El Quinto Elemento

VI-Plan riesgoso

Me quedé dormida, ni cuenta me di. Al despertar solo retiré unos pocos mechones de mi cabello que estaban regados por toda mi cara. Parecía como si me hubiese restregado en el suelo bruscamente, bueno no lo sé.

-¿Despertaste?-Justo antes de poner un pie en el suelo escuché esa voz, una que ahora no me parecía dulce sino íncomoda.

-¿Qué?-Simplemente bufé buscando qué ponerme en mi gabetero. Caminó en dirección a mi litera para tirarse, caer sentado y por último hiba a poner su mano sobre mi hombro y yo se la saqué de un cantazo. Solté las palabras sin importar qué sucediera.

-¡No me toques!-Entonces vi como se echó a reir para ahora intentar de poner sus manos sobre mi rostro, algo que evité. ¿Pero qué se creía Ignis? Es un completo desquiciado, aunque no quisiera creerlo. Pero me doy cuenta.

-¿Olle qué sucede, hoy te levantáste de mal humor?-Soltó riéndose.

-Eres un hipócrita, no lo puedo creer.-Le espeté levantándome de la litera para irme en dirección al baño con la ropa que había tomado. Él se quedó con las manos en el aire y simplemente se rió para luego irse fuera del cuarto. Tuve que soltar esas palabras porque sinceramente no tenía ganas de ponerme a reprocharle lo que hizo, además, 'no éramos nada'...

Ya estando en el baño me miré en el espejo para luego darme un susto, aunque bueno más que un susto era una sopresa desagradable, Luna estaba saliendo de una de las duchas, vestida con un pantalón blanco-rosado a mitad de muslos y una playera blanca con la insignía de aire. Salió cabizbaja y con la toalla en su hombro. Para luego al mirar al espejo darse cuenta de que yo estaba ahí.

-¿Y esa cara de aborrecida que te traes?-Soltó dejando su toalla en un tubo. Mis venas se encendieron pero no azules sino rojas como el fuego. Mis ojos se prendieron en llamas y el enojo se me notaba.

-¿Qué rayos?-Preguntó cuando se detuvo a mirarme con rareza, al parecer no sabía porqué estaba así, aunque bueno lo dudo, después de aquella escena tan romántica debe haberse despertado sin razón. Lo único que hice fue abrir la puerta de una de las duchas y adentrarme dejándole con la duda de qué me sucedía.

(...)

Salí del cuarto para dirigirme a cualquier lugar. Ya que hoy era día libre. No me imagino que estaba pasando entre Ignis y Luna. Pero me daba igual, aunque en algún fondo de mi corazón talvez lo quería. Me dirigí al salón de estrategias para ponerme a practicar mi nuevo elemento, el agua. Solo habían tres chicos más practicando, uno de ellos era Abril asi que me acerqué a él.

-Hola...-Le dije cabizbaja pero con una leve sonrisa.

-Oh, hola Megan.-Soltó dejándo la espada que tenía en uno de los bancos. -Quería decirte gracias por haber salvado mis pies y a mi también...-Dijo y se le sonrojaron sus mejillas. Yo abrí la boca pero no dije nada, sino que me senté en el banco.

-¿Qué te sucede? Hoy llevas un rostro como las nubes grises...-Dijo cuando se sentó justo a mi lado pero no tan cerca. Sus palabras sonaron dulces y yo miré a su rostro estudiándo esas mejillas tan blanquesinas.

-Eh, no es nada, e-estoy bien, solo quiero practicar mi nuevo elemento...-Solté cuando tomé la espada que había dejado y la encendí hasta su quinto diamante, dejándolo con una cara de sorprendido.

-¿C-cómo lo haces?-Soltó cuando miraba el brillo de la espada muy detenidamente.

-Pues creéme que no lo sé...-Hiba enserio, no sabía comó es que yo era la única que podía controlar un elemento hasta su máximo nivel.

-Eres increíble, Megan.-Me quedé sorprendida ante sus palabras, unas que en estos momentos necesitaba después de ver lo que sucedió entre Ignis y Luna. Pero hiba a tomar mi espada encendida y la tiré a lo lejos de cantazo, raramente con una velocidad que al chocar al otro lado del salón en  la pared, le salió una grieta.

-No, nunca toques mi espada encendida a ese nivel, porfavor, te podrías lastimar Abril.-Dije con desespero, rareza y dando un fuerte suspiro de alivio.

-Oh, estabién, pero que fuerza y que velocidad con la que la lanzaste...-Dijo sorprendido y yo solo me eché a reir porque tampoco podía creerlo.

-Yo tampoco sé cómo lo hice. Realmente soy bastante rara.-

-No del tanto, creo que te comprendo y creo saber la razón de esa carita triste que te traes.-Dijo cuando tomó un mechón de mi cabello y lo colocó detrás de mi oreja. Yo no hice nada sino que me quedé mirándolo. ¿Cómo sabía qué me sucede?

-Estás enojada por lo de Luna e Ignis, ¿cierto?-Dijo aún con la mano trás mi oreja. Y sus palabras me incomodaron un poco ya que eso simplemente me daba repugnancia pensarlo.

-Yo, no estoy enojada. Estoy solamente sorprendida, ya que creí que al Ignis demostrarme tantos afectos amorosos podíamos llegar a ser algo. Pero al parecer él ya quiere a otra persona.-No sé porque le dije eso, creo que me precipité. Pero noté la cara de descepción que puso ante lo que dije.



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En el texto hay: romance humor terror

Editado: 12.11.2018

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