El Quinto Elemento (elements 3)

Capítulo 20 “Una verdad a la vez”

Una hora después todos nos reímos a carcajadas, incluyendo Celine. Héctor se nos unió al escuchar la algarabía que teníamos en la cocina de empleados. La cocina de la casa era demasiado grande para nosotros, así que nos decidimos por la más pequeña. Katie o la reina Cáliz, también se nos unió e hizo buenas migas con Katie.

—Pero lo más increíble de todo, fue cuando esta niña salió de entre los escombros cabalgando el dragón rojo —relata Talia negando con la cabeza.

—Cuando la vi gritando como loca y riendo encima de aquella cosa de cincuenta pies de largo como si fuera un caballo de carreras, me dejó sin aliento —comenta Cam divertido.

—La pobre Alice a penas se movía —añade Javier contenido las ansias locas de reír a carcajadas.

—No sean tan malos, chicos. Alice estaba tan muerta de miedo que se agarró a mi estómago y me dejó sin aliento —intervengo en defensa de Winter—. Déjenme decirles que si yo hubiera estado en su lugar, mi reacción hubiera sido la misma o incluso peor.

—Hola por aquí —habla una voz desde la puerta de la cocina.

—¡Brenda! —exclamo con alegría. Mi amiga me abraza y después golpea mi nuca—. Auch.

—Eso es por irte sin nosotros una vez más —protesta Lilith a boque jarro.

—¿Una vez más? —pregunta Héctor—. ¿De qué está hablando la jovencita?

Todos miramos a Lilith y la pobre casi llora. Había metido la pata hasta el fondo.

—El día del laboratorio, Allison buscó al dragón por su cuenta hasta que nosotros llegamos —explica Javier antes de dejarnos en un profundo silencio que nos expusiera—, a pesar de haberle dicho que no.

—Pero es que esta niña es muy cabezota —intermedia Tommy—. Mientras más le dices que no hagas una cosa, más se empecina en hacerlo. —Abraza a su chica y besa su sien.

—Eso es cierto y yo fui testigo de eso —añade Javier masajeando su nuca—. Me golpeó y amenazó a un profesor para que no dijera la ubicación de Celine a pesar de las negativas de nosotros.

—Ya te pedí perdón por eso.

—Eso lo dices porque querías llevarte el crédito —comenta Brenda—. Y no me vengas con el cuento de ponernos en riesgo.

—Pero…

—Tu siempre haces lo mismo —Talia me interrumpe—. Con el solsticio de invierno fueron tus mismas palabras. Métete en la cabeza que estamos juntos en esto. Somos amigos, ¿no?

—Admiro la valentía o torpeza de ustedes cuando se trata de Allison o algunos de sus amigos. Katie, por favor, nosotros acabamos de desayunar, pero estos chicos llegaron del colegio y ya es hora de almuerzo —interviene Héctor hacia mi amiga.

—No, señor Héctor. No es necesario —añade Brenda apenada.

—Niña, me acabas de decir viejo y eso me ha dolido. No más protestas. Katie, por favor —ordena él nuevamente.

—Enseguida, señor Gray.

—¿Cómo estás? —pregunta Lilith al sentarse a mi lado.

—Adolorida pero bien. —Algo peludo se enreda en mis piernas—. Hola, Balton. —El lobo coloca sus patas delanteras en mis piernas y acaricio su cabeza negra peluda.

—Pasamos un buen susto el día de ayer.

—Pero no es bueno recordar los momentos malos, enana. Así que, lo ocurrido ayer, se quedó ayer.

—¿Qué fue lo que pasó? —pregunta Brenda—. El profesor Isaac estaba muy angustiado.

—Fui a Transilvania por Celine pero al poner un pie en el bosque, me dieron con un dardo. Para cuando desperté, ya estaba en la jaula —explico tocando mi cuello en el lugar del impacto.

—Por cierto, habló en rumano —añade Celine.

—No sabía que podías hacerlo.

—Yo tampoco, Brenda —digo encogiéndome de hombros—. Vamos, que si me pones a un chino en frente, es posible que hable en mandarín.

—¿No has podido curarte? —inquiere Tommy y niego con la cabeza.

—Allison llegó muy mal herida de Transilvania —aclara Cam—. Tenía una astilla de una garra envenenada en su interior. —Brenda traga en seco y Lilith ahoga un grito. Las órdenes fueron que se curara de forma natural.

—Es mi culpa —murmura Celine cabizbaja y le abrazo—. Allison se metió en el medio cuando uno de ellos fue por mí. Le debo la vida. —Beso su cabello y acaricio su brazo.

—Todos los Gray le deben su vida a esta muchacha —opina Héctor orgulloso—, por tanto, necesita recuperarse. El doctor fue muy explícito. No puedes curarte a ti misma y necesitas absoluto reposo si quieres participar en los Juegos del colegio.

—Solo espero que esta vez no tengamos nuevas sorpresas —protesta Talia y Katie llegó con el almuerzo de los chicos.

En la tarde, la tirantez en mi estómago sigue, pero no por el dolor, sino por todas las sonrisas que mis amigos y sus Varázs me provocan

—Hola por aquí —grita Chris al entrar por la puerta de su casa—. Ya llegué.

—Llegamos —rectifica Emma y todos los allí presente ponen los ojos en blanco, incluyendo los Varázs.

—¿Qué hace esta muchacha todavía en nuestra casa? —habla Alexa de forma despectiva—. ¿No está mejor? Ya se puede ir.

—Mamá, Allison va a quedarse —explica Christopher.

—¡No pienso permitirlo! —espeta la matriarca de los Gray molesta.

—Claro que sí se queda —interviene Cameron exasperado—. Salvó a Celine, mamá.

—¿Cómo están tan seguros de eso? —pregunta ella con escepticismo y niego con la cabeza mientras dejo escapar un suspiro. Celine resopla fastidiada y los ojos de Héctor están fijos en su mujer—. Es posible que haya orquestado todo para quedar de buena frente a ustedes. ¡No sean tan ingenuos!

—¡Es suficiente, Alexa! —interviene Héctor y cierro las manos en puños para controlar la ira dentro de mí—. Ya basta.

—No te preocupes, Héctor —intervengo yo con toda la calma que logro reunir—. Me regreso a casa con mis padres.

—¿Pero por qué?

—Te lo dije una vez y vuelvo a decirlo, Chris. No me gusta estar en un lugar donde no soy bienvenida. Muchas gracias por la hospitalidad, pero me regreso a casa.




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