Chris…
—¿Estás bien?
—No lo sé, Thiago —respondo dubitativo y enarca una ceja—. Lo sé, lo sé —me defiendo levantando las manos en señal de rendición.
—¿Allison McKenzie? —susurra cerca de mi oído y suspiro.
—Creo que sí. Cuando la vi caer… —Detengo mis palabras y resoplo.
—Te entiendo. Yo también temí por su vida. Lo gracioso de todo es que ella te salvó dos veces después de eso, aún con esa cosa en su sistema. Esa muchacha es fuerte por fuera y por dentro.
—Lo sé y eso lo admiro mucho.
—Sé sincero conmigo, Chris. Allison no solo te da curiosidad, ¿verdad? —Niego con la cabeza ante su evidente pregunta,
—No, Thiago. Allison es… una chica impredecible. Ella rompe todos los esquemas que tengo de las mujeres. Me descontrola, me saca de las casillas, me desestabiliza como nadie, pero al mismo tiempo es agradable, inteligente, se lanza a la aventura y …
—Por más que quieras negarlo, esa chica te atrae y eso te está confundiendo. Yo hubiera esperado verla llorar por los rincones cuando escuchó de tu compromiso con Emma, y sin embargo, está mejor de lo que esperaba. No es que haya seguido con su vida, al contrario. Pero te metiste hasta dentro de sus huesos y ella sabe cómo superarlo.
—¿Qué me está pasando, primo?
—Pasa que, sin importar las barreras o trabas que les ponga la vida, ustedes están unidos por ese hilo rojo del destino. —Sonrío ante sus palabras cursis—. Puede ser algo infantil, pero no deja de tener razón.
—Alice te está haciendo daño —añado sonriendo y sus ojos brillan de emoción. ¿Mi mirada se volverá así cuando me hablan de Emma… o de Allison? Suspiro apesadumbrado.
—¿Han visto a Allison? —interviene Brenda turbada, y eso asaltó las alarmas dentro de mí—. No la he visto desde que bajamos. Ni a ella ni a Tony, y Ginger aún no aparece.
—¿Cómo? —pregunto extrañado—. ¿Ginger está desaparecida?
—Desde ayer, y estamos muy preocupados —contesta Thiago preocupado—. No es normal que se separe tanto tiempo.
—Es hora de irnos —interrumpe Allison y frunzo el ceño al ver las oscuras ojeras que rodean sus ojos hinchados y enrojecidos, como si hubiera llorado toda la madrugada. Una oscuridad poco usual se ha instalado en los ojos verdes y eso me perturba.
—¿Algo de Ginger? —pregunta Lilith.
—Tony va a quedarse por si ella aparece —contesta Allison en un tono de voz extraño, casi robótico. Respira con profundidad antes de añadir—. Vamos. No podemos llegar tarde.
—¿No crees que Allison está un poco extraña? —pregunta Alice cuando llegamos al Coliseo.
—Creo que se debe a la desaparición de Ginger —responde su novio.
—¿Aún no aparece?
—¿También lo sabías, Alice? ¿Cómo puede ser posible que sea el único o el último en enterarme? —protesto indignado.
—Chris, no veo por qué deberíamos haberte dicho algo —rebate ella y contengo mis ganas de resoplar, porque al final del camino, tiene razón.
—Alice…
—No, Thiago. —Su novio frunce los labios— Yo me confundí con Allison. Ambos lo hicimos, pero al menos lo reconocemos.
—Winter, llegar pero no te pases —rebato intentando controlar la ira que comienza a crecer dentro de mí.
—Gray, si hay algo que aprendí, es que no debo callarme lo que piense. Le pese a quién le pese. No tienes ningún derecho a protestar porque vas a casarte con otra. Estuvimos buscando a Ginger toda la madrugada, y si eso tiene a Allison por el suelo imagínate como se siente cada vez que te ve con la falsa de Emma.
—Alice, por favor, ya basta —interviene mi primo y ella entra al cubículo, no sin antes atravesarme con la mirada, donde estamos todos los competidores ganadores o perdedores.
—Perdona a Alice, Chris.
—No, Thiago. Por más que quiera negarlo, tiene razón. —Palmea mi hombro y suspiro.
Observo a Allison cuando entramos al cubículo donde nos reuníamos los candidatos. Está distraída y sus ojos verdes siguen oscurecidos. Alice intenta conversar con ella, pero tiene la mirada perdida y lo único que hace es suspirar y asentir. Le pasa algo más que la desaparición de Ginger, y todos allí lo saben.
—Hola, Chris. —Me besa, pero se separa al ver que no le correspondo—. ¿Todo bien?
—Eh… sí. No pasa nada. ¿Dónde estuviste ayer?
—Estaba entrenando en la parte trasera del colegio. No tengo idea de quién será mi oponente y necesitaba ejercitarme un poco. —Asiento y regreso mis ojos a Allison, pero me encuentro que ella nos taladra con una mirada cargada de odio. No tanto a mí como a Emma. Sus ojos cambian de color entre azules y violetas. Fruncí el ceño, por que no es algo usual en los usuarios.
—Muchachos, es hora de salir a la arenera —habla Isaac entrando por la puerta cortando la extraña atmósfera.
Los ojos de Allison cambian a un verde oscuro y es la primera en salir por la puerta. Isaac la siguió con la mirada, y yo lo disimulo. Sabe que algo está pasando con Allison. Me mira y niego con la cabeza.
Salimos a la arenera los cuatro candidatos que quedan: Allison, Emma, Alice y yo. Miro hacia las gradas y noto que los chicos tienen cara de preocupación. Sé que es la Varázs más unida a Allison, pero no pensé que la lejanía de Ginger le afectara tanto. Busco a Meeko entre los Varázs, pero tampoco estaba, y la cara de Javier es de pocos amigos.
—Buenos días, estudiantes y profesores a los juegos Elements —anuncia Karen—. Hoy es el tercer día y la competencia es cada vez más cerrada y difícil. —La ola de gritos y silbidos ensordecedora por parte del público no demora en llegar.
—Hoy optamos por hacer algo diferente —explica Erika, la directora de Landsport, en Alemania—. Los estudiantes sabrán su pareja de acuerdo al número que se les grabará en la muñeca izquierda. La numeración solo puede ser vista por el usuario
—Las reglas son las mismas. Hasta que el oponente no pueda levantarse del suelo pero sin llevarlo al límite —especifica Benjamín, de Australia
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Editado: 09.02.2023