Dos semanas después…
–Me encanta cuando sonríes tan temprano en la mañana –murmura Chris abrazándome cuando me levanto de la mesa del desayuno.
–¿De verdad? –Me giro hacia él y me acerco a su pecho por la cintura haciendo que sonría–. Yo adoro cuando tú sonríes.
–¡Qué dulzura tan temprano en la mañana! –añade una voz intrusa y mi sonrisa desapareció–. Chris, tenemos que ir al terreno –dice Emma son esa sonrisa de suficiencia que me dan ganas de pegarle la cabeza a la pared y dejarle el cuerpo de relieve. Lilith y Brenda pusieron los ojos en blanco. Talia enarcó una ceja y yo gruño por lo bajo.
–Emma, es muy temprano. Podemos hacer eso en la tarde. Deja que disfrute de mi novia un rato.
–Christopher Gray, estamos en último año –añade ella poniendo su mano encima del brazo de mi novio. Yo, con mucha cortesía, quito la mano de ella del brazo y sacudo el lugar. Los ojos azules de Emma se tornan fríos y su cara de ángel cambió completamente por mi gesto.
–Discúlpame, bonita, pero no es necesario que le toques para decirle que está en último año. Lo tenemos más que claro –digo yo en tono mordaz irradiando toda la ironía que puedo. Emma apretó el mentón y siento el retumbar de la baja sonrisa de Chris en mi pecho
–Te veo en media hora en el campo con Teo y Christian. –Me miró fríamente una última vez y se retiró.
–No me lo creo. –Chris se alejó un poco de mí pero sin soltarme la cintura–. ¿Sabes que te ves muy tierna cuando estás celosa? –comenta divertido.
–Yo no estoy celosa –recalco frunciendo el ceño–. ¿O si lo estoy?
–Eso que acabo de ver es un acto de celos muy evidente –insinúa Brenda divertida.
–Allie está celosa. Allie está celosa –comienza a cantar Tony–. Auch –protesta y se masajea la cabeza–. ¿Por qué me pegaste?
–Por idiota, por bruto y por insensible –contesta Ginger enarcando una ceja y cruzándose de patas en el pecho.
–Hermana, eres más insoportable que una vaca en día de parto –protesta Tony.
–Yo más, y no te lo digo –dice ella con ironía.
–Ya paren ustedes dos –interviene Chris con tranquilidad–. ¿Qué te pasó con Emma? ¿Eso fue un acto de celos?
–Sí… No… No lo sé –digo las últimas palabras con en un hilo de voz y él sonríe a carcajadas.
–Pues es muy tierno viniendo de ti. Tengo una invitación para ti. Este fin de semana es el cumpleaños de Celine. Mi madre preparó una fiesta y quiero que vayas conmigo.
–¿De verdad? –pregunto con miedo y asintió–. Pero yo…
–Pero nada –interrumpe Brenda–. Las fiestas preparadas por Alexa Gray siempre son asombrosas. Y tú como novia formal de Christopher Gray deberías asistir con invitación o sin ella.
–Brenda tiene razón. Creo que ya es hora de que conozcas a la familia completa –añade Talia
–¿Cómo? –pregunta Ginger–. ¿Aún no conoces a Celine? Pero si llevas casi un año con él –dijo señalándolo con ambas patas
–Deberías aprovechar esta ocasión –dijo Lilith–. Será divertido.
–Todos están bienvenidos – añade Cameron–. Este fin de semana va a ser muy agitado, pero quiero que disfrutes y salgas un poco de estas cuatro paredes.
–¿Qué pasa con el colegio? –pregunto–. En una semana es la próxima luna nueva.
–Deja los problemas del colegio para después –habla Javier–. Es hora de fiesta y diversión.
–Estar encerrado en tu habitación todo el día está haciendo que me llene de pulgas y mi pelaje se opaque.
–Eres un dramático, hermano –dice Ginger poniendo los ojos en blanco.
–No tanto como tú –se defiende el aludido.
–¿Disculpa? –espeta ella ofendida.
–Ya basta, ustedes dos –interviene Javier con calma.
–Tenemos clases, chicos –dice Brenda recogiendo mi mochila.
–Pero después nos vamos de compras –la voz de Talia sonó emocionada. Demasiado.
–Chicas, yo
–Pero nada, Allie –me interrumpe Lilith–. Nos vamos de compras en la tarde. Hay que lucir en esa fiesta.
–Tienes que estar magnífica –Talia se escucha cada vez más emocionada.
–Solo les pido una cosa. Que se vea magnífica, pero que no opaque la belleza natural de mi pequeña. –Chris me da un pequeño beso en la nariz–. Tengan en cuenta que es una fiesta de disfraces.
–Uy, eso emociona mucho más –dijo Lilith aplaudiendo
–¡Definitivo! –exclama Talia golpeando la mesa con la palma de la mano–. Nos vamos de compras. Como te vuelvas a negar, Allison McKenzie, juro que almuerzas lo que queda de semestre con Tommy y Lilith.
–¡Oye! –protestan los aludidos y la pelirroja se encoge de hombros.
–Espero que te conozcas Londres muy bien, Talia. Yo nunca he puesto un pie en este lugar.
–¿Conocer? Lilith, la señorita aquí presente –Brenda señala a Talia con el pulgar–, viene casi todos los años desde pequeña.
–Mira que eres exagerada –se defiende la pelirroja.
–¿Exagerada yo? –Brenda se señala así misma con el índice–. Cada vez que llegabas de unos de tus viajes nos lo restregabas en la cara.
–¡Eso no es cierto! –se defiende Talia nuevamente y Brenda enarcó una ceja–. ¿De verdad? –Mis amigas asienten al unísono–. Eso está en el pasado.
–Hay una persona que también nos puede ayudar –añado
–¿En serio? ¿Quién? –pregunta Javier.
–Ya lo sabrán –digo y sonrío.
–¿Ya dije que esa sonrisa tuya me asusta? –agrega Javier–. Porque en verdad me da miedo. –Todos comenzamos a reír y salimos del comedor.
Después de clases…
–Ya estoy lista –dice Brenda al otro lado de la puerta del baño.
–Yo también. –Salgo del cuarto de baño.
–Venir a Londres te ha hecho muy bien, Allie –agrega Ginger y tocan a la puerta.
–Adelante –grita Tony y la puerta es abierta por alguien fuera de nuestro círculo.
–¿Alice? –preguntaron todas mis amigas, incluyendo las ardillas.
–¿Qué hace ella aquí? –pregunta Talia en tono mordaz.
Editado: 18.07.2022