Llegó el viernes y mis nervios se hacen notar en mi cuerpo entero. Sudaba más de lo normal y el dolor de cabeza comenzó nuevamente. Preparaba la maleta todos los días y cada día cambiaba la ropa de su interior. Es solo un fin de semana, pero voy a tener demasiados ojos encima. Ha sido la peor semana de mi vida, sin contar cuando llega mi amigo Andrés cada mes.
No quiero meter la pata, pero tengo la certeza que Alexa Gray está esperando la mínima oportunidad para cortarme la yugular. Este fin de semana es para mostrarles a todos la chica con la que está Christopher Gray. Solo espero hacer un buen papel y enorgullecer a mi chico y a mis amigos.
–Todo va a salir bien –dijo Chris abrazándome.
–¿Por qué eso no me reconforta? –Siento el retumbar de su sonrisa en mi espalda.
–No me lo puedo creer. Tú que te enfrentaste a colds, el solsticio de invierno, y a dos mutantes en menos de un año, ¿estás temblando porque vas a pasarte un fin de semana con mi familia?
–No es solo un fin de semana y lo sabes –murmuro por lo bajo–. ¿A quién engaño? Estoy completamente asustada. ¿Y si no les caigo bien? ¿Y si meto la pata?
–Si no les gustas, es su problema. Eres mi novia y te quiero por tu forma de ser. En
cuanto a la segunda pregunta, todo el mundo tiene derecho a equivocarse. –Me gira por la cintura y levanta mi mentón. Sus ojos negros pueden leer claramente el terror en los míos–. No te preocupes. Además, dudo que ocurra algo. Las chicas siempre van a estar contigo al igual que los chicos. Austin debe de estar a punto de llegar.
–¡¿De verdad?! –Asintió–. Brenda se va a poner muy contenta.
–Lo sé. Desde que Austin regresó a Elements, ella tiene el moco caído. Quise darle una sorpresa.
–Le va a encantar.
–¡Allisonnnnnnnnnnnn! –La puerta de mi habitación golpea la puerta a mis espaldas–. No te lo vas a creer
–¿Qué? –pregunto sonriendo hacia Brenda.
–¡Austin está aquí! –chilla emocionada y con los brazos hacia arriba en señal de victoria. Sonreí de soslayo y achina sus ojos analizándome–. Tú lo sabías. –Me señala con el dedo
–Me acabo de enterar hace unos segundos antes que entraras por la puerta –me defiendo.
–Entonces es cosa tuya. –Señaló hacia Chris –. ¡Graciasssss! –Corrió hacia nosotros y los tres caímos al suelo–. Dios, Christopher, eres el mejor cuñado del mundo. –Todos sonreímos.
–Espero que yo también reciba un abrazo tan caluroso y emocionante como ese –dijo una voz desde la puerta. Una que extrañaba mucho.
–Austin. –Mis labios se curvan en una sonrisa. Nos levantamos del suelo y abrazo a mi amigo con fuerza–. Como te extrañé. –Apoya su mentón en mi cabeza y masajea mi espalda como siempre.
–Yo también. Los extrañaba a todos. –Me separo de él y soy reemplazada por Brenda fundiéndose ambos en un abrazo cariñoso. Los ojos color café de Brenda adquirieron ese brillo de felicidad cuando tiene a su chico cerca.
–Te extrañé, mi vida –dijo él.
–Yo más, Austin –contesta ella en tono dulce.
–Chicos, me va a dar un coma diabético por tanta dulzura entre ustedes –se burla Talia desde la puerta de mi habitación y el resto de mis amigos entra.
–Bienvenido, Austin –añade Cameron y ambos chicos golpean sus puños por el lateral.
–Ya llegó el cerebrito. ¡Qué poco duró mi puesto de señor inteligente! –comenta Tommy con ironía.
–No seas así. –Lilith empujó a Tommy por el hombro juguetonamente–. Me alegro verte nuevamente, Austin
–Ya es hora de irnos. Nos espera un largo fin de semana en la mansión Gray –interviene Javier desde la puerta.
–¿Es tan grande como para que le llames mansión? –pregunta Tony con curiosidad.
–Cuando lo veas con tus propios ojos, responderás tu pregunta –respondió Cameron
–¡Qué bien! Al fin llegaste, Austin. Como Brenda siguiera llorando por los rincones por tu ausencia, me iba a pegar un tiro –comenta Javier divertido.
–Eso no es cierto, ¿eh? –refuerza Brenda hacia Austin.
–Pero si yo no he dicho nada –dice su novio sonriendo.
–¿Abrazo de Team Piña? –propone Lilith.
–No saben cómo les extrañé –dice Austin bajo la capa de abrazos.
–No fuiste el único, cerebrito –dice Tommy con ironía y todos sonreímos. Mis amigos ya están completos. Con ellos a mi lado todo está bien. ¿Qué puede salir mal?
El camino hasta la casa de Chris fue un poco largo. Fuimos todos en la misma camioneta. Risas, historias, y unos cuantos ronquidos de parte de Brenda hicieron ameno el viaje. Javier va al volante, Talia, Cameron y Lilith detrás, y al fondo están Brenda, Austin y Tommy. De copiloto vamos Chris y yo.
–En unos minutos llegamos a casa, Cam –anuncia Chris.
–Estoy emocionado por ver a Celine –dijo el otro hermano. Tony y Ginger suben a la pizarra del carro y pegan las patas al parabrisas.
–¿Tienen curiosidad? –pregunto hacia ellas.
–Nunca he visto una mansión –contesta Tony.
–Pero si estamos viviendo en una –aclaro.
–Pero no es lo mismo un colegio que una casa inmensa como una mansión –explica Ginger sin despegar su hocico del cristal.
–Chicos –anuncia Javier–, aquí tienen la mansión de los Gray.
–Oh. Dios. Mío –dijeron las ardillas al unísono.
Frente a mi tengo una enorme… no tengo ni palabras para describir la enorme mansión, castillo, palacio o como quieran llamarlo.
La verja principal es inmensa. Tan grande o más como la del colegio Mary Weathers. En el centro del escudo hay dos dragones dorados de espaldas y con escamas carmesí. Desde sus fauces sale fuego, sus colas estaban enredadas entre sí y hacia abajo. Ambos dragones son rodeados por un círculo de ramas de olivo.
Javier se detuvo al lado de una caseta. El guardia asintió con su gorra y abrió la enorme verja. Si desde afuera esto se ve increíble, el interior es mucho más alucinante.
Un inmenso jardín rodea la casa hasta donde alcanza mi vista. Muchas flores de varios tamaños salpican con sus colores los arbustos dispersos. Desde afuera se comprueba la riqueza y el poder de esta casa. Javier se adentró por un camino de piedra el cual termina frente a la mansión de los Gray.
Editado: 18.07.2022