El Quinto Elemento (elements 2)

Capítulo 12 “Salvando al mapache”

Finalmente llegó el sábado. Tommy nos entregó unos auriculares mejorados. Los de las chicas están incrustados en los pendientes. El de los chicos en su cinturón.

Estamos esparcidos por todo el colegio. Austin, Brenda, Lilith, Tommy y el profesor Isaac en el patio delantero. El resto, en el jardín trasero del colegio.

–¿Alguien ha visto algo? –pregunta Austin.

–Por ahora no –responde Chris a mi lado y yo presiono mi sien. El dolor golpea mi cabeza desde que me levanté–. ¿Segura que estás bien? –pregunta preocupado.

–Sí. Solo es un dolor de cabeza.

–¡Qué falta nos haría Lester en este momento! –propone Lilith.

–Eres un genio, enana –respondo.

–¿De verdad? Gracias –dice dulcemente.

–Ginger, crees que…

–Sí, no hay problema –me interrumpe ella y corre en dirección al colegio.

–¿Qué te traes entre manos, McKenzie? –pregunta Javier.

–Bruno es un águila y uno de los animales que más alto puede volar– contesto–. Necesitamos ojos en las alturas. Si esa cosa aparece, él nos avisará.

Como algo le pase a ese pájaro, Lester nos mata –añade Talia.

–No va a pasar nada –rebato–. No seas aguafiestas, pelirroja. –Su respuesta fue un resoplido seguido de un gruñido.

Es casi el mediodía y todavía no hay señales de otro mutante. Bruno sobrevuela de vez en cuando por encima del colegio, pero ha sido en vano. Los chicos están empezando a impacientarse y mi dolor de cabeza crece con el paso del tiempo. El sonido chillón del halcón nos alertó. En efecto. Algo grande sobrevoló encima de nosotros.

–¿Alguien puede ver lo que es? –pregunta Tommy y el mutante finalmente cae frente a nosotros.

–¡Me lleva la que me trajo! –protesta Cameron al ver aquel animal bufar.

–¿Chicos? ¿Qué fue eso? –pregunta Isaac preocupado.

Un toro con alas de águila y cola de serpiente –responde Javier y yo trago en seco.

Vamos en camino –habla Brenda. Escucho los pasos apresurados de mis amigos por el intercomunicador y mi corazón late demasiado rápido.

Cuando todos estuvimos delante de aquel animal inmenso, la batalla comenzó.

Talia y Cameron fueron por la cola. Tommy y Lilith por las alas. Brenda lo agarró al suelo por las patas con raíces.

El toro es demasiado fuerte, así que rompió el agarre de Brenda. Lilith y Tommy volaron por los aires por la velocidad a la que comenzaron a moverse las alas de aquella cosa. Javier y yo seguimos lanzándole entre flechas de hielo y agua caliente, pero todo es en vano. Es como si fuera inmune. ¿Para rematar? La bestia levantó vuelo.  

–Hay que ir por él –dice Chris a mi lado.

Ambos corremos hasta la parte frontal, pero ya había roto todas las estatuas. Faltaba la del fénix, pero se entretuvo con un pequeño animal que camina hacia atrás con miedo.

–Meeko –susurro aterrada y corro con todas mis fuerzas. El mapache de Javier estaba en peligro... otra vez. Lanzo una bola de hielo hacia su cabeza y el animal me mira. –Oye tú, animal sin cerebro. Ven por mí. –Comenzó a correr en mi dirección, pero solo tengo ojos para el mapache–. ¡Corre, Meeko! ¡Huye! –El Varázs escuchó mi voz y correr hacia el colegio lo más rápido que puede. El toro viene hacia nosotros y yo corro lo más rápido que puedo de él. Mis amigos vienen de frente–. ¡Regresen! –Se detuvieron en seco al ver que esa cosa viene hacia nosotros.

¿Alguien ha visto la película Piratas del Caribe? ¿Esa parte donde Jack Sparrow corre asustado cuando le persiguen los caníbales en la isla? Pues en Mary Weathers está pasando justamente lo mismo.

Atraemos al mutante a un área abierta en la parte trasera del colegio. Cameron, Talia y Chris le quemaron parte de la cola finalmente. Lilith y Tommy lo encerraron en una burbuja de aire grande para las alas. Yo y Javier proyectamos nuestro poder para que dañara al animal dentro de la burbuja. Los bufidos del animal pueden sentirse desde afuera y en unos minutos… está muerto.

–Aquí tiene su nueva mascota, profesor –comenta Tommy divertido. Los latidos en mi cabeza aumentan, pero habíamos salvado al colegio, con excepción de las estatuas. Este iba por el ave fénix nuevamente.

–Al fin lo lograron –dice Ginger volando a mi lado.

–¿Meeko está bien? –pregunto y ella asiente señalando hacia el mutante. Cerca de la cola de aquella cosa merodea el mapache curioso–. Meeko, Meeko. No eres fácil. –Niego con la cabeza. El animal me miró y sonrió. La cola del toro abrió los ojos–. ¡Meeko! –Corro hacia él y lo tomo en mis brazos, pero algo se encaja en mi espalda.

–¡Allison! –grita Javier aterrado. Escucho la protesta de Chris y fuego quema mi espalda, pero algo sigue anclado a mi piel y se adentra mucho más en mi carne.

–¡Vas a hacerle daño! –grita Brenda.

–Allison –dice Javier asustado apartando a Meeko de mis brazos.

Lo que estaba clavado en mi espalda fue sacado y unos brazos me levantan de suelo. Mis extremidades comienzan a entumecerse y mi lengua se vuelve pesada.

–Llévala a enfermería, ¡ya! –escucho gritar a Talia.

–Yo sé dónde es –dice alguien más y paso de unos brazos a otros. Por el olor, supe que el segundo cuerpo es Chris.

Unas paredes claras aparecen en mi campo de visión luego de unos minutos que me parecieron eternos. Soy colocada con suavidad en una mullida cama con sábanas blancas.

–¿Qué ha pasado? –pregunta una señora. Imagino que la doctora.

–Una serpiente –responde Isaac. Mi camiseta fue rajada de arriba abajo, y el grito ahogado de mis amigos que veo por el rabillo del ojo me dice que es tan malo como estoy pensando.

–¡Qué rayos le pasó! –protesta la enfermera–. ¿De qué elemento es?

–Agua –respondieron todos. Algo comienza a quemarme por dentro y no pude evitar gritar de dolor.

–¡Haga algo! –espeta Chris desesperado.



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En el texto hay: romance, aventura, amor

Editado: 18.07.2022

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