El Que No Quiso Luchar Fui Yo.

Capítulo 32

EL QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO.  

Capítulo 32. 



—No puedo creerlo, estabas escondida como una ladrona, eres el colmo.  

Empecé a reírme y ella se quedo muy sería.  

—Sí llego visita, te lo dije.  

Yo seguía burlándome de ella.  

—¿A que no adivinas quien es?  

Me miró, yo no podía superar lo ocurrido, no dejaba de reírme hasta sentía escalofríos por todo el cuerpo.  

—¡Esteban!—soltó.  


Mi maldita risa se borro, entre cerré los ojos, si esto es una broma es de muy mal gusto.  

—¿Qué?—inquirí.  

Ella permanecía muy sería.  

—Esteban, acabo de llegar a casa de Natalia.  


Me quede en shock, sin moverme, sentí los latidos acelerados de mi corazón, ladeo la cabeza tratando de procesar la información y pregunto de nuevo.  

—¡¿Qué?!  


Se lleva las manos a la cabeza con exasperación.  

—Esteban esta allá arriba—levantó  la mano y señalo.   


Sentía mi corazón salirse del pecho, y cuando reaccione lo primero que hice fue levantarme del suelo a la velocidad de la luz, empecé a caminar de un lado a otro, las manos y las piernas me temblaban, me puse fría, mis manos sudaban.  


—Es una broma, ¿verdad?—murmuro en un hilo de voz casi agonizante.  

Se quedo mirándome fijamente y negó. Me lleve las manos al cabello y lo agarre con fuerza.  

¿Qué rayos hace él aquí?  

¿Ahora que hago?  


Me quede paralizada, nada me respondía, parecía bloqueada.  

—¡Sandra! ¡Sandra!   


Sabía que me hablaba pero no podía moverme, las palabras no me salían, tenía que calmarme, todo esta bien, no tengo porque ponerme así, yo no siento nada por él.  


—¡shhh!—lleve mi dedo índice a mis labios y la mire, ella parecía confundida—. No hagamos ruido, él no puede saber que estoy aquí, no puede verme.  


Empecé a caminar de un lado a otro, Carola me seguía con la mirada.  

—¡Sandra! Tienes que calmarte, no te pongas así.  

La mire.  

—Estoy calmada—la voz me temblaba—. ¡Estoy  muy calmada!  No me ves.  

Se acercó y me cogió las manos.  

—¡Sandra, mírame! Estas helada, tienes que calmarte.  

Inhale y exhale varias veces seguidas tratando de calmarme, el corazón se me aceleró; el bombeó de la sangre me retumba por todo el cuerpo.  

—¿Qué hace él aquí?—susurro.  


—No tengo idea.  


—Tenemos que irnos.  

Empecé a caminar otra vez de un lado a otro, no podía controlar mis nervios, y no lo entiendo porque me pongo así, se supone que es un tema superado.  

—Regresemos a casa, recojamos nuestras cosas.  


Carola me miraba confundida.  

—¡Sandra, te escuchas! No estas pensando con claridad.  

—Él no puede verme, no entiendes, tenemos que irnos.  


Me tomo de los brazos y me sacudió haciendo que reaccionará.   

—Primero que todo tienes que calmarte, no podemos irnos a la casa, ¿y las clases? ¿Que le diremos a nuestros padres? —se cruzo de brazos—, regresamos porque Esteban llego de visita a casa de Natalia.  

Hizo una mueca.  

—Él no puede verme, no puede.  

—¡Sandra! Mírame.  


La mire y mis manos no dejaban de temblar, no podía controlar la ansiedad.  

—No podemos irnos así, además al salir se darían cuenta, por donde se supone que saldremos, por los cafetales como unas ladronas, tranquila ha pasado un año, se supone que ya quedo en el olvido, es solo un primo que llego de visita, uno como cualquier otro, como Natalia o Sebastián.  


Ella tenia toda la razón no podía salir corriendo dejar todo tirado, no estoy pensando con claridad, solo me tomo por sorpresa todo esto, aunque ya paso un año no me siento preparada para verlo otra vez. No puedo descifrar lo que siento, se supone que es un tema del pasado pero tengo miedo.  


—Tienes razón—respire profundo—, ya lo olvide, es solo nervios de verlo después de tanto tiempo.  


—Te entiendo, solo trata de calmarte.  


No podía dejar de jugar con los dedos de mis manos, estaba nerviosa, es una sensación en el estómago que no puedo explicar. Carola salió al patio levantó la mirada, luego se llevo las manos a la boca. Abrí mis ojos como platos.  


—¿Qué pasa?  


—¡Creo que vienen!  


Sentí una corriente por todo el cuerpo, pase saliva tratando de controlar mis nervios.  

—¡Que!—susurro—. ¿Estas bromeando, verdad?  


—No, Natalia viene con él, están parados en el patio y ella esta mirando hacía aquí.  



Un temblor recorrió todo mi cuerpo, mi primer reacción  fue salir corriendo y encerrarme en el baño. Sentí los pasos de Carola, toco la puerta.  

—¡Sandra! Abre la puerta, sal de ahí—murmuró.  


—No quiero, si vienen y preguntan por mi di que no estoy     


Escuche una risita.  

—Sandra te estas comportando como una niñita, abre la puerta.  


Me recosté en la puerta, mis manos no dejaban de temblar, mi corazón parecía que se saldría de mi pecho, mi respiración era agitada, mis pulsaciones aumentaron, nada en mí estaba bien.  


—¡No quiero!  

—¡Sandra!  ya vienen, tienes que salir.  


—Diles  que no estoy, que me fui a cazar ranas, ardillas, yo que sé, inventa cualquier cosa, diles que me fui al cafetal a buscar grillos, ya tu miras que inventar. Diles que vino un extraterrestre y me rapto, que una rata voladora me secuestro.  


Escuche una risita.  

—Les diré que estas en la luna—lo dijo con ironía.  


Escuche las risas de Natalia, justo en ese momento sentí que la respiración se me cortaba.  

—Sandra, ya llegaron—hablo entre dientes.  



Me quede inmóvil, solo los latidos de mi corazón que retumban en mi cabeza, algo en el pecho que me corta la respiración. Escuche cuando Natalia saludo y yo permanecía inmóvil sin emitir ningún ruido.  


—Hola, Carola.  

—Hola, nata.   

—Mira  quien vino de visita.  


—Hola, Esteban, que gusto verte.  


Imagino lo saludo de beso en la mejilla. Justo ahí todo mi cuerpo se paralizo cuando escuche esa voz.  

—Hola, Carola, ¿cómo estas?  



—Muy bien.  


—¿Y, donde esta Sandra?—preguntó Natalia.  


—Sandra esta en el baño.  



¡¡Por todos los demonio!!  La matare, lo juro. Me aleje de la puerta, hundo la cabeza en las manos y me froto la cara, es como si me hubieran dado una patada en el estómago  y no pudiera respirar, pensaba quedarme aquí encerrada pero no podía, tendré que salir en algún momento, no quiero que piense que me escondo, no quiero que crea que me importa. Abrí la llave moje mis manos y mi cuello, trate de organizar mi cabello que estaba desordenado, inhale y exhale unas quince veces antes de abrir esa puerta. Tengo que fingir que todo esta bien, pero como hago eso con una estampida de animales en mi estómago, ni siquiera puedo dejar de temblar, los escucho hablar, trato de respirar profundo para que mi respiración se normalice, tome la perilla de la puerta la gire lentamente mientras repetía en mi cabeza; 

«no es nadie, no pasa nada, ya no importa, esta en el pasado » 


Abrí la puerta di un paso cuando escuche la voz de Natalia.  

—¡Sandra!  

Levante la mirada evitando mirarlo a él, solo mire a Natalia, pero ahí estaba, se quedo inmóvil, no se movía, no hablaba y estaba mucho más guapo que antes, su cabello desordenado, sus bellos ojos, sus labios, esos labios, traía un conjunto deportivo.  

—¡hola!—la salude  tratando de sonreír.  

—Mira quien esta aquí—se hizo a un lado, dejándome una vista mejor—, vino de visita.  


Pase saliva y solo por un segundo nuestras miradas se encontraron, al instante la desvié hacía Natalia y Carola. Levante mi mano derecha en el aire  y lo salude.  

—¡Hola!  


Solo eso pude decir, no sé ni como permanecía de pie, sentía que todo me daba vueltas, me sentía pegada del piso, aquí hace mucho calor, hay mucho ruido, demasiados colores… demasiadas luces… me da vueltas la cabeza. ¡Oh, no! Siento que el suelo sube al encuentro de mi cara o eso parece. Abro los ojos y por un momento estoy tranquila pero luego un cosquilleo en todo el cuerpo y como si no pudiera pasar algo peor, sentí que todo se puso oscuro a mi alrededor, solo cerré los ojos y lo ultimo que recuerdo fue cuando mi cuerpo golpeo el piso.  




                ____Narra Esteban_____ 


Me dieron quince  días de licencia como hace mucho no viajo al pueblo para ser exactos un año, quería respirar aire puro, nada mejor que el campo. No quería ir a casa de mis padres para no terminar en lo mismo de siempre. Por eso el martes en la noche cuando al fin me decidí le hable a Natalia para decirle que iría a su casa este resto de semana, cuando respondió estaba algo maliciosa la conozco perfectamente, aunque ella me decía que era la emoción de volverme a ver. Solo me dijo que pasaríamos unas semanas inolvidables como es una loca no le preste atención.  


Compre tiquete para las 10;AM. Llegue al pueblo a la una de la tarde  compre algunas cosas para llevar luego tome un taxi que me llevaría hasta la entrada de la finca, de ahí hasta la casa de Natalia son unos cinco minutos.  Cuando llegue se lanzo literal enzima de mí, dejo un beso en mis mejillas y un apretón.  


—Hola, chaparra.  

—Hola, por fin después de tanto tiempo  vuelvo a verte.  

—Eres una exagerada.  


Pase mi brazo por su hombro y entramos a la casa, le entregue sus dulces favoritos gomitas, las otras cosas que compre.  


—¡Tengo  algo para ti!—sonrió con malicia.  


—¿Qué es?—inquirí.  

—Es una sorpresa.  

Volvió a sonreí, la conozco perfectamente sé que algo trama. Salude a mis tíos se pusieron muy felices al verme, me reciben como a un hijo más. Luego de unos minutos Natalia me dijo que la acompañara a la otra casa.  


—Tiene que ser ya—me quejó.  


—Sí—hizo un gesto en señal de puchero—, no seas flojo.  


Me cogió de la mano llevándome casi arrastras.  

—Quiero que saludes a alguien.  

Me detuve antes de llegar, por extraño que parezca sentí una extraña sensación, un escalofrío me recorría todo el cuerpo.   

—¿A quien?—inquirí con curiosidad.  

Se encogió de hombros y siguió caminando.  

—Ya lo veras.  

Solo negué y seguí tras ella, cuando llegamos al patio al levantar la mirada vi a Carola estaba parada frente a la puerta del baño, tengo entendido que estuvieron viviendo aquí un tiempo pero pensé que ya se habían regresado a la finca, al vernos salió muy amable y me saludo con un beso en la mejilla y justo en ese momento la sonrisa que traía se me congela cuando Natalia preguntó, ¿Dónde esta Sandra?  


Escuche bien, ¡Sandra!   

¿Qué hace Sandra aquí?  

Me quede como en shock, los pies parecían pegados del piso, no me respondían, trague saliva abrí los ojos y la mire, ella solo sonrió, ahora lo entiendo esa era mi sorpresa. Mis pulsaciones aumentaron, mi corazón latía demasiado rápido, la respiración se me pausada, trataba de mantener la cordura, nunca imagine volver a verla, menos de esta manera.  


Después de un año volveré a verla, tengo que actuar normal, Sandra es un tema del pasado. Inhalé y exhale tratando  de contener mis nervios. Carola respondió con una sonrisa que estaba en el baño, podía sentir como retumban los latidos acelerados de mi corazón en la cabeza.  

Justo en ese momento apareció ella por esa puerta,  sentí que todo se detuvo a mi alrededor, es como si el viento dejara de soplar, como si todo se hubiese congelada en una imagen, me quede sin aire, es como si me hubieran dado una patada en las bolas y no pudiera respirar.  

Levanté  la mirada estaba tan hermosa, mucho más que antes, parece una muñeca salida de un cuento de hadas, traía un vestido rosa sin mangas, con pequeñas aperturas donde termina el sostén, dejando ver su hermosa y delicada piel, en la cintura le quedaba suelto y bajaba hasta su rodillas, no tenía ni una gota de maquillaje, se ve perfecta, tan delicada, tan hermosa. Y su cabello  rubio suelto un poco desordenado, se ve jodidamente hermosa. Por un segundo nuestras miradas se encontraron, aletea sus largas pestañas y desvía  la mirada hacía Natalia.  

En ese momento la ansiedad  se expande por mi pecho y me recorre el cuerpo de la cabeza a los pies, me paso la mano por el pelo y hago varias respiraciones profundas para despejar la mente.  

Natalia empieza hablarle, ella levanta una mano saludándome, no me mira, siento como una daga se atraviesa en mi corazón. ¡Me odia!  Estoy seguro.  
Trato de sonreír entre dientes, inclino la cabeza un poco y la saludo.  

—¡Hola!  

Natalia me mira, la mira a ella, Carola hace lo mismo y luego cruzan miradas, quiero matar a Natalia, ella lo planeo todo. Sandra se queda parada  es como si me estuviese mirando pero no lo hace, parpadea varias veces,  sin que lo esperemos  su cuerpo se desprende, solo el estruendo al caer al piso nos hace reaccionar, las chicas gritan al tiempo y corren ayudarla, me quedo inmóvil unos segundos hasta que el grito de Natalia me hace regresar a la realidad.  

—¡¡Esteban!!  

Me acerqué lo más rápido que pude, Natalia sostenía su cabeza revisando que no se la hubiera golpeado, Carola empezó a darle pequeños roses en sus mejillas y ella no reaccionaba. Estaba tendida en el piso, no se movía, todo a mi alrededor eran solo ecos, no escucha los gritos de las chicas, solo la miraba a ella, la cojo de la mano una corriente me electriza hasta la más pequeña célula de mi cuerpo, la tomo en mis brazos me pongo de pie con ella en brazos, la llevo a la habitación y con mucho cuidado la dejo en la cama. Natalia y Carola corren buscando alcohol y algodón mientras yo sigo mirándola, es simplemente perfectamente hermosa, acaricio su rostro suavemente mientras mi corazón se desarma, solo quiero que este bien, que abra sus bellos ojos miel y me mire aunque sea con odio.  


Continuara…..  

Nota;😢 no pudo con la impresión, esto fue demasiado fuerte… yo me muero ¡que nervios!  ¿Comó imaginaban ustedes el reencuentro?  

3/diciembre/2020 

Autora; Patricia López  

Medellín Colombia  

Pagina:Como-Me-Gustaria-Qe-EscuchaRas-Lo-qe-Mi-Corazon-Te-Dice-A-GritOs    

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