El que alguna vez vivió conmigo

Cap 5: El consuelo

Cap 5: El consuelo

 

—Liam esa canción salió hace 41 años. —No puedo creer ¿Enserio Liam lleva tantos años muerto? —Por lo tanto ahora debes tener aproximadamente unos 61 años.

 

—Era broma, no te asustes, pero si me gustaba mucho la música en inglés.

 

Nos quedamos mirando fijamente y me pierdo en esos ojos verdes subo un poco la mirada hacía su cabello negro se ve tan suave quiero acariciarlo, pero se que el es un fantasma obviamente lo voy a atravesar.

 

—Bueno ¿te puedo preguntar algo? —dije rompiendo nuestras miradas.

 

—Si. —Pronunció algo aburrido.

 

—¿No se supone que tu alma debería descansar?, ¿por qué eres fantasma? —Pregunto de forma curiosa.

 

—Pues por como fui en vida no me dejaron ir a descansar.

 

Quería preguntar más pero vi que ese tema no le agradaba, definitivamente no sabía nada, pero aun así deje el tema.

 

—Ahora tú dime ¿quien es Abigail para ti? y ¿por qué te hizo eso?

 

—Oh espera creo que está sonando mi celular. —No quiero hablar eso.— Ya vuelvo

 

Me paré del sillón, agarre mi celular mientras me metía en mi cuarto. Estaba buscando llamar a alguien así que llamé a mi hermano.

 

—Hola llorona.

 

—Hola amargado ¿cómo estás?

 

—Bien viviendo la vida.

 

Sonreí abiertamente hablar con él, siempre me subía los ánimos, aunque peleamos a menudo es mi hermano. —Sabes que se siente diferente estar sin tu compañía.

 

—Yo también te extraño llorona. —escucho una risa.

 

—¿Cuándo dejarás de decirme llorona? —musite fastidiada me dice así desde los 12 la única vez que  no me dijo asi fue mi despedida que me dijo mocosa.

 

—Nunca por que siempre eres y seras mi llorona. ¿Y cómo va todo por allá?

 

Me asomo por la puerta y veo a Liam recostado en el mueble mirando la televisión, obviamente no le dire a mi hermano de Liam es capaz de venir hasta acá a reclamarle de por que esta viviendo conmigo.

—Normal ya sabes las clases, el trabajo la rutina —Suspiro

 

—Bueno hablamos luego lloroncita

 

Ruedo los ojos al escuchar como me llama

 

—Bueno hasta pronto

 

Colgamos y yo salgo del cuarto.

 

—Perdón, pero tengo otra pregunta ¿si eres un fantasma cómo es que puedes tocar cosas? como ayer que me tocaste la mejilla.

 

—Pues yo los objetos los puedo tocar decido que toco que atravieso, pero con las personas es… diferente. —vi como su mirada cambio a una mirada melancólica

 

—¿diferente?

 

—Esto tiene que ver con mi castigo —Ahora su voz y su mirada representan culpa y por alguna razón no me gustaba verlo así

 

Empieza a llover y ahí me acuerdo LA ROPA.Salgo corriendo y Liam me sige hasta que estamos afuera bajo el aguacero

 

—Ayudame a descolgar la ropa

 

—Bueno señora  

 

Cuando descolgamos la ropa y entramos estoy mojadisima en su caso las gotas solo lo atravesaron 

 

—Jajajajajaja ¿te traigo  una toalla? —Pregunta divertido

 

Me rio un poco

 

—Si por favor

 

Se va y vuelve con una toalla. Me envuelve con ella.

 

—Amo los días de lluvía.

 

Me desanimo un poco.

 

—A mi  me trae… recuerdos.

 

—¿Recuerdos?

 

—El día que mi madre se fue con ese hombre para  siempre llovía. Desde ese día mi padre cambió y  cada que lo miraba decía para mi no eres el hombre que conocí.

 

—¿estas bien? .—Pregunto apenado.

 

Y de repente me dieron ganas de hacer algo que nunca me había  permitido hacer antes. Llorar y desahogarme por el abandono de mi madre.

 

—No. —Susurre de forma débil y con ojos  húmedos.

 

Me aferre abrazándolo por la  cintura mientras lloraba.

 

—Pe…perdón.

 

—Tranquila, llora lo que quieras. —Aclaro mientras me acariciaba la cabeza, Luego levanto mi mentón viendo mis ojos rojos y me beso la frente.— Desahogate.

 

No se cuanto tiempo estuve llorando, seguramente también acabe dormida por que cuando desperté estaba acostada en el mueble con una manta cubriendo me y el frente mio leyendo “Perfectos mentirosos”. Me senté.

 

—¿Cuánto tiempo dormí?

 

—Poco apenas es la 1:00.

 

—¿QUE? —Grité angustiada. — Osea que no he almorzado.

 

—Supuse que te preocupabas por eso así que te hice el almuerzo.

 

—¿En serio? gracias.

 

Me acerco a él y lo abrazo duradero.

 

—Ve a comer.

 

—Bueno.

 

Me voy a almorzar y cuando acabo me acuerdo de nuestra charla antes de la lluvía.

 

—Entonces ¿por qué con los humanos es diferente?

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.