El QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO.
Capítulo 15
Dejé un pequeño apretón en su pecho, soltó un gemido en mis labios, no sabía ni en qué momento había resultado encima de ella. Solo sentí sus cálidas manos acariciando mi espalda, bajo mi camiseta, ese roce me enchinaba toda la piel. Dejé sus labios, empecé a bajar por su cuello dejando pequeños besos succionantes, su pecho subía y bajaba a un un ritmo acelerado. Mi erección se hacía más fuerte, trataba de no apoyar todo mi cuerpo en el suyo para que no lo sintiera.
Por más que quería no podía controlarlo, pasé mis manos nuevamente a su espalda y con gran agilidad desabroché su sostén. Me detuve como si un choque de conciencia hubiera llegado a mí de repente para hacerme entender que eso estaba mal, muy mal. No podía ver su rostro, pero imaginaba que estaba desconcertada. Me giré quedando otra vez en la cama, escuchaba su respiración acelerada, al igual que estaba la mía.
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_____ Narra Sandra ____
A veces me desconocía y no entendía porqué dejaba que me ganaran mis impulsos. Esteban se despidió de mí tan frío, tan seco, yo hice lo mismo. Me acosté, quise cerrar los ojos y dormir, pero no podía por la cantidad de cosas que pasaban por mi cabeza en ese momento. Sentí una descarga de mariposas en mi interior, no tenía claro lo que sentía, o tal vez sí. Creo que estaba enamorada de Esteban, de lo contrario no actuaría de esa manera.
Sin pensar en lo que hacía, me subí a su cama y lo abracé, no tenía que ver su rostro para imaginar la expresión de sorpresa que tenía, mucho más cuando yo fui quién lo beso primero. Sabía que estaba mal por muchos motivos, pero el corazón no le hacía caso a la razón.
Solo cerré los ojos y me dejé llevar, una cosa nos llevó a la otra. Solo sentí sus manos acariciar mi piel, ese roce mandó una descarga directa a todo mi cuerpo. No pude impedir que me tocara, me desconocía, pues era la primera vez que un hombre me tocaba. No lo detuve, todo eso era nuevo para mí, incluso esas sensaciones que no sabía que podía sentir. Todo lo que mi cuerpo empezaba a experimentar era nuevo para mí, no me asustaba, todo lo contrario me gustaba.
De un momento a otro se quedó inmóvil, en ese momento sentí que la cordura regresó a mí nuevamente. Entendí lo que estaba a punto de hacer, se deslizó y cayó a un lado de la cama, solo sentí mi respiración acelerada y un leve ardor en las mejillas. Tenía mucho calor y una vergüenza enorme. No podía creer lo que estaba a punto de hacer, ¿Cómo dejé que me tocara? Me levanté sin decir nada y regresé a mi cama. Él tampoco se movió, eso llegó demasiado lejos. ¿Estaba dispuesta a entregarme a él? Sacudí la cabeza una y otra vez, ahora entendía lo que decían mis amigas, que un beso podía llevarte a muchas cosas, ese día lo comprobé.
Me cubrí la cabeza con la cobija, menos mal él no podía verme, ahora cómo lo iba a mirar a los ojos después de eso que pasó. Si de verdad era un juego llegó demasiado lejos, estuve a punto de perder el control. Era consciente de nuestra situación, eramos primos, además él tenía una novia, que tonta era, él no iba a dejarla por mí. Sin pensarlo, una lágrima rodó por mi mejilla acompañada de un vacío en el pecho, eso solo quería decir que había involucrado sentimientos.
Eso jamás debió pasar, menos mal el domingo acababa ese sueño, porque así iba a quedar, solo un sueño. Él regresaría con ella y yo me quedaría con las manos vacías, extrañandolo y tal vez no volveríamos a vernos nunca. Las emociones cambian en cuestión de segundos, hacía minutos estaba feliz, plena, con un mar de emociones y ahora estaba llorando.
No entendía porqué, si yo tenía claro que eso solo sería un maldito juego. Me quedé inmóvil y una tras otras rodaron mis lágrimas, en el fondo sabía que me había involucrado donde no debía y saldría lastimada. No sabía cuánto tiempo me había demorado para dormir, después de tantas vueltas que di. Cuando amaneció eran las ocho de la mañana. Andrés se levantó primero, yo no me movía, no quería ni mirar a Esteban. Luego sentí que él se levantó y salió de la habitación, solté una bocanada de aire, de todos modos no podría evitarlo todo el día. Luego sentí que entró nuevamente, estaba buscando algo, imaginé que se iría a entrenar, era lo mejor, no podía mirarlo, no después de la estupidez que cometí.
Esperé que se marchara para levantarme, efectivamente se fue a entrenar, se llevó algo de ropa, me dijo mi madrina que se iba a quedar donde su abuela. Eso significaba dos cosas, que lo que pasó a él le daba igual, o no quería que algo así volviera a pasar otra vez.
Le ayudé a mi madrina a organizar la casa, luego me dijo que si la acompañaba a casa de una amiga, eso serviría para distraerme. Entré al baño, necesitaba una ducha de agua bien fría después de todo lo que pasó esa noche. Me quedé unos minutos bajo el agua organizando mis ideas, tomé una toalla, la envolví en mi cabeza para secar mi cabello. Me puse un short negro, una camiseta blanca y dejé que mi cabello se secara al natural, el día estaba realmente hermoso y soleado.
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___ Narra Esteban ___
Cuando me levanté Sandra aún dormía, estaba seguro que tenía que irme. Cómo mirarla después de lo que pasó esa noche, ese juego se salió de nuestras manos. Me organicé, tomé mi bicicleta y salí. Le dije a mi madre que me quedaría en casa de mi abuela, quería evadir la realidad, quería evadir lo que pasó, lo que ella provocaba en mí, lo que yo quería hacerle. Deseaba a Sandra como mujer y eso no estaba bien, no lo estaba.
Entrené un rato para mantener mi mente ocupada, luego me fui a casa de mi abuela que se puso feliz al verme. En la tarde me duché, me cambié y salí a caminar por el parque, me acordé de mi celular y lo prendí. Llegaron mensajes y llamadas perdidas de Mariana, me sentí mal por fallarle como lo hice, me sentía peor porque no quería lastimar a Sandra. Justo en ese momento empezó a sonar nuevamente.
Editado: 06.09.2023