un lago, disfrutábamos un caluroso y soleado día de picnic donde la soledad sobraba en el lugar. Yo y mi pareja amábamos estar solos a pesar de no sentir ese gusto en mi pasado, a pesar de tener cierta inquietud al no estar rodeado de personas, por primera vez me sentí tan relajado y feliz de poder sentir que ella y yo éramos las únicas personas en el mundo. A pesar de ser tan jóvenes, ella con dieciocho y yo de veinte, nos veíamos como adultos casados, completamente maduros y decididos a vivir una vida juntos, criar a un pequeño o una pequeña y cumplir nuestros sueños de tener una vida plena y sin remordimientos. Nuestra aptitud de una pareja casado aumentó cuando decidí alquilar una casa en la cima de una montaña, donde solo el sonido de las aves y  arboles empujados contra el viento era lo único que escuchábamos. Nunca tuve el deseo de apartarme del mundo por completo con mi pareja, jamás lo hubiera imaginado pero cuando la conocí, lo único que deseaba era hacerla feliz, porque su felicidad era la mía. Como un imán que me hacía sentir lo mismo que ella sentía, pues odiaba y me entristecía verla triste.

–Murió al apenas comenzar nuestra vida juntos, una rara enfermedad la imposibilitó de moverse de cama gracias a las terribles alucinaciones y fiebre que comenzó a quitarle la vida. Tomando su mano, sentí como un nuevo vació se presentó en mi mundo, una pieza faltante del rompecabezas que no pude recuperar o un tiempo que no logré plenamente disfrutar. Su muerte me mantuvo en un cautiverio mental durante semanas, habité en ese lugar, visitando día tras día la tumba donde la sepulté.

–Sin ni siquiera haberme dado cuenta, recuperé mis viejos hábitos o costumbres, armar rompecabezas era una de ellas. Me fascinaba reunir las piezas, recolectar datos para obtener una información clara de lo que estoy viendo, llegar a ciertas conclusiones de un viejo misterio. Fue un viejo habitó que heredé de mi padrastro, el cual lo utilizaba como un pasatiempos, aunque era un pasatiempos que tardaba horas encerrado en su estudio y en su biblioteca. En esa montaña, volví armar rompecabezas y durante ese tiempo un compañero de clases de la preparatoria llegó al lugar halando la puerta después de haberla tocado montones de veces, no recuerdo si no lograba escuchar el sonido de la puerta o simplemente no quería abrir, lo cierto es que mi compañero académico entró sin mi consentimiento. 

–¿Johnny? – Preguntó.

–¿Qué quieres, Alex? – Contesté, mientras cubría mis ojos de los rayos del sol.

–Acercándose a mí de manera preocupada, me levantó del suelo mientras me sacudía el polvo de mis hombres.

–No contestabas mis llamadas, pensé que algo malo había ocurrido – Dijo Alex – ¡Te ves terriblemente mal! – Agregó.

–Lo siento. No quería hablar con nadie – Dije mientras agachaba la cabeza.

–¿Dónde está ella? – Preguntó Alex, mirando por toda la casa.

–Sin poder responder la pregunta, simplemente me mantuve con la cabeza agachada y el cabello despeinado, mi ropa sucia y mis manos empuñadas. Alex volteó a verme repitiéndome la misma pregunta una y otra vez. Al darse cuenta, ya estábamos de regreso al lugar donde la sepulté, con una cruz de madera improvisada en la parte superior y un ramo de orquídeas blancas y negras alrededor. Entristecido, Alexander se lamentaba por haberme mostrado al principió este lugar, apartado de todo, lejos de posibles hospitales donde pudo haberse salvado.

–¡No es tu culpa! – Le dije Alexander – Es toda mía por haberle propuesto tal locura – Dije, confundido.

–Tú no podías saber que esto pasaría, Johnny – Dijo Alexander, entristecido – ¿Su familia lo sabe? – Preguntó.

–No… – Contesté.

–¿Cuándo pensaras decirles? – Preguntó, confundido.

–Alzando mi mirada, contesté.

–Cuando partimos, ella salió de casa peleada con su familia. Si menciono esto a su familia, es muy posible que ellos sean quienes me sepulten a mí –  Contesté.

–¿Y crees que es correcto qué no lo sepan? – Pregunto Alex, enojado.

–No. Claro que no – Dije, rápidamente – Pero ella consideraba que ya no tenía familia, pues escuche que ella recibía golpes de su madrastra todos los días. Ella consideraba que yo era su única familia – Contesté.

–Si yo también escuche lo mismo – Dijo Alex, colocando sus dedos en su barbilla mientras pensaba – Oye, pero deberías avisarle a su hermana más cercana – Dijo.

–Pienso lo mismo – Contesté – ¿Pero cómo podría decirle? Apenas puedo… mantener la mirada en alto, mis pensamientos y recuerdos me bajan la mirada – Dije.

–¿Quieres que yo se lo diga? – Preguntó Alex.

–No. Debó ser yo…– Contesté.

–Horas más tarde, ambos nos despedimos por última vez del amor de mi vida. Recogí mis cosas de la casa. Ropa, zapatos, objetos personales y entre otras cosas, pero mientras revisaba el lugar vi como una caja de zapatos cayo de lo alto del estante, dejando caer al suelo montones de cosas que se regaban por doquier al apenas soltar la tapa. Impresionado, me di cuenta que se trataba de la caja de zapatos rosa de mi amada y con mucha atención noté que entre las cosas yacía un origami de un cisne amarillo, cartas perfumadas y dulces. Entristecido, tome el cisne de origami sintiendo un profundo dolor en mi interior, aún más sabiendo que ella había conservado cada detalle que le había obsequiado desde el momento en que nos conocimos, detalles muy significativos para mí y para ella a pesar de ser cosas comunes para otras personas.




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