El Que No Quiso Luchar Fui Yo.

Capitulo 6

EL QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO.

CAPÍTULO  6.

—Te extrañé tanto.  

—Yo más — la pegué a mí—, es lo único bueno de regresar aquí, tenerte cerca. 

—Mi amor, no estés triste. Vendrán cosas mejores para ti.  

—Lo mejor para mí eres tú —la abracé —, quiero tenerte conmigo siempre.  

—Te amo amor — sonrió, mientras terminaba de vestirse. 

Nos quedamos abrazados en silencio disfrutando del momento, extrañaba tenerla cerca, me sentía muy bien y feliz con ella.  Luego la llevé a su casa, de la emoción del momento se me olvidó entregarle la sorpresa que tenía para ella, pensé en invitarla a salir al otro día para entregárselo. Llegué a casa y le hablé a mi madre para saludarla, le conté que el fin de semana viajaba, se puso muy feliz, me dijo que tenía visita, pero no le presté mucha atención y en ese momento mi padre pasó al teléfono.

Estaba muy amable me dijo que me esperaba para que fuéramos a visitar juntos el lote que quería comprar, solo le dije que sí, que viajaba el sábado o domingo en la tarde. Al día siguiente pasé por casa de mi amigo Andrés, él quería invertir en una discoteca, me propuso hacer el negocio en sociedad, sería una entrada extra de dinero mientras retomara mi carrera. Le dije que me gustaba la idea, sería una buena manera de invertir parte de mis ahorros. Lo acompañé a ver el local y sin duda, iba a ser una muy buena inversión. 

 Luego me encontré con mi antiguo entrenador, hablamos mucho, me dijo que él me ayudaría para que un nuevo equipo me patrocinara, que siguiera entrenando y apenas estuviera recuperado él me ayudaba a volver a las pistas. Eso sí que me generaba mucha alegría. En la tarde pasé por Mariana y la invité por un helado, luego caminamos por un hermoso parque, después de tanto platicar de como estuvo nuestro día respiré profundo mirándola a los ojos. 

—Me encanta verte sonreír, no me cansó de mirarte mi amor. 

—Me tienes nerviosa —sonrió—, desde hace mucho que me miras fijamente. 

—Te miro por todas las veces que no pude cuando estaba lejos —tomé su mano—, es que eres lo más bello que me ha pasado hasta el momento, soy tan afortunado de tenerte. 

—Mi vida —dejó un pequeño beso en mis labios—, afortunada yo por tenerte, eres una parte muy importante en mi vida, estoy muy feliz de tenerte aquí otra vez conmigo. 

—Lo he pensado mucho, definitivamente te quiero en mi presente y futuro —abrió sus ojos como platos—, estoy realmente seguro de la mujer que tengo a mi lado, por eso quiero darte algo que tengo para ti. 

—¿Qué es? —con una expresión de sorpresa murmuró.  

—Un pequeño detalle.

Saqué la cajita de mi bolsillo, en su rostro se dibujó una perfecta O de sorpresa, abrí la caja con los dos anillos, ella seguía inmóvil.

» No tengo dudas de lo que siento por ti.  

—¿Eso qué es? —susurró en un hilo de voz. 

—No pongas esa cara hermosa, solo son dos anillos de promesa, quiero que lo tengas con la certeza de que en un futuro cambiaré ese anillo…—me interrumpió. 

—Esteban, yo no estoy preparada para comprometerme.  

—Mi vida —la tomé de las manos—, no estoy diciendo que será pronto, no es un compromiso, sólo es un anillo de promesa. Quiero decir que en mi futuro quiero que estemos juntos. 

Respiró profundo y recibió la caja, se quedó observando los anillos en silencio y yo seguía con una tonta sonrisa que se borró cuando ella cerró la caja y me la devolvió. 

—Lo siento, pero no puedo aceptarlo, aún somos jóvenes con una vida y una carrera por delante.   

—Amor eso lo tengo muy claro, no estoy diciendo que nos casaremos en meses, solo quiero demostrarte con esto que yo sueño una vida a tu lado. Tal vez falte mucho para comprometernos o casarnos, pero quiero que sepas que te amo y quiero todo contigo, eres importante para mí, quiero algo serio contigo. 

—Esteban, el que no me entiende eres tú —se levantó y empezó a caminar, yo tras ella—, yo entiendo que lo que quieres es a futuro cuando ambos estemos realizados —inhaló—. Pero yo no quiero eso. 

Esas palabras me cayeron como un balde de agua fría, me quedé en silencio tratando de analizar lo que acababa de decir. Pensé que yo era tan importante en su vida como ella lo era para mí. 

—¿Qué quieres decir con eso? ¿No soy tan importante como lo eres tú para mí? 

—¡Esteban! —se quedó mirándome fijamente—, yo te amo y tú eres importante para mí—inhaló—, pero yo no he contemplado un futuro donde existan matrimonio e hijos, estos no son los planes de mi vida. Yo quiero crecer profesionalmente, no dejaré que nada derrumbe ese sueño, por ese motivo no te puedo aceptar tu regalo porque en mis   planes no está una boda, jamás, ni contigo ni con nadie. Tengo otros sueños diferentes a los que tienes tú. 

—¿Quieres decir que no quieres un futuro conmigo? 

Esto me estaba doliendo, jamás imaginé esa respuesta de su parte.     

—Quiero decir que no quiero matrimonio ni hijos, ni contigo ni con nadie, eso no lo tengo contemplado en mi vida como mujer. Podemos seguir siendo novios, pero de ahí no pasará.

Respiro profundo.

» Tú decides si quieres seguir con esta relación ahora que tienes claras las cosas. Tengo otros planes en mi vida más importantes que casarme, lo más importante en mi vida es mi carrera, pensé que para ti también lo era.  

—Sí, también es una de las cosas más importantes en mi vida —fruncí el entrecejo—, pero mi otra prioridad siempre fuiste tú, la mujer con la que esperaba tener un presente, un futuro, pero ya me quedaron claras las cosas. 

—Lo siento de verdad —bajó la mirada—, para que decirte mentiras, si no es lo que siento. Yo no quiero matrimonio en ningún plan de mi vida, espero que me entiendas, tampoco quiero que la relación trascienda algo tan serio, yo la paso muy bien contigo, así como estamos.  

—Quieres decir que solo es para pasarla bien y ya. 

—Juntos la pasamos bien —me miró —, tenemos una relación tranquila, salimos, estamos juntos cuando queremos, sin compromisos serios, para qué complicarnos la vida, si estamos bien así.  




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