—¿De dónde me conoces? —pregunta ella confundida y frunciendo el ceño. Es idéntica a mi madre. Justo como Dorian había dicho.
—Tenemos un amigo en común. —Levanto mi mano y el anillo en el brazalete de Brenda se ilumina levemente.
—¿Dónde conseguiste eso? —pregunta alargando un poco su brazo pero se retracta.
—No entiendo nada —insiste Lilith confundida y una mano toca mi cintura y parte de mi cola.
—Linda cola —murmura Javier medio grogui con una leve sonrisa.
—Lindas branquias —añado con sorna, y su sonrisa desapareció para darle paso al pánico.
En los brazos de Lilith, Tommy comienza a removerse. Tanto él como Javier aún siguen en shock por respirar bajo el agua y… que tengo cola. Es que hasta para mí se siente muy extraño.
—Mamá, ¿qué esta pasando? ¿Por qué esa chica tiene el collar de la abuela?
—¿Mamá? —inquiero estupefacta al escuchar la palabra saliendo de la boca de la princesa Dalina.
—Síganme al castillo. Por favor, no destruyan más mi ciudad.
—¿Allison, que te pasó? —pregunta Tommy mientras abre sus ojos bien grande al ver que su novia tiene branquias detrás de sus orejas.
—Larga historia, Valent —contesto, y con la mirada de algunos soldados sobre nosotros, seguimos a la doppelganger de mi madre hacia el castillo.
Si ustedes han visto la película de dibujos animados “La sirenita Ariel”, esta es una copia exacta. Con la diferencia que no está el cangrejo Sebastián, el pescado de colores no está por todo el área y que el enorme castillo reluciente bajo el mar está custodiado por tiburones blancos.
La vida en la tierra es magnífica, pero bajo el mar, me resulta interesante. Tritones, sirenas y especies marinas giran sus cabezas con curiosidad cuando pasamos por su lado. Sonrío cuando escucho los pensamientos de la ballena que está nadando sobre nuestras cabezas con lentitud.
—¿Y ahora qué?
—Dice la ballena que al fin llegó un poco de diversión a la ciudad. —Javier parpadea ante mi extraña respuesta—. Ah, y que le pareces apetecible. —Sus ojos se abren aún más y aprieto los labios para socavar la carcajada que pugna por salir al ver la expresión graciosa de su rostro.
En el camino, noto como Lilith intenta esconder su brazo. Tommy se da cuenta y la toma de la mano mientras nadan. Las espirales en su brazo se han hecho más grandes y se han tornado entre azules y verdes. Estoy muy orgullosa de ella.
Nos adentramos en el castillo y recorrimos un pasillo donde veo diferentes especies como ballenas, delfines, manta rayas, medusas, grabadas en las paredes de cristal. Solo se puede ver el contorno de las figuras, pero hace contraste con los diferentes colores en la pared detrás de esta y le da cierta vida. Al terminar el pasillo, entramos a la amplia sala del trono.
Su forma cilíndrica es perfecta, y su terminación en una cúpula entre transparente con partes doradas me deja sin palabras. Las paredes del fondo tienen varias pinturas de batallas, pero entre esas, una me llamó la atención por el objeto en el cuello de una sirena. Muy hermosa por cierto.
Marina subió al trono y nosotros cuatro nos colocamos en el centro de la sala. Los guardias se acomodaron alrededor de las paredes y cubrieron la entrada.
—¿Mamá, ese no es el collar de la abuela?
—No, Dalina. Solo es parecido. El de tu abuela se perdió hace muchos años.
—¿Quién es? —inquiero al quedarme completamente obnubilada por la belleza de esa sirena. Su sonrisa encantadora al lado del que imagino sea su esposo, sus razgos definidos y la mirada verde penetrante, dejan la impresión de alguien que refleja mucho respeto.
—Su nombre es… Ashley. —Parpadeo al escuchar el nombre de su hija menor—. Es mi madre. —Asiento levemente dando paso a un silencio un poco incómodo—. Si un usuario vida se atrevió a entrar en las profundidades de Marian, algo importante tiene que ser.
—¿Cómo sabes que soy…?
—Porque te sentí, muchacha. Pero la conexión fue mucho mayor cuando te transformaste. ¿Tienes algún pariente que le agrade vivir… bajo el agua?
Enarco una ceja hacia ella levemente. Tengo a mi… no sé cuantas tátarabuela tendré que contar, porque Marina debe tener sus milenios. La diversión en sus ojos verdes, belleza, calidez, voz pasible y dulzura me confunden, porque es la viva imagen de mi madre. Ahora entiendo porque Dorian se asombró tanto cuando vio a mamá el día que desaparecí.
—No sabía que las sirenas existieran en la vida real hasta que nuestro mayor objetivo nos trajo hasta aquí.
—Digan su petición.
—Necesitamos el canto de una sirena.
—Eso es imposible —contesta la hija de Marina ante el ruego de Lilith—. ¿Para qué? —insiste, pero esta vez con curiosidad.
—¡Dalina, basta ya! —la voz de la reina retumba en la amplia sala y la princesa baja la cabeza.
—Necesitamos romper la ley de los primogénitos —explica Javier.
—Eso es imposible —comenta Marina negando con la cabeza.
—Dorian la rompió y salvó a David —contesto y noto como ella da un ligero salto en su lugar, casi imperceptible, ante la mención de Dorian y uno de sus hijos—. Para dolor del hermano de Raquel, David se… suicidó al saber cómo su padre había roto la ley. —Ella respira profundamente y cierra las manos en puños—. Por eso lo necesito, se lo pido. Dos personas muy importantes para mi están en peligro por esa ley.
—No puedo hacerlo, jovencita —añade ella mientras se recompone por la noticia—. Darte el canto de una sirena implicaría matar a uno de mi especie.
Un nudo se forma en mi estómago y maldigo por lo bajo. ¿Por qué es tan difícil romper esta ley? Obtener cada ingrediente se me está haciendo más difícil que el anterior. ¿Es necesario quitar una vida para salvar la de Chris y la de Cameron?
—Entiendo. ¿Hay otra forma de…? —Una explosión retumba en nuestros oídos y corta mis palabras.
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Editado: 09.02.2023