—Raquel tenía un hermano. Su nombre era Dorian —continúa explicando la profesora—. Cuando su madre murió, él se reveló en contra de su hermana, proclamando que era muy débil. Además, culpó a Raquel por la muerte de su madre, ya que con su poder podría haberla salvado. El dolor y la venganza ennegreció su corazón y los ojos de Dorian se volvieron grises. Desde entonces, la guerra entre los hermanos y sus descendientes no ha parado.
—¿Cuando una persona se enoja, los ojos se le ponen grises? ¿Es en serio? —pregunta, Talia, con escepticismo.
—No, señorita Sprouse. Si eso fuera así, muchos de los aquí presentes serían así. —La iluminación en la estancia vuelve como al principio—. El elemento está conectado al corazón de cada uno de ustedes. Si una persona olvida lo que es amar, reír, llorar, y en su vida reinara el odio, rencor o sentimientos negativos tan profundos, pues su corazón se congelaría y se le tornarían los ojos grises. ¿Algo más?
—Si una persona se vuelve tan fría de esa manera, ¿existe la posibilidad de salvarlos? —pregunto con curiosidad.
Los ojos color café de la profesora recaen en mí y durante unos minutos reina el silencio.
—No existe ninguna prueba o evidencia que demuestre esa posibilidad. Una vez que eres convertido en Cold, no hay vuelta atrás. Muy bien, la clase terminó. Nos vemos la semana próxima. —Todos se levantan de sus asientos menos yo. En esta historia, algo no me gusta
—Brenda, espérame afuera. —Ella asiente y me levanto para acercarme a la profesora—. ¿Puedo hacerle una pregunta? —Asiente con lentitud—. Si la historia fue hace tanto tiempo, ¿quién la escribió? Literalmente, casi nadie vivió para contarlo.
—¿Cómo están tus padres? —Frunzo el ceño por el cambio de tema y ella sonríe ampliamente por mi gesto. Sus ojos color café brillan con emoción y cruza los brazos en su pecho al recostarse en la mesa—. Eres idéntica a ellos. Les extraño ¿sabes? Nanneth y Steve eran los mejores amigos que una persona podía querer y necesitar.
—Ellos están bien.
—Eres una persona muy sagaz, Allison. Respondiendo a tu pregunta. Raquel fue la persona que lo escribió. También tenemos en los archivos un diario de Dorian. Fuimos recopilando detalles y sucesos. De ahí se formó la historia. ¿Algo más?
—Eso es todo. Muchas gracias. —Salgo de allí, pero aún tengo mis dudas—. Brenda, ¿dónde está la biblioteca?
—¿Cuál? —pregunta, rebuscando en su mochila.
—¿Cómo que cuál?
—Allie, cada torre es una biblioteca con contenido de un elemento. ¿A cuál quieres ir?
—Esas torres miden al menos 20 metros de alto —opino, subiendo los escalones—. ¿La torre del medio tiene tanta información? Ese elemento no es tan usual como el resto.
—A esa biblioteca nunca he entrado. —Un estómago gruñó y no fue el mío.
—Hola, chicas —interviene Lilith—. ¿Van hacia el aula de física? —Brenda asiente y yo hice una mueca de asco.
—Después de esto tenemos química —añade Tom acercándose a nosotras.
—Historia, física y química en un día. ¡Uy, sí! ¡Qué emoción! —comento con ironía.
—Allie, no es tan malo —defiende Brenda sonriendo.
—Hazme el cuento mañana cuando te levantes con dolor en todo el cuerpo después de nuestra sesión de la mañana en el entrenamiento y luego los sesos derretidos por las mil fórmulas en las materias que tenemos ahora. —Todos abren los ojos aterrorizados por mi comentario—. ¿Ven? A esas caras me refería.
En la cena todo estuvo tranquilo. Tom nos contó sobre la investigación que llevaba a cabo. Algo de convertir el aire en agua. Es mucho más complicado que eso, pero para las personas como yo… con esas sencillas palabras me explicó lo suficiente.
—Valent, ese no es mi campo —finalizo, señalándolo con una papa frita.
—De eso todos estamos completamente seguros. —Brenda suelta una carcajada–. Casi le echas el agua caliente a Talia encima.
—Se los juro por mi madre. Todavía no sé cómo, pero Talia siempre está metida en el medio. Cada vez que hago algo, siempre termina encima o cerca de ella —me justifico.
—Eso es algo parecido a, ¿cómo el aceite caliente del sartén sabe dónde estamos parados? —por ese comentario de Brenda, reímos a carcajadas.
—En casa, a mí siempre me… —Un fuerte campanazo me interrumpe. El murmullo en el salón sube de tono casi al instante—. ¿Qué estará pasando? —La campana no deja de sonar. Las puertas del comedor se abren de un portazo.
—–Todos los estudiantes —habla la directora Rebeca—, diríjanse a sus habitaciones y no salgan de ahí hasta que se les avise. —El silencio reinó—. Vayan…ahora.
Todos comienzan a correr en estampida en dirección a la puerta principal. Me voy a levantar, pero Brenda me agarra del brazo.
—Como te metas ahí, vas a terminar como alfombra de piso —habla Lilith.
Cuando quedaban pocos, nos levantamos de nuestros asientos y salimos de allí. La directora cierra las puertas y se dirige hacia el lado contrario. Al verla, me detengo y doy dos pasos para seguirla.
—¿Qué haces? —pregunta Brenda. Tom y Lilith se habían ido hacia las escaleras.
—¿No tienes un poco de curiosidad? —comento, señalando con la cabeza por donde se había ido la directora.
—¿Y pensabas irte sin mí? —Entrelaza su brazo con el mío—. Vamos. Esta va ser nuestra primera aventura en “Elements”. —Niego con la cabeza sonriendo. Brenda está loca de remate.
Con mucho sigilo, seguimos a la directora cuando salía del instituto por la puerta principal en dirección al bosque. Al sentir el aire en mi rostro, lo supe y me detuve.
—¿Qué ocurre? —pregunta Brenda.
—Algo no está bien —contesto, mientras seguimos nuestro camino por la planicie alumbrada solamente por la luz de la luna—. En nuestro camino no vimos ningún profesor. ¿No crees que es algo raro? Puedo sentir que algo está pasando y no me parece que sean arcoíris y unicornios. Puedes regresar si…
—¡Ni hablar! —me interrumpe—. No pienso dejarte sola. –Seguimos caminando y nos adentramos en el bosque—. Este lugar es un poco aterrador de noche. Oye… ahora es que verdaderamente lo siento. —Se agacha y toma entre sus dedos un poco de tierra—. Algo está pasando. —Se levantó del suelo y deja caer la tierra—. ¿Dónde está la directora?
Editado: 04.10.2024