El Quinto Elemento (elements 3)

Capítulo 47 “Última oportunidad”

Ha pasado más de una semana y no he conseguido ninguna prueba en contra de Emma. La boda de Chris y Cameron es este sábado y me estoy quedando sin tiempo. Fui citada a declarar en el caso que Héctor está haciendo contra Emma, así que debo verlo para prepararme psicológicamente. Tomé la llave transportadora y fui a la mansión Gray.

—Allie, ¿qué haces aquí? —pregunta Katie al verme salir de la habitación de Cameron.

—Necesito ver a Héctor. ¿Sabes dónde pueda estar?

—Lo dejé hace unos minutos en su despacho en una llamada telefónica. Ten cuidado con Alexa. Hoy anda de malas pulgas y eso que la tonta de Emma también está por los alrededores.

—¿Todo bien?

—Creo que es por la boda de Chris y la hurraca. —Mi rostro se ensombrece al recordar—. Oye, todo va a pasar.

—¿Cómo lo sabes?

—Obviando el hecho que seas el usuario vida de este siglo, eres Allison McKenzie, mi mejor amiga y la chica más valiente que he conocido.

—Muchas gracias, reina. —Ambas sonreímos—. ¿Cómo está Kane?

—Ya lo conoces. Te manda saludos. Dice que quiere probar contigo algo nuevo que encontró para vencerte.

—Ya quisiera él. Salúdalo de mi parte.

Me retiro en dirección al despacho de Héctor, pero en el camino escucho la voz de Alexa acercarse y atravieso la primera puerta que veo. Maldigo por lo bajo al ver que es la habitación de ella y Héctor. El picaporte de la puerta se gira, así que me oculto en el armario rápidamente dejando la puerta entre abierta sin que se notara, y rogándole a Dios que no se le ocurra cambiarse de ropa porque estaría en muchos problemas. Esto me pasa por venir sin permiso y por metiche.

—Estoy desesperada por la boda del sábado —protesta Alexa.

—Tranquila, suegra. Verás que la semana pasará volando.

—Ya quisiera. Los días cada vez son menos aguantables en esta casa. Desde que esa muchacha se metió en la vida de los Gray, todos mis planes se han roto de uno en uno.

—¿Te refieres a Allison?

—¿Quién más si no, querida Emma? Esa muchacha hace que mi sangre hierva. Me pasa lo mismo con su madre.

—Siempre quise saber por qué odias tanto a las McKenzie, Alexa. Sé que son mujeres sin ninguna cultura o educación —Cierro las manos en puños arrugando el citatorio en el camino—, pero has sido muy cruel, suegra, y eso me gusta.

—Emma, te lo voy a contar porque eres de toda mi confianza y el fin de semana vas a ser mi nuera finalmente. La madre de Allison vino un día a ver a mi marido y me encontró con mi amante. —Aprieto mis labios para ahogar mi exclamación—. Mía siempre ha tenido una cercanía especial con Héctor, y ver aquello la traumatizó completamente. Ella y yo peleamos, pero al ser un prófugo del Ministerio Elements, estaba invadiendo propiedad privada. Se fue de allí sin dejar rastro y meses después nació Celine.

Abro los ojos al comprender todo. «A eso se refería mi madre cuando hablé con ella. Dijo que era un recuerdo muy doloroso. Héctor no se merece esto», pienso mientras tomo una bocanada de aire.

—¿Celine no es una Gray?

—Con mucho dolor, debo reconocer que no, querida —responde Alexa con un poco de pesar.

—Yo soy buena pero tú eres mejor que yo. —Ambas sonríen a carcajadas como si hubieran contado una buena historia—. Tú le arruinaste la vida a la madre de Allison y yo a su hija.

—¿Las gotas están funcionando? —La pregunta de Alexa me hace fruncir el ceño dando paso a la confusión.

—Todo va de maravilla. Nadie sabe que le pongo el hechizo de amor que encontré en uno de los libros de la biblioteca. Chris nunca se daría cuenta porque soy la novia perfecta y comprensible. Nada que ver con la idiota de Allison McKenzie.

«Uno de los diarios de Dorian está aquí. Lo teníamos muy cerca y no lo sabíamos. Dios mío, ellas no saben que eso no es un simple hechizo y que la vida de Chris corre peligro», pienso aterrada al pensar que estas inconscientes lo están matando sin darse cuenta.

— Por cierto, el secuestro de tu hija salió perfecto, pero Allison logró encontrarla aún no sé cómo. El inspector Williams no quiere decirme nada al respecto. Ha estado un poco extraño en estos días.

—Presiónalo un poco. Verás que rápido habla.

«No me lo puedo creer. ¿Alexa estuvo detrás del secuestro de Celine? ¿Qué le pasa a esta mujer? ¿No tiene corazón? Es su hija menor», pienso estupefacta mientras respiro con profundidad para evitar una catástrofe en la mansión. La pequeña brisa que atravesó la habitación en ese momento fue una advertencia.

—Tuve que moverme rápido —explica Emma mientras escucho como cierra unas ventanas—. Cedric estaba pidiendo el dinero que acordamos, así que tuve que encargarme de él. Rastrearlo no fue fácil pero logré mi objetivo. El único problema es que fue hacia Allison y dijo mi nombre. Al parecer, el pobre infeliz murió.

—Todo salió bien. Pero pusiste en riesgo la vida de Celine, Emma. Casi me da un infarto cuando la vi llegar en esas condiciones a la casa. Nuestro trabajo en la cabeza de Celine contra la McKenzie iba muy bien hasta que justamente ella apareció a salvarla. Desde ese entonces no reconozco a mi propia hija. Pero no te preocupes. Es tu palabra contra la de esa estúpida McKenzie. No tiene pruebas de nada.

«¿Cómo pueden arruinarle la vida a una persona por simple placer?», pienso ofendida.

—Yo no estaría tan segura. Las veces que Allison me ha confrontado, ella estaba muy segura de lo que hablaba.

—No seas tonta, Emma. Somos mujeres refinadas que nunca se rebajarían a algo tan ruin. Ese laboratorio me costó muy caro, jovencita. Gracias a Dios, nadie sabe nada y todo quedó ahí, porque Héctor podría matarme.

—Tienes razón. Nadie sabe que el ataque de Allison en su propio colegio fui yo. Que Alice y Thiago estaban bajo mi hechizo y que el día que esa idiota desapareció y la llevamos al laboratorio, fui yo la que le golpeó por la cabeza. Pero fue pura suerte que estuviera en la ciudad.




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